La hipótesis del hijo sexy: explicando la selección sexual

Esta explicación de la selección sexual pone el foco en la belleza de la descendencia masculina.

La hipótesis del hijo sexy

¿Qué conduce a que una hembra seleccione a un macho de entre tantos? desde que Richard Dawkins hablara del gen egoísta, varios científicos evolucionistas han tratado de explicar a cómo las hembras eligen a sus parejas en la mayoría de las especies sociales.

Una de las teorías propuestas es la hipótesis del hijo sexy, la cual no deja indiferente a casi nadie con su más que llamativo nombre. Veamos cómo explica el proceso de selección reproductiva y cómo se relaciona con la evolución.

La hipótesis del hijo sexy

La hipótesis del hijo sexy es una de las teorías evolucionistas más conocidas, especialmente por su particular nombre. Si bien sus orígenes se remontan a Richard Fisher en 1930, tal y como está formulada hoy en día se la debemos a Patrick J. Weatherhead y Raleigh J. Robertson de la Queen University, quienes aclararon sus postulados en 1979.

Esta hipótesis plantea que la selección de una potencial pareja reproductiva por parte de la hembra tiene en cuenta cómo de atractivos serán los hijos que surjan de reproducirse con un macho u otro. Así, si los hijos varones son atractivos, estos, cuando crezcan, serán escogidos por otras hembras, lo cual hará que los genes de la primera hembra consigan pasar de generación en generación.

Dentro del marco teórico de la hipótesis del hijo sexy se le da más importancia a un factor indirecto, como es la belleza estética de la potencial pareja, antes que aspectos más directos como son su dominio territorial, fortaleza física o longevidad. A la hembra le importa más tener mucha descendencia más que tener hijos y nietos aventajados en cuanto a fuerza se refiere.

La hembra elige, la especie evoluciona

Desde que fue formulada la biología evolucionista, se ha defendido la idea de que uno de los factores fundamentales en la supervivencia y evolución de una especie es cómo sus hembras seleccionan a los machos más deseables.

En relación con esto, Richard Dawkins, en su famoso libro de El gen egoísta (1976), ya defendió la idea de que en especies animales las hembras escogen a machos con los mejores genes. Los machos compiten entre sí para que muchas hembras los seleccionen, y las hembras escogen a uno de ellos, el que mejor sea, para tener hijos casi tan deseables como su padre.

En relación con la hipótesis del hijo sexy, si las hembras seleccionan a machos físicamente atractivos, entonces sus hijos serán físicamente atractivos también. Esto hará que sus hijos sean también escogidos por otras hembras una vez alcancen la edad adulta y, a su vez, asegurará tener varios nietos, haciendo que su carga genética sobreviva y se reproduzca.

El conflicto sexual

Como ya íbamos diciendo, las hembras tratan de escoger el mejor macho mientras que los machos quieren reproducirse con la máxima cantidad de hembras posibles. Es decir, las hembras van a por la calidad mientras que los machos van a por la cantidad.

Como los machos no son los que, en la mayoría de las especies, tienen que dar a luz a sus hijos, pueden fertilizar a varias hembras en un corto período de tiempo, teniendo muchos hijos de calidad genética muy variable. Algunos de estos hijos no llegarán a la edad adulta, pero como son muchos, siempre cabrá la posibilidad de que sean varios de ellos quienes sí logren reproducirse, y así pasar los genes masculinos a la siguiente generación.

En cambio, las hembras, también en la mayoría de las especies mamíferas y sociales, solo pueden tener uno o dos hijos a la vez. Es por este motivo que optan por buscar al macho con mejores características y, dentro de la hipótesis del hijo sexy, aquel que sea más agraciado físicamente. Su éxito reproductivo depende directamente de cómo de atractivo llegue a ser su hijo varón. Si éste no atrae a otras hembras, la carga genética de la madre no pasará a la siguiente generación.

Es por este motivo que podemos entender que el conflicto sexual entre hembras y entre machos es diferente. Los machos compiten para asegurarse de que solo sea uno el que o bien logre tener derecho a reproducirse o bien, en las especies más violentas, sea el que logre sobrevivir y conseguir hacer el coito con las hembras del grupo.

Las hembras, en cambio, su competición es distinta, si es que llega a haberla. Puede que tengan que luchar para asegurarse de que los machos reparan en ellas, aunque como la mayoría de ellos tienden a por la máxima cantidad, es bastante poco probable que se olviden de copular con alguna de ellas.

La teoría de los buenos genes

Relacionada con la hipótesis del hijo sexy tenemos la teoría de los buenos genes, la cual está directamente relacionada con el hecho de que las hembras seleccionen a los mejores machos, pero sin que la belleza física sea el único factor tenido en cuenta. Dado que a menudo solo pueden tener uno o dos hijos en un corto período de tiempo, las hembras prefieren que los pocos hijos que van a lograr tener tengan buenas características, las cuales le supongan ventajas evolutivas.

