Nuestra sexualidad comienza a desarrollarse desde el momento en que nacemos y evoluciona con el paso de los años. Esta estrategia biológica se encuentra influenciada por toda una serie de factores que incluyen a nuestra anatomía, psicología, condiciones físicas y niveles hormonales. La suma y la interdependencia de estos elementos nos lleva a desarrollar el impulso sexual.
Como sabemos, la sexualidad es un tema bastante complejo y es imposible entenderla solo desde su función reproductiva, en su expresión se suman una serie de distintos factores afectivos, deseos, actitudes, conductas, fantasías, etc.
Además, a veces olvidamos la influencia que ha infligido La Iglesia Católica sobre la sexualidad durante cientos de años. Pero, no solo el catolicismo condiciona nuestra visión del sexo y todo lo que le rodea, de hecho tener fe o una creencia religiosa no está reñido con vivir una vida sexual plena. Sin embargo, la cantidad de falsa información que encontramos en internet, las películas y los programas de televisión, sin olvidar la forma que tiene la pornografía de presentar los encuentros sexuales, conduce a la formación y el mantenimiento de numerosas falsas creencias. Muchos jóvenes, actualmente, siguen cultivando mitos que no tienen ningún tipo de respaldo científico o fundamento.
Para obtener una comprensión completa de las relaciones emocionales humanas y nuestros cuerpos, es importante desmentir los mitos comunes que envuelven a la salud sexual y la sexualidad en general. En este artículo discutimos los conceptos erróneos más significativos que rodean estos temas.
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¿Qué mitos rodean a la sexualidad?
Un mito es una idea que no está probada por la ciencia, pero que se cree ampliamente que es verdadera, es decir, muchas personas la consideran cierta. A estas creencias a menudo se les atribuyen, además, cualidades adicionales debido a su uso generalizado o a través de la cultura dominante. Cómo carecen de respaldo o fundamento son muy difíciles de refutar.
La cultura y la tradición a menudo están impulsadas por mitos y prejuicios que nublan la percepción de la realidad de las personas. Estos mitos pueden conducir a comportamientos indeseados, incluso nocivos, que las personas creen que son correctos cuando no lo son. En el caso de la sexualidad, los mitos pueden afectar al desarrollo de una vida sexual y afectiva plena e incluso conducir a mantener conductas de riesgo con consecuencias sobre la salud sexual.
Corregir estos mitos requiere la difusión de información clara, fácil de entender y accesible para todas las personas. Además, es vital la transmisión de una educación sexual que proporcione conocimientos útiles sobre la sexualidad y permita el desarrollo de una vida sexual sana, responsable y placentera.
1. En el ámbito sexual hay comportamientos normales y anormales
La palabra normal puede referirse a muchas cosas, pero a menudo incluye cumplir con un cierto estándar. En el ámbito de la sexualidad, la subjetividad juega un papel fundamental, ya que lo considerado normal puede variar mucho de una persona a otra. Por ejemplo, si cogemos dos grupos distintos de personas, uno puede juzgar diferentes comportamientos sexuales como normales, y el otro no.
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2. Cuanto mayor sea el tamaño del pene, mejor
La creencia de que el tamaño del pene influye sobre la calidad del encuentro sexual está enormemente arraigada en la sociedad. Esto ocurre porque la longitud del miembro se relaciona directamente con el concepto de “masculinidad” que existe en el mundo actual. Pero, la realidad es que el tamaño no presenta una correlación directa con el placer que se puede obtener durante una relación de índole sexual, hay que tener en cuenta otros factores como la excitación o el tamaño de la vagina en la ecuación.
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3. La eyaculación precoz es una cuestión de inexperiencia
Es cierto que la eyaculación precoz puede darse con más frecuencia en las primeras veces, ya que los nervios y la excitación a la hora de mantener un encuentro sexual pueden influenciar en que una persona eyacule antes de lo deseado. Sin embargo, los adultos también pueden padecer este tipo de disfunción y existen tratamientos que pueden ayudar a tratarla.
4. El himen queda roto al perder la virginidad
Se define como virginidad al estado de alguien que no ha tenido nunca sexo. Sin embargo, los conceptos de sexo y de virginidad varían según las personas. Además, hablar de “perder la virginidad” y entender la experiencia sexual como una pérdida de algo son nociones que tienen que evolucionar.
El himen es una fina membrana que se encuentra en la entrada de la vagina. En general, hay mucha confusión en cuanto a su anatomía, mucha gente piensa que cubre completamente la vagina y que en algún momento, al estirarse, este se abre. Sin embargo, el himen, normalmente, ya tiene un agujero por donde pasa la menstruación o los tampones. Es cierto, que la rotura puede ocurrir la primera vez que se tiene sexo vaginal, y puede conducir a un poco de dolor o sangrado. Sin embargo, esto no es lo común, el himen puede romperse de otras maneras, usualmente haciendo deporte, o introduciendo algo en la vagina.
