Durante años, muchas personas han dado por supuesto que ir al psicólogo es algo que debe dar vergüenza reconocer, algo que debe ser ocultado para que no quede expuesto a la vista de los demás. Sin embargo, el estigma de la psicoterapia se ha desvaneciendo hasta casi desaparecer en buena parte de los países de la cultura occidental.
El motivo es que, como todo estigma, solo se fundamentaba en creencias equivocadas acerca de este tipo de intervenciones en pacientes, y el paso del tiempo ha ido dejando al descubierto estos mitos a una velocidad endiablada.
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¿Qué es un estigma?
Buena parte de las opiniones que nos formamos acerca de lo que nos rodea proviene de lo que generaciones anteriores a la nuestra pensaban sobre ese tema.
Eso es lo que tiene vivir inmersos en una cultura: que casi todas las cosas que pensamos son “prestadas” de otros que las pensaron antes que nosotros. Por ejemplo, está muy bien creer que nuestra actitud frente a la política nos define como librepensadores, pero tan solo hace falta pensar en el aborto para darse cuenta de que lo ocurrido durante los últimos siglos condiciona totalmente el modo en el que estamos a favor o en contra de esa práctica.
Para bien y para mal, nuestra vida psicológica es heredara de la vida psicológica que tuvo lugar anteriormente en las regiones en las que habitamos o hemos llegado a habitar. Y esto es especialmente notorio en el caso de los procesos de estigmatización, que tanto daño han hecho a lo largo de la historia.
¿Qué es un estigma? Desde el punto de vista de la sociología y de la psicología social, consiste en una serie de connotaciones negativas y reacciones emocionales adversas asociadas de manera arbitraria a un colectivo o a una actividad. Como ejemplo de estigmatización de colectivos, un caso claro es la que han sufrido los judíos, y como ejemplo de estigmatización de actividades, lo podemos encontrar en los oficios considerados indignos y cuyo ejercicio no daña a nadie en particular.
Esto último es lo que ha pasado durante décadas con el hecho de ir al psicólogo, algo que hasta no hace tanto era visto como un síntoma de debilidad o de total desconexión con la realidad.
¿Por qué está desapareciendo el mito de ir al psicólogo?
Tal y como hemos visto, el estigma se fundamenta en una mezcla de ignorancia y de predisposición a tener motivos para discriminar a ciertos grupos de personas. No existen motivos razonables para tratar peor a las víctimas del estigma, pero como existe una tendencia cultural que lleva a hacerlo (y a veces incluso mecanismos legales e institucionales), se sigue la corriente, se imita lo que hacen y piensan los demás, las mayorías con el poder de discriminar.
Ahora bien… ¿Por qué ha existido el estigma de ir al psicólogo, pero se ha ido desmoronando rápidamente en los últimos años? Es difícil encontrar una respuesta sencilla a esto, pero aquí veremos varios factores que, como profesional de la psicología, creo que han influido.
1. El respaldo científico de la psicoterapia
Hace tiempo que la psicoterapia dejó de basarse en experimentos basados en el ensayo y error, viendo si algo ayudaba por casualidad a los pacientes.
Actualmente, se conocen muchos de los mecanismos psicológicos básicos que ayudan a debilitar los patrones de comportamiento y de pensamiento que hacen sufrir a las personas y que pueden ser intervenidos a través de la psicoterapia. Y también se sabe cómo aprovechar esos mecanismos para no solo mitigar gran parte del malestar, sino generar nuevas fuentes de felicidad ayudando a que los pacientes incorporen hábitos adecuados a su día a día.
Evidentemente, no se trata de una ciencia exacta como las matemáticas y hay margen para la incertidumbre acerca de lo que funcionará y lo que no (tal y como ocurre con la medicina aplicada a la salud mental), pero décadas de investigación en Psicología permiten confiar en determinadas estrategias y herramientas terapéuticas.
Hoy, el tipo de intervención psicológica con mayor evidencia científica sobre su eficacia es la terapia cognitivo-conductual, corriente desde la que partimos buena parte de los psicólogos de España.
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2. Los ejemplos de celebridades que van al psicólogo
Puede parecer una tontería, pero el simple hecho de ver que personas a las que se admira y que gozan de muy buena imagen nacional o internacionalmente van al psicólogo es más potente que muchas campañas de Relaciones Públicas.
En muchos casos, además, estas personas famosas no muestran ningún reparo en decir que han asistido o asisten a psicoterapia; entienden que es una información relevante por el hecho de ser personas con una fuerte vida pública, y que no daña a su imagen porque no pretenden dar una imagen de perfección artificial. Es el caso de artistas y deportistas como Angelina Jolie, Andrés Iniesta, Sophie Turner, Leiva, y muchos más.
3. El boca-oreja
Algo que funciona no puede permanecer en la sombra durante mucho tiempo. La utilidad de la psicoterapia ha ido pasando de una persona a otra en forma de consejos y recomendaciones, y muchos pacientes hacen que otras personas con problemas y necesidades determinadas caigan en la cuenta de que ir al psicólogo tiene todo el sentido del mundo.
4. El cambio de valores
No todos los motivos de que la psicoterapia esté bien vista tienen que ver con méritos de los propios psicólogos. También es cierto que se ha dado un cambio de valores en buena parte de la sociedad de Occidente. Hoy día se pone énfasis en la necesidad de no prejuzgar, de no caer en la trampa de odiar por odiar, de excluir por excluir, y no alimentar una mentalidad hipócrita basada en acusar a otros por no encajar con un modelo de perfección que nadie cumple.
Las 5 claves para elegir un buen psicólogo
Más allá de los mitos que hayan estado circulando acerca de lo que supone ir al psicólogo, es cierto que no todo el mundo tiene la información necesaria para que, una vez que han decidido que quieren asistir a terapia, pueden elegir bien. Estas son algunas claves para realizar la mejor elección al decidir a qué profesionales recurrir. Hay que fijarse en:
1. La experiencia
El ejercicio de la psicoterapia se fundamenta en mucha práctica; alguien que solo tenga la teoría probablemente no podrá llegar a todo lo que se le pide.
2. La especialización
Existen muchos perfiles de psicoterapeutas; por eso, lo mejor es afinar el tiro y acudir a uno que sepas que sabe tratar el problema que tienes, entre otros.
3. Recomendaciones y reconocimientos
Si puedes, busca recomendaciones del psicólogo o psicóloga que te ronda por la mente. También es una buena idea ver sus acreditaciones.
4. Actualización
En el mundo de la psicología siempre hay novedades; por eso, los mejores profesionales siempre se están formando: acudiendo a seminarios, realizando cursos, etc.
5. Transparencia
Es importante contar con la información básica sobre un profesional antes de acudir a la primera sesión de psicoterapia. Fíjate en el grado de disponibilidad de la información sobre su trayectoria laboral y académica.