Sentirse aprobado y aceptado por los demás es una necesidad humana, totalmente natural y necesaria para nuestra supervivencia. Haciendo que los demás nos validen nuestra autoestima crece, además de nuestro bienestar puesto que nos sentimos seguros y protegidos.
La necesidad de aprobación es totalmente natural y adaptativa en la especie humana, siempre y cuando sea saludable. Sacrificar cómo es uno mismo para asegurarse de encajar en un grupo o el resto de la sociedad no es saludable, puesto que no se está siendo aprobado por como uno es, sino por lo que finje ser.
La línea entre la necesidad de aprobación saludable y la patológica, esto es la dependencia, puede ser fina y es esta cuestión la que vamos a ver a continuación.
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¿En qué consiste la necesidad de aprobación?
Por mucho que nos cueste admitirlo, todos buscamos la aprobación de los demás. Es natural, puesto que la necesidad de validación es tan humana e inherente a nuestra naturaleza como lo es la necesidad de comer o de respirar. Tiene una función adaptativa importantísima, que es la de conseguir que otras personas nos acepten en sus respectivos grupos para así obtener de ellos su protección y ayuda ante una amenaza o situación desfavorable.
Muchas personas se obsesionan con tratar de gustar a los demás, tanto que hasta llegan a sacrificar su forma de ser. Con tal de intentar encajar en un determinado grupo se comportan de una forma completamente alejada de cómo son realmente, llegando incluso a temer que los demás sepan cómo son realmente. Esto hace que sus vidas estén totalmente controladas por la forma en cómo los demás las vean, sintiéndose muy desdichados cuando ven que alguien les dice una crítica o no consiguen caer bien a todo el mundo.
El ser humano desea agradar y ser halagado, pero una cosa es sentirse valorado y otra muy distinta es depender extremadamente de que los demás nos acepten para sentirnos bien. La necesidad de aprobación puede convertirse en un auténtico problema de salud mental si se convierte en extrema dependencia, especialmente si la persona cambia su forma de ser y su apariencia para satisfacer a unas personas que no tienen por qué ofrecerles ayuda real.
Aprobación e infancia
Ya desde que nacemos tenemos la necesidad de que los demás nos validen y aprueben. Esto es perfectamente adaptativo, puesto que si lo vemos desde una perspectiva evolucionista ocurre que buscamos que los demás nos acepten, nos admitan en sus respectivos grupos y, así, recibimos su protección y seguridad. La naturaleza del ser humano es social y, como animales sociales que somos, necesitamos de los demás para sobrevivir.
La búsqueda de aprobación ya se puede ver en la niñez y en nuestra infancia necesitamos la validación tanto de adultos como del resto de niños y niñas. Interactuando con ellos no solo conseguimos protección y seguridad, sino que también conseguimos encontrarnos en un medio favorable al aprendizaje y al bienestar emocional. Sintiéndonos queridos y valorados por los demás somos más propensos a imitar su conducta, además de que el amor y cariño que recibimos de ellos nos llenan emocionalmente.
Sin embargo, en el caso de los niños marginados ocurre que su necesidad de aprobación no está satisfecha. Esto puede tener múltiples consecuencias a nivel psicológico, entre las cuales la primera y más visible es una gran falta de autoestima que, al fin y al cabo tiene un importante componente social: si los demás no nos valoran difícilmente nos podemos valorar a nosotros mismos.
Otro caso es el de los niños que sí son tenidos en cuenta pero de forma negativa. Si se nos dice todo lo malo que hacemos, destacando nuestros defectos y debilidades, queda claro que nuestra autoestima estará muy reducida. Recibir comentarios negativos tanto de compañeros como de familiares hace que la necesidad de aprobación vaya a más. Cuando crezca, este niño buscará desesperadamente la aprobación que no recibió y, a la mínima que alguien le muestre un poco de cariño, tratará de vincularse intensamente con esa persona de forma muy patológica y dependiente.
La necesidad de aprobación patológica: dependencia emocional
Pueden ser varias las situaciones que hayan hecho que una persona tenga una gran necesidad de aprobación, es decir, que tenga una gran dependencia por que los demás le muestren validación. Como acabamos de ver, esta necesidad tiene un importante protagonismo en la infancia y es en ese período en el que, si hay algún problema, hace que la necesidad de aprobación saludable se convierta en dependencia patológica.
Son varios los aspectos que nos advierten de que alguien depende mucho de la aprobación de los demás. Las personas con dependencia por la aprobación nunca muestran desacuerdo u opinión diferente. Confunden el ser amables y agradar a los demás con decir que todo que sí a todo lo que aquella persona a la que intenta agradar le gusta o dice que quiere hacer. Es decir, piensan que si dicen “no” o muestran una opinión distinta, van a enfadar a la persona en quien tratan de conseguir su aprobación y temen mucho esta situación que pase.
