Las 9 características del comportamiento de la persona alcohólica

Estos son los patrones de conducta que caracterizan a quienes desarrollan adicción al alcohol.

Las características del comportamiento de la persona alcohólica

El alcoholismo es un trastorno muy presente en nuestra sociedad, y en los últimos años se ha generalizado hacia las personas cada vez más jóvenes, entre otras cosas debido a las dinámicas de ocio y recreación de los adolescentes de nuestro país.

¿Cómo detectar las señales de alerta que se expresan en la conducta de personas adictas al alcohol? Existen una serie de características esenciales, compartidas por aquellas personas que presentan alcoholismo, y conocerlos es básico para identificarlas y pasar a buscar ayuda profesional.

Las 9 características básicas del comportamiento del alcohólico

Si te interesa saber cuáles son las características típicas del comportamiento de un alcohólico sigue leyendo, pues aquí verás un resumen. Eso sí, es importante destacar que cada uno de estos patrones de conducta también pueden darse individualmente en personas no alcohólicas en momentos puntuales, y que es cuando se presentan a la vez (todas o muchas de ellas) y de manera continuada a lo largo del tiempo cuando deben saltar las alarmas.

1. Irritabilidad

Una de las características principales de las personas que padecen alcoholismo es el progresivo aumento de la irritabilidad, especialmente cuando la persona lleva varias horas sin beber o no dispone del acceso a una bebida alcohólica en un momento determinado.

Esta irritabilidad se presenta cada vez en mayor magnitud cuanto mayor es la adicción al alcohol, pudiendo provocar tarde o temprano otras reacciones más graves como la agresividad y los comportamientos violentos, al cabo de un tiempo prolongado del hábito de consumir.

Es por eso que otra de las señales que pueden indicar un caso de alcoholismo consiste en las discusiones constantes, que no siempre tienen que tener relación con la adicción de la persona, y el malestar general con el círculo social más cercano, de familia y amigos.

2. Beber a solas

Otra de las señales clásicas que caracterizan el comportamiento del alcohólico es la tendencia a beber a solas habitualmente, sobre todo cuando no es durante las comidas del día. Por lo general, el consumo de alcohol es una actividad social o vinculado a la mesa en la que se comparte un almuerzo o cena con los demás, es por eso que en el momento en el que una persona empieza a beber por su cuenta y en soledad, sobre todo si no es solamente en cantidades que sean únicamente suficientes para calmar la sed, implica una mayor probabilidad de haber desarrollado dependencia al alcohol.

Las personas alcohólicas suelen beber a solas por muchas razones, algunas de las cuales pueden ser el de sobrellevar una depresión o cualquier otro trastorno asociado al alcoholismo, o bien la necesidad de ocultar dicho consumo a otras personas.

3. Asegurar siempre la reserva de bebidas alcohólicas

Las personas que padecen alcoholismo suelen mostrar gran interés en asegurar de antemano la presencia de bebidas alcohólicas en el lugar en el que pasarán un tiempo o en el que viven.

Ese interés por tener siempre reservas de alcohol disponibles en casa puede mostrarse en público o también mantenerse de manera discreta para no levantar sospechas entre los familiares, compañeros de piso, etc.

4. Pérdida de relaciones sociales

Otro rasgo característico de las personas alcohólicas es el progresivo deterioro que experimentan sus relaciones sociales. Esto se debe, de nuevo, a la irritabilidad, el mal humor o la agresividad que suelen mostrar estas personas con su círculo de amistades y familiares más cercanos, así como el desplazamiento de las relaciones sociales a un segundo plano en su lista de prioridades, ya que consumir pasa a ser lo principal.

5. Aumento de la tolerancia

Los alcohólicos desarrollan una alta tolerancia al alcohol, lo que se traduce en su capacidad para beber más que la mayoría de las personas antes de notar los efectos embriagantes de cualquier bebida alcohólica.

Por otro lado, esto también hace que las personas con alcoholismo se frustren más al costarles satisfacer su deseo de consumir la cantidad de alcohol que sienten que necesitan para estar bien.

6. Degradación física y psicológica

El alcoholismo es una enfermedad tremendamente destructiva para la persona que la padece y que tiene efectos tanto físicos como psicológicos, cuánto más se alarga el período de adicción al alcohol.

Algunos síntomas físicos del alcoholismo son la sudoración, la ansiedad por beber, los temblores, los mareos y los vómitos, la pérdida del auto cuidado y también de la higiene personal.

Como hemos visto, los síntomas psicológicos suelen ser la irritabilidad, los cambios de humor, la pérdida de control sobre uno mismo, el aislamiento y las pérdidas de memoria recurrentes, pero además hay que tener en cuenta que muchas formas de adicción hacen que se disparen las probabilidades de desarrollar otros trastornos psicológicos y psiquiátricos severos, como por ejemplo la esquizofrenia (si existe una predisposición genética).

7. Síndrome de abstinencia

Cuando un adicto al alcohol deja de consumir bebidas alcohólicas durante un tiempo, suele experimentar un síndrome de abstinencia, lo cual constituye otra característica inequívoca de que nos encontramos ante un caso de alcoholismo.

Este síndrome de abstinencia también está ligado a una serie de síntomas físicos que suelen aparecer al cabo de 8 horas transcurridas desde el cese del último consumo de alcohol, siendo los más relevantes: el sudor frío, las palpitaciones, las náuseas, la ynsiedado las pesadillas.

8. Tendencia a la negación

Las personas alcohólicas suelen negar su condición ante otras personas y acostumbran a enfadarse cuando alguien intenta hablarles del tema y a ponerse a la defensiva en todo momento.

Otra de las características clásicas de un alcohólico es el de racionalizar su trastorno siempre que alguien intenta hablarle acerca de su problema, y poner excusas que le liberen de toda responsabilidad. Esto no significa que sean “malas personas”, en muchos casos suele ser fruto del desarrollo de la enfermedad. Por desgracia, a veces cuesta convencerlas de que vayan a terapia, lo cual hace que para cuando finalmente acuden a profesionales, el problema se haya agravado.

9. Cambio en los hábitos diarios

Otro de los signos por los que puede detectarse el alcoholismo en una persona es el hecho de cambiar de hábitos en todos los aspectos de la vida.

Y es que, las personas con alcoholismo pueden terminar cambiando sus hábitos de higiene, hasta el punto de descuidarla, sus hábitos de alimentación, las actividades saludables que llevaban a cabo antes de la adicción, como hacer deporte, e incluso cambiar de círculo de amistades. Además, su horario de sueño suele ser desorganizado y con altibajos.

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