La crisis del coronavirus ha generado una verdadera ruptura en todo tipo de convenciones sociales, y nos ha obligado a todos a tomar una serie de medidas especiales durante celebraciones navideñas o de cualquier otro tipo.
Sin embargo, más allá de las restricciones y precauciones aplicadas para minimizar los riesgos de contagio, hay otra serie de ajustes que debemos realizar para adaptarnos a las circunstancias de una Navidad en pandemia. Estas son de carácter menos objetivo y tienen que ver con la Psicología: ¿qué hacer para gestionar emocionalmente estas festividades en una época de crisis social y sanitaria? Veamos varios consejos al respecto.
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Consejos para gestionar psicológicamente una Navidad en pandemia
A continuación te damos varias pautas de comportamiento y consejos útiles para no solo velar por tu salud física (y la de los demás), sino también hacer lo posible por potenciar el bienestar emocional durante unas Navidades marcadas por el coronavirus. Algunas de ellas son aplicables a las festividades de Navidad de cualquier año, y otras están pensadas específicamente para la crisis del COVID.
1. Fijar un techo de gasto ante las ganas de “compensar”
Una de las principales preocupaciones que tienen lugar durante las fechas navideñas es el gasto que suponen para la mayoría de las familias la celebración de todo tipo de eventos, fiestas y comidas abundantes con familiares y seres queridos. En este fenómeno hay una parte de presión social avivada por las campañas de marketing y el consumismo. Además, muchas personas intentan gastar mucho para compensar la imposibilidad de pasar unas navidades juntos (o el hecho de pasarlas con muchas limitaciones físicas).
No caigas en esa trampa: si algo hace especial la Navidad es su carácter simbólico y el hecho de que es una excusa para reforzar vínculos con nuestros seres queridos, y esto es independiente de lo que se compre o se deje de comprar.
Así, con el fin de no agobiarnos excesivamente y no encontrarnos con sorpresas en nuestras finanzas a final de mes es recomendable fijar con anterioridad un gasto máximo que no debe ser superado durante las celebraciones.
Esto supone un gran alivio para muchas personas preocupadas por su situación económica en Navidad, ya que nos asegura un control previo sobre todos los gastos que se van a suceder durante una semana o más.
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2. Realizar el test antes de la reunión
Otro de los consejos más útiles para pasar unas navidades lo más seguras posibles en tiempos de pandemia es proponer que todos los miembros de la familia hagan aunque sea un test rápido antes de la cena o de cualquier otra reunión de personas no convivientes.
De esta forma no solo podremos mantener bajo mínimos el riesgo de contagiar el coronavirus a personas mayores o familiares vulnerables que tengan más riesgo al contraer la enfermedad, sino que también repercutirá en el estado de ánimo de los asistentes y será posible sacarle más partido a la velada. No olvidemos que la ansiedad es muchas veces una respuesta a la incertidumbre, y minimizarla en un contexto de riesgo de contagio nos permitirá no estar distraídos por el temor al virus.
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3. Aprovechar el potencial tecnológico de las videollamadas
Hoy en día, la asistencia o no asistencia a una cena de Navidad es relativa: las videollamadas ofrecen una conexión en directo que permite hablar y “estar ahí” virtualmente, algo de lo que se pueden beneficiar personas de todas las edades.
4. Hacer los preparativos con antelación
Otra de las claves esenciales para pasar unas navidades lo más tranquilas posibles tanto en período de pandemia como sin ella es organizar de manera eficiente y con antelación cada uno de los festejos programados. Además, esto evitará que terminemos gastando mucho por “compensar” la falta de planificación, algo que ya vimos que puede ocurrir. Esto es importante no solo para evitar problemas económicos, sino también para disfrutar de la Navidad sin sufrir por los sentimientos de culpa.
Por eso resulta tan importante que cada miembro de la familia se comprometa a colaborar para que todo salga correctamente y no dejar para el último momento ni la compra de los regalos ni la preparación de la comida.
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5. Abrir las ventanas
Abrir las ventanas unos minutos con cierta frecuencia cuando nos encontramos en lugares bajo techo con otras personas de distintos grupos burbuja o personas convivientes se ha convertido durante los últimos años en uno de los protocolos navideños más habituales. Las investigaciones científicas realizadas al respecto demuestran que en exteriores el riesgo de contagio es muy bajo, así que cuanto más hagamos por convertir el lugar de la comida o cena en una terraza, mejor, y además redundará en la sensación de Seguridad de las personas presentes.
6. Mantener las distancias
Otro de los protocolos de seguridad para hacer frente a los contagios que ya se han convertido en normas de convivencia durante el día a día es el de mantener la distancia de metro y medio entre personas tanto al aire libre como en el hogar. Esto pasa por evitar abrazos largos y contacto estrecho, pero no debería dificultar mucho la comunicación en una mesa grande en la que sea posible mantener un metro y medio entre nosotros y las personas más vulnerables a los problemas de salud. Y en la medida de lo posible, debemos intentar que los comensales se sienten dejando entre sí una distancia mayor de la habitual.
7. No obsesionarse con la desinfección de superficies
Las investigaciones realizadas sobre dinámicas de contagio muestran que el riesgo de que el coronavirus sea transmitido mediante el contacto directo con superficies es bajo (al menos con las versiones previas a ómicron). Por eso, si bien lavarse bien las manos es más importante que en otras circunstancias, conviene no obsesionarse con desinfectarlo absolutamente todo y dedicar nuestros esfuerzos a otras medidas de prevención más eficaces.
8. Recordar a los que no están
Las fechas navideñas son un período de celebración con familiares y allegados en el que también se suele recordar a aquellos seres queridos que ya no están sentados en la mesa con nosotros.
Estar en familia o con otros seres queridos es una buena oportunidad para compartir los recuerdos y arropar a los demás en los posibles sentimientos de malestar vinculados al duelo.
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9. No obsesionarse con la perfección del evento
Algunas personas que presentan elevados niveles de autoexigencia pueden llegar a obsesionarse con el protocolo y con que todo salga bien durante la celebración, e incluso frustrarse mucho en caso de que no sea así.
Durante la cena de Navidad y en celebraciones posteriores es importante relajarse y ocupar el tiempo en pasarlo bien junto a nuestros familiares, sin obsesionarse con que todo salga bien, con la comida que se va a servir o la ropa que vestiremos.
10. Si no lo veis claro, posponer la cena no es una derrota
La cancelación de eventos sociales de todo tipo está a la orden del día y en la actualidad también es habitual que muchas cenas navideñas acaben cancelándose o posponiéndose por motivo del algún contagio.
De igual manera, en caso de que exista un riesgo alto de contagio para personas muy mayores o enfermas también es recomendables posponer la cena para más adelante, ya que lo importante al fin y al cabo es estar juntos, no el cuándo.