La teoría de los buenos genes, especialmente explicada para el caso de la poliandria, propone que las hembras que encuentran a mejores machos, se acuestan con nuevos para asegurarse de que los huevos u óvulos que tienen sean fertilizados con el esperma del macho de mejor calidad.

La hipótesis del hijo sexy y la teoría de los buenos genes están relacionadas. Al igual que con los buenos genes, la hipótesis del hijo sexy asume la existencia de beneficios genéticos indirectos que son capaces de compensar cualquier rasgo reproductivo directamente observable, como es fuerza física y cuidados parentales, para tener éxito reproductivo.

La principal diferencia entre la teoría de los buenos genes y la hipótesis del hijo sexy es que en la del hijo sexy se asumen que este factor indirecto se debe al preguntarse cómo de atractivos serán los hijos en base a acostarse con un determinado macho. En cambio, en la teoría de los buenos genes se tiene en cuenta el éxito reproductivo en base a la supervivencia de los individuos por poseer características ventajosas para el ambiente o el contexto en el que se encuentran.

Hipótesis del hijo sexy en humanos

La hipótesis del hijo sexy se ha extrapolado al éxito reproductivo en la especie humana. Las investigaciones apuntan que durante el período más fértil del ciclo menstrual las mujeres tienden a sentirse más atraídas hacia hombres con rasgos tradicionalmente masculinos, especialmente siendo físicamente atractivos y con rasgos atribuibles a haber estado expuesto a mayores niveles de testosterona durante el desarrollo fetal.

En cambio, cuando el ciclo menstrual ya ha remitido y las mujeres son menos fértiles, tienden a sentirse atraídas hacia hombres con características faciales más femeninas. Cabe decir que los estudios que han llegado a estas conclusiones son bastante críticables, además que estas afirmaciones se siguen discutiendo.

Atractivo físico y multiorgasmia

De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la Universidad de Oakland, publicada en el Journal of Personality and Individual Differences, se vio que cuando más atractivo es el hombre con el que se copula, la mujer tiende a tener más orgasmos, algo que de primeras podría parecer una obviedad.

El hecho de tener varios orgasmos al acostarse con un alguien atractivo se puede relacionar con la hipótesis del hijo sexy. La mujer se encuentra mucho más receptiva a una pareja atractiva, la cual hará que, en caso de tener hijos con ella, ésta descendencia sea igualmente seleccionable y, a su vez, garantice la supervivencia de los genes de la mujer.

También se ha visto que la posibilidad de que una hembra llegue al orgasmo no depende únicamente de su juicio subjetivo de cuán atractiva es la pareja con la que está manteniendo relaciones sexuales, sino también cómo de atractivo es visto el hombre por las hembras de la zona.

¿Y por qué no hipótesis de la hija sexy?

Hasta aquí, la hipótesis del hijo sexy se ha hecho desde la línea masculina de la reproducción. Con esto queremos decir que, en base a lo que ésta hipótesis postula, la idea de tener relaciones sexuales con el varón más atractivo es la de tener hijos varones también atractivos y que estos, llegados a la edad adulta, consigan acostarse con un alto número de mujeres. No obstante, poco se ha habla del tener hijas sexies.

¿Son las hembras también receptoras de esos genes que las harían deseables como a sus hermanos, los hijos sexies? ¿Es importante que las hembras sean atractivas para los machos, si igualmente estos copulan con cualquiera de ellas?

De acuerdo con los doctores Raj Persaud y Peter Bruggen, y teniendo en cuenta lo que hemos comentado con anterioridad en este mismo artículo, los hombres, o machos en la mayoría de las especies, tienden a preocuparse más por la cantidad que por la calidad, siendo mucho menos selectivos a la hora de escoger una pareja que en comparación con las mujeres o hembras.

Es por ello que la influencia de la carga genética femenina parece ser menos decisiva para los machos y, por lo tanto, no teniendo importancia cuán de atractiva es la hembra para ellos.

Referencias bibliográficas:

  • Sela, Y. & Weekes-Shackelford, V. & Shackelford, T. & Pham, M. (2015). Female copulatory orgasm and male partner’s attractiveness to his partner and other women. Personality and Individual Differences. 79. 10.1016/j.paid.2015.02.008.
  • Huk, T., Winkel, W. (2008), Testing the sexy son hypothesis—a research framework for empirical approaches, Behavioral Ecology, 19,(2) 456–461, https://doi.org/10.1093/beheco/arm150
  • Weatherhead P. J., Robertson R. J. (1979). "Offspring quality and the polygyny threshold: 'the sexy son hypothesis". The American Naturalist. 113 (2): 201–208. doi:10.1086/283379. JSTOR 2460199.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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