Las personas dependientes de la aprobación ajena tienen un estado emocional que varía mucho según la opinión de los demás. Si son halagadas o felicitadas, aunque sea un comentario muy simple y que no es para tanto, se sienten eufóricas y alegres nada más escucharlos. En cambio, si se les dice una crítica, por muy pequeña, constructiva y pacífica que sea, se sienten muy tristes y poco valiosos. Tanto si es bueno como si es malo, el comentario recibido lo exageran hasta niveles poco adaptativos.
Suelen estar muy preocupadas por su aspecto, puesto que les importa y mucho lo que opinen los demás y, claro está, la imagen está incluida entre las cuestiones por las que quieren ser aceptados. No es patológico arreglarse un poco o seguir las modas, pero sí lo es en caso de convertirse en una necesidad. Estas personas son incapaces de salir a la calle sin arreglarse por completo, ocultando sus “defectos”, peinándose al último grito y llevando la moda que sienta que es la más adecuada para encajar con las personas que quiere gustar.
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¿Se puede eliminar la necesidad de aprobación patológica?
Es posible eliminar la necesidad de aprobación patológica, pero debemos entender que esto solo será posible con la guía de un psicólogo y mucho trabajo. Igualmente, son varios los consejos y recomendaciones que podemos tener en cuenta si queremos hacer que esta necesidad de aprobación no controle por completo nuestras vidas.
1. Solo nosotros nos conocemos a fondo
Habrá personas que se queden con un defecto nuestro y nos juzguen totalmente en base a él, pero estas personas no están en posesión de la verdad. Somos nosotros mismos quienes mejor nos conocemos y sabemos (o deberíamos conocernos) cuáles son nuestras fortalezas y debilidades.
Lo importante es que nos aceptemos tal y como somos y sepamos en dónde mejorar. No es que esto signifique que solo debemos buscar la aprobación de nosotros mismos, puesto que como animales sociales que somos necesitamos interactuar con los demás para disponer de bienestar emocional, sin embargo no podremos establecer relaciones sanas con otras personas sin antes aceptarnos y conocernos a nosotros mismos.
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2. No podemos gustar a todo el mundo
Las personas somos muy diversas y podemos ver virtudes en donde otros ven defectos. Siempre habrá personas que nos critiquen y desaprueben, pero también las habrá que nos apoyen y acepten. Es en este segundo tipo de personas a las que nos tenemos que acercar, puesto que son ellas las que nos brindarán bienestar emocional, aceptándonos tal y cómo somos, con nuestras fortalezas y debilidades.
3. Las críticas no son sinónimo de rechazo
Todos queremos recibir halagos y cumplidos, pero no siempre es así. A veces recibiremos desaprobación y críticas, pero estas no son necesariamente algo malo ni tampoco son muestras de rechazo. Cierto que hay quienes sueltan estos comentarios de forma brusca, pero otros lo hacen de forma educada y constructiva, en muchas ocasiones pensando en lo mejor para nosotros, haciendo comentarios para que aprendamos a ser mejores personas.
Puede que ese comentario nos provoque emociones negativas, pero eso no es necesariamente malo ni un ataque personal. Deberemos intentar reaccionar con calma ante la crítica, ser pacientes y aprender a no sentirnos atacados, además de aprender a controlar nuestras emociones. Las críticas, bien hechas, sirven para aprender.
4. Seamos un poco egoístas
Sí, suena bastante mal tal y como está dicho, pero ser un poco egoísta está bien si es para darnos salud mental. Cuando hagamos algo, antes de tomar una decisión, deberíamos preguntarnos ¿para quién lo estamos haciendo? ¿En qué medida la opinión de los demás influye en lo que estamos haciendo? ¿Hacerlo nos hará más felices? Las respuestas que tengamos para estas preguntas nos harán ver hasta qué punto nuestras vidas depende de lo que queramos que nos acepten los demás o si pensamos en nosotros.
5. Seamos nosotros mismos
Por último está el consejo fundamental para todas las personas que están desesperadas por encontrar la aprobación ajena: ser uno mismo. Cada uno tiene sus pros y sus contras, y esto nos hace iguales los unos con los otros. En algunas cosas seremos buenos y en otras malos, pero así es la vida. Habrá cosas que se podrán mejorar, pero otras no y son con estas segundas en las que nos debemos fingir.
Por curioso que suene, mientras las personas más ansiosas por encontrar la aprobación exterior no la encuentran quienes no la buscan sí la hallan. Ser uno mismo hará que unas personas no nos acepten tal y cómo somos, pero nos acercará a quienes sí nos valoran, personas que solo nos criticarán cuando hagamos algo malo o vean que hay algo que se puede mejorar. Sea como sea, dejar de preocuparnos por la opinión exterior y tratar de alcanzar objetivos inalcanzables nos acercará al bienestar emocional y psicológico.
Referencias bibliográficas:
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