Jorge Cremades: ¿humor simplón o banalización del machismo?

Este humorista español se ha convertido en un fenómeno viral perseguido por las críticas.

Gonzoo.es

Entre la gente joven hispanohablante y habituadas a utilizar Internet, pocas personas hay que no conozcan a Jorge Cremades. Este humorista de 28 años se ha hecho famoso gracias a sus vídeos de Vine y Facebook, los cuales le han valido para hacer que su página de fans en esta última red social acumule más de 5 millones de seguidores.

Pero Cremades es algo más que un fenómeno viral; también se ha convertido, para muchas personas, en uno de los mayores representantes del machismo socialmente aceptado en España y, por consiguiente, en uno de los humoristas que reciben más críticas.

¿Hasta qué punto lo que hace Jorge Cremades es solo humor? ¿Están justificadas las críticas hacia él? Intentemos responder a estas preguntas a través de un concepto psicológico: la Teoría de Cultivo.

La polémica de Jorge Cremades

Los vídeos de Jorge Cremades han recibido críticas desde que se empezaron a viralizar, aunque el hecho que hizo que Internet se convirtiera en un campo de batalla entre defensores y detractores de su trabajo fue la publicación de uno de sus artículos en la revista Cosmopolitan hace algunos meses.

En ese texto, el humorista daba una serie de "consejos para hombres" acerca de cómo debían afrontar las vacaciones en pareja para que todo salga bien. Sin embargo, ni el contenido de este texto ni el tipo de humor en el que se fundamentaba eran diferentes a los que Cremades utiliza en todos sus vídeos.

Es decir, que todo consistía básicamente en una caricaturización de las diferencias entre hombres y mujeres (plasmadas mediante roles de género) y el modo en el que estas se reflejan en el modo en el que ambos sexos se relacionan. Por ejemplo, remarca la importancia de ir a un restaurante en el que sirvan "ensaladas fresquitas" para ellas mientras que ellos se puedan "hinchar a comer y mezclar todo tipo de platos".

A su vez, en sus vídeos se ven situaciones como un grupo de hombres que discuten sobre quién debe acompañar a casa a una mujer borracha o un amigo que rescata a Cremades cuando la novia de este le pide su móvil por haberse quedado sin batería.

¿Un modelo a seguir o un comediante?

En un mundo en el que se diera por supuesto que todo lo que queda expresado en gags de humor no tiene un efecto sobre la realidad social ni sobre sus colectivos, los vídeos de Jorge Cremades no habrían generado polémica. En sus diálogos no hay frases que resulten directamente ofensivas con insultos claros hacia colectivos, al estilo de los discursos de partidos políticos xenófobos y racistas.

Pero eso es normal, porque Jorge Cremades no se dedica a la política profesional, sino al humor. Las críticas hacia su trabajo se centran en el mensaje implícito de sus vídeos, no en el contenido literal de los diálogos. Las situaciones que muestra pueden parecer ridículas, pero no son lo suficientemente diferentes a los roles de género reales como para que nos parezcan totalmente descabelladas.

Hay una parte de la realidad que puede ser alimentada y legitimada por esos vídeos de humor, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con los actos brutales que vemos en series como Juego de Tronos, ambientados en algo muy alejado de nuestra cotidianidad. Esa parte de los vídeos de humor que se percibe como algo parecido a lo que ocurre realmente puede llegar a alimentar a esta última, restándole importancia.

Y, si a esto le sumamos que la audiencia mayoritaria de Cremades es muy joven, aparece la raíz del rechazo a estos gags: la posibilidad de que sigan inoculando fenómenos sociales y psicológicos dañinos, como sesgos implícitos sobre roles de género y orientaciones sexuales, división del trabajo, cosificación del cuerpo de la mujer, etc.

¿La política choca con el humor?

Las críticas a Cremades no nacen porque este produzca ideas que no serían aceptables en ningún contexto, al estilo de lo que ocurre cuando el integrismo religioso clama por destruir representaciones heréticas. Las críticas ocurren porque se entiende que en el contexto actual ciertos mensajes implícitos pueden tener un impacto social negativo. Es ahí donde la ideología entra en contacto (o más bien en colisión) con el humor, algo que supuestamente está más allá de cualquier pensamiento político.

Para ciertas ideologías, el impacto que pueda generar Jorge Cremades es totalmente indeseable y por eso se tratará de incluir a este humorista en el marco de representantes del machismo; no porque él a título personal tenga por qué serlo, sino porque a la práctica su trabajo puede alimentar una ideología sexista.

Para otras ideologías, lo que puede verse en estos vídeos es, más allá del humor, cómo debería funcionar la sociedad, y desde esta posición se puede reivindicar el trabajo de Cremades como un reflejo de cómo son hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, más allá de "los complejos de lo políticamente correcto".