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5. Solo la penetración conduce al orgasmo
Falso. Las diferencias en las que las personas de distinto sexo alcanzan el orgasmo pueden generar una serie de expectativas erróneas de como se produce un encuentro sexual satisfactorio. Aunque algunas personas con vagina pueden llegar al orgasmo gracias a la penetración, la mayoría de las personas lo consiguen a través de la estimulación del clítoris mediante otras prácticas como la masturbación o el sexo oral. Una comunicación efectiva con el compañero o la compañera sexual y hablar de lo que se espera de la relación ayuda a identificar lo que el otro necesita y lo que considera un encuentro satisfactorio.
6. La masturbación es cosa de hombres
Aunque este ha sido un tema tabú mucho más en mujeres que en hombres. En realidad, la masturbación tiene más beneficios que perjuicios y, de hecho, es igual de beneficioso para ambos sexos. Aunque, se dice que los hombres deben eyacular con frecuencia para evitar dolores en los testículos y renovar el esperma; los beneficios de la masturbación son más de índole psicológica; mejoran el humor y el estado de ánimo general.
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7. El placer pasa obligatoriamente por la genitalidad
Como sabemos, nuestro cuerpo posee distintas zonas erógenas, la estimulación de estas también puede conducir a la excitación sexual. El estímulo de los labios, el cuello, los pechos, los pezones, la parte interna de los muslos, la nuca, las orejas y el perineo puede causar un enorme placer. Incluso algunas personas pueden llegar al orgasmo sin la necesidad de estimular los genitales.
8. No se pueden tener sexo durante la menstruación
Esta idea no responde a ningún criterio de salud. Puede ser que por falta de información o por vergüenza, algunas personas prefieran no mantener relaciones sexuales durante la menstruación, pero hacerlo no supone ningún riesgo. En cuanto a la falta o el aumento del apetito sexual no existe una regla universal, algunas personas experimentan un incremento debido a los niveles de estrógeno y otras personas, al contrario, muestran una disminución de la líbido. El sexo, en algunos casos, puede ayudar a reducir los dolores menstruales.
9. Únicamente los hombres pueden eyacular
La eyaculación femenina también existe, aunque al contrario que la masculina, no tiene un papel en la reproducción. Las mujeres tienen próstata y su función es eyacular; sin embargo, no existe mucha información sobre su verdadera naturaleza y como se debe estimular.
10. Los anticonceptivos provocan infertilidad
La respuesta a este mito es: depende. Los métodos anticonceptivos más usuales son reversibles, incluso la vasectomía puede serlo. Aunque, cuanto más tiempo haya pasado, menos probabilidades habrá de éxito de la reversión. Al contrario, en su mayoría la ligadura de trompas no es reversible.
11. Los alimentos afrodisíacos funcionan
No existe un respaldo científico que avale esta idea. Parecería ser que esto tendría más que ver con la sugestión psicológica que con los verdaderos efectos de este tipo de alimentos en el deseo sexual.
12. El impulso sexual es más intenso en los hombres
El sexo siempre ha estado sometido a factores culturales y sociales. El deseo sexual siempre ha estado mejor visto en hombres que en mujeres, y esta barrera -aunque en menor medida- sigue siendo válida en la actualidad. Por lo que es difícil saber realmente en cuestión de biología si el impulso sexual es más fuerte en hombres que en mujeres.
13. El sexo deja de ser importante con la edad
No existe una edad máxima para tener sexo, la sexualidad no termina hasta que morimos. Sin embargo, el desconocimiento sobre la sexualidad en la tercera edad alimenta toda una serie de mitos, como que esta deja de ser importante.
14. La viagra es la solución más efectiva para tratar la disfunción sexual
Si bien la viagra es un fármaco que ayuda a tratar la disfunción eréctil, no es el único. Existen, además de la viagra, distintos medicamentos de administración oral que actúan como primera línea frente a la disfunción eréctil y producen pocos efectos secundarios. Actualmente, también se recomienda otro tipo de tratamientos, como la terapia psicológica, para abordar los problemas sexuales.
15. Masturbarse afecta a la fertilidad y a la salud general
Ni masturbarse produce infertilidad, ni es malo para la salud. Es más, la masturbación aporta numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos. Ayuda a mejorar el estado de ánimo general y algunos estudios sugieren que puede ayudar a evitar el desarrollo de cierto tipo de cánceres malignos.