Los efectos de la hiperconectividad digital en la Salud Mental

Así es como una sociedad hiperconmectada influte en el equilibrio emocional.

Los efectos de la hiperconectividad digital en la Salud Mental
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En una era marcada por la hiperconectividad digital, los dispositivos electrónicos y las redes sociales forman parte integral de nuestra vida cotidiana. Aunque estas tecnologías han transformado positivamente la comunicación y el acceso a la información, también han generado preocupaciones significativas sobre su impacto en la salud mental.

Problemas como la ansiedad, el estrés, la depresión, el insomnio o el deterioro cognitivo están cada vez más relacionados con el uso excesivo de pantallas. A esto se suma la llamada atención fragmentada, resultado de la exposición continua a notificaciones, cambios de estímulo y contenidos breves, que impactan negativamente en la capacidad de concentración sostenida y en el bienestar emocional.

Veamos los efectos negativos de la hiperconectividad en el bienestar mental y qué estrategias concretas y respaldadas por la ciencia ayudan a mejorar nuestra relación con la tecnología. Reflexionar sobre este tema ya no es opcional, sino esencial para cuidar nuestra mente en el entorno actual.

¿Qué efectos tiene la hiperconectividad en la salud mental?

Uno de los problemas más estudiados es la ansiedad digital, un fenómeno que surge de la necesidad constante de estar conectados, revisar notificaciones, contestar mensajes al instante o mantenerse al día en redes sociales. Esta conducta genera una sensación de urgencia crónica, agotamiento mental y dificultad para desconectar, con un patrón similar al de las adicciones conductuales.

Un estudio publicado en Computers in Human Behavior (Elhai et al., 2017) encontró que el uso problemático del smartphone se asocia directamente con síntomas de ansiedad, depresión y estrés. El fenómeno de FOMO (Fear Of Missing Out) —el miedo a perderse algo importante en redes sociales— también contribuye a esta ansiedad persistente.

Otro efecto documentado es el deterioro del sueño. La luz azul que emiten los dispositivos electrónicos inhibe la melatonina, dificultando tanto el inicio como la profundidad del sueño. Las personas que utilizan el móvil en la cama presentan mayor riesgo de insomnio, como muestra la revisión sistemática de Carter et al. (2016).

Consejo práctico: establece una “hora digital cero” al menos 60 minutos antes de dormir. Apaga pantallas, reduce la iluminación artificial y realiza actividades relajantes como leer en papel o escribir a mano.

Las redes sociales, por su parte, pueden afectar la autoestima y el estado de ánimo. Al exponer a los usuarios a imágenes cuidadosamente editadas de otras personas, se potencia la comparación social ascendente: “todos tienen vidas mejores que la mía”. Esto contribuye a la aparición de síntomas depresivos, especialmente en adolescentes y jóvenes adultos.

Consecuencias sociales y cognitivas

La hiperconectividad también altera nuestra manera de relacionarnos y de pensar. Aunque parece que estamos más “conectados” que nunca, muchos estudios alertan de un aumento en los sentimientos de soledad, desconexión emocional y menor calidad en las relaciones cara a cara.

Ejercicio práctico para recuperar vínculos: propón en tu círculo cercano espacios “libres de móvil” durante las comidas, reuniones o paseos. Esta práctica mejora la escucha activa y la presencia, claves para una conexión auténtica.

Desde el punto de vista cognitivo, la constante alternancia entre tareas, mensajes y contenidos breves genera lo que se conoce como atención fragmentada. Esto limita la capacidad del cerebro para mantener la concentración profunda y puede afectar la memoria de trabajo.

Un estudio de Rosen et al. (2013) demostró que los estudiantes que se distraían frecuentemente con el móvil mientras estudiaban obtenían peores resultados y retenían menos información.

Estrategia concreta: divide el tiempo en bloques de trabajo enfocado con descansos breves entre tareas, y evita el uso simultáneo de varios dispositivos. Notarás una mejora progresiva en tu capacidad de concentración y en la sensación de control mental. Si tu atención es relativamente estable, puedes utilizar espacios de tiempo de una hora y media para estudio y unos 10 o 15 minutos para descanso. Alargar los descansos proporcionalmente según el tiempo de estudio invertido también es algo necesario para mantener un desarrollo sostenido. Si te cuesta concentrarte, puedes utilizar la técnica Pomodoro.

Propuestas para mitigar los efectos

A pesar del impacto negativo de la hiperconectividad, hay muchas acciones prácticas que podemos aplicar en nuestro día a día para restablecer el equilibrio digital y proteger nuestra salud mental.

1. Establece “zonas y horarios sin pantallas”

Delimita claramente momentos del día (como comidas, antes de dormir o el primer rato al despertar) y lugares (el dormitorio, por ejemplo) en los que no se usen dispositivos electrónicos. Esta simple medida reduce la ansiedad digital y mejora las relaciones personales.

2. Practica higiene digital semanal

Una vez a la semana, revisa el uso que haces de tus dispositivos. ¿Qué contenidos te aportan valor? ¿Cuáles te agotan? Reflexionar de forma crítica sobre ello te permitirá tomar decisiones más conscientes.

3. Cuida tu atención como un músculo

Entrena la atención profunda con prácticas como la lectura sin interrupciones, la escritura reflexiva o las manualidades. Estas acciones ayudan a recuperar el enfoque sostenido y reducen la dependencia del multitasking.

Francisco José González Galán

Francisco José González Galán

Psicólogo Experto en Ansiedad y Depresión

Profesional verificado
Madrid
Terapia online

Conclusión: Una dinámica psicosocial que desgasta (si no se gestiona)

La hiperconectividad digital no es en sí misma el problema. El riesgo aparece cuando el uso se vuelve compulsivo, irreflexivo o carente de límites. La tecnología debería estar a nuestro servicio, no gobernar nuestras emociones ni dictar nuestra atención.

La buena noticia es que, como cualquier hábito, nuestra relación con lo digital puede transformarse. Adoptar rutinas de desconexión consciente, fortalecer los vínculos reales y recuperar el foco atencional son estrategias esenciales para vivir en un mundo conectado sin perder nuestra salud mental.

“La mente es como el agua: cuando se agita, es difícil ver; pero si la dejas calmarse, la respuesta se vuelve clara”. – Proverbio zen

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  • Elhai, J. D., Levine, J. C., Dvorak, R. D., & Hall, B. J. (2017). Non-social features of smartphone use are most related to depression, anxiety and problematic smartphone use. Computers in Human Behavior, 69, 75–82.
  • Carter, B., Rees, P., Hale, L., Bhattacharjee, D., & Paradkar, M. S. (2016). Association Between Portable Screen-Based Media Device Access or Use and Sleep Outcomes: A Systematic Review and Meta-analysis. BMJ Open, 6(10).
  • Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population- based study. Preventive Medicine Reports, 12, 271–283.
  • Rosen, L. D., Carrier, L. M., & Cheever, N. A. (2013). Facebook and texting made me do it: Media-induced task-switching while studying. Computers in Human Behavior, 29(3), 948– 958.

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Francisco José González Galán. (2025, mayo 14). Los efectos de la hiperconectividad digital en la Salud Mental. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/los-efectos-de-la-hiperconectividad-digital-en-la-salud-mental

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