Finalmente, un tercer grupo de personas se limita a señalar que el humor es humor y que no tiene un efecto político ni propagandístico. Solo estos últimos actuarán como si la política y el humor nunca entrasen en contacto, aunque eso es una suposición que no tiene por qué cumplirse, tal y como señala la Teoría de Cultivo.

La Teoría de Cultivo

Así pues, lo que realmente genera críticas es la posibilidad de que cada uno de los gags de Jorge Cremades no sea una broma acerca de un hombre en concreto reaccionando ante una mujer particular (ya que a fin de cuenta ambos son personajes ficticios) sino una norma no escrita acerca de cómo la figura del hombre interactúa con la figura de la mujer. A fin de cuentas, la historia ha mostrado que los discursos implícitos basados en el "esto es así" fácilmente pueden transformarse en una versión alternativa: "esto debe ser así".

Esto entronca con una teoría de la comunicación conocida como Teoría de Cultivo, basada en una idea relativamente simple: cuanto más nos exponemos a contenidos ficticios y no ficticios transmitidos por la televisión, Internet y medios digitales en general, más asumimos la creencia de que la sociedad es tal y como es descrita en lo que se ve en la pantalla.

Si asumimos que este principio de la Teoría de Cultivo se cumple siempre, los vídeos de Jorge Cremades tendrían un efecto directo en el modo en el que su audiencia concibe los roles de género y su forma de plasmarse en la sociedad. La presuposición de que "es solo humor" dejaría de cumplirse, porque la Teoría de Cultivo rompe con la idea de que lo que ocurre en una pantalla se queda en la pantalla. Pero eso no significa que todos los espectadores tengan por qué imitar esos comportamientos. De hecho, podría ocurrir todo lo contrario.

La distinción entre persona y personaje

Aunque parezca mentira, los vídeos de Jorge Cremades no dejan de ser la obra de un autor, del mismo modo en el que lo pueden ser ciertas películas de culto. Eso no significa que tengan calidad; significa, entre otras cosas, que es imposible saber a ciencia cierta lo que el autor intenta decirnos con su obra y, de hecho, eso tampoco importa mucho. Lo que sí importa es el modo en el que nosotros como espectadores interpretamos estos vídeos. ¿Qué enseñanza extraemos de ellos?

La respuesta fácil a esta pregunta es también la más decepcionante: depende. Cada individuo puede extraer un mensaje totalmente diferente viendo un mismo Vine de 6 segundos. Pero a la hora de juzgar el impacto social que pueden tener los vídeos de Jorge Cremades, lo que interesa es si al verlos e interpretarlos nos ponemos en la piel de alguno de sus protagonistas o si, por el contrario, nunca abandonamos nuestra posición de espectador que se ríe (o no) de unos personajes ficticios.

En el primer caso, sí podemos llegar a interiorizar los sesgos y los comportamientos de un personaje ficticio, es decir, que es posible adoptarlo como modelo de conducta. En el segundo caso, a fuerza de ver muchos de estos vídeos, podemos llegar a asumir que lo que se muestra es representativo de lo que ocurre en la sociedad, y abrazar una actitud totalmente contraria y crítica con esto.

Concluyendo

No resulta descabellado pensar que muchas de las personas que critican el humor de Jorge Cremades, paradójicamente, hayan sido influidos por estos contenidos multimedia, aunque en un sentido contrario al que cabría esperar. En vez de pasar a creer que esa clase de acciones son normales y por lo tanto son moralmente aceptables, pueden creer que esa clase de conductas son más normales de lo que lo son realmente y que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres merece más respeto y atención.

Ninguno de esos dos casos parecen descabellados, aunque probablemente el peligro de la primera posibilidad es mayor que lo positivo de la segunda. Además, el modo en el que se presentan los vídeos de Jorge Cremades hace que sea fácil identificarse con los personajes. De hecho, suelen llevar por título algo parecido a "cuando vas a tal sitio y tu novia te dice tal cosa". 

El potencial humorístico de algunos vídeos puede consistir en mostrar escenas totalmente surrealistas que no encajan con estos títulos, pero normalmente resulta fácil ver una versión caricaturizada de conductas socialmente normalizadas: novias celosas de otras mujeres, hombres que fingen interés por lo que les cuenta su amiga, etc. Independientemente de si se busca o no que la audiencia se sienta identificada, es muy fácil que eso ocurra; ahí está buena parte del problema, y el motivo por el que se asume que en vez de cuestionar lo que se está viendo, una parte importante de la audiencia lo verá como algo normal.

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