En las últimas décadas, se han logrado importantes avances en materia de derechos para el colectivo LGTBIQ+. No obstante, la realidad es que aún hay más de 70 países en el mundo que reconocen la homosexualidad como ilegal, por no hablar de que hasta hace tres décadas esta era reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad mental. Así, el odio y rechazo hacia las personas pertenecientes a minorías sexuales ha impregnado los cimientos de la sociedad durante mucho tiempo.
Estos antecedentes son recientes y muestra de ello es que aún muchas personas del colectivo temen expresar de forma abierta lo que son. A pesar de los logros conquistados, aún permanece la idea de que ser heterosexual es lo “normal”. Así, cuando alguien se aleja de lo considerado normativo, siente la obligación de comunicar a los demás que no es lo que esperaban, que no encaja en ese molde. Este paso, conocido de manera popular como salir del armario, es un proceso liberador y doloroso a partes iguales.
En este artículo vamos a hablar acerca de las implicaciones de este proceso de reconocimiento de la propia condición sexual.
¿Qué es salir del armario?
Antes de nada, debemos tener claro que la sexualidad abarca todo un conjunto de procesos emocionales y comportamentales en relación al sexo. Está presente en todo el ciclo vital de las personas, impregnando cada fase del desarrollo. Se trata de una faceta íntima acerca de la cual no todo el mundo habla abiertamente. Esto se hace aún más evidente en las personas del colectivo LGTBIQ+ que no aceptan su orientación sexual.
Esta ausencia de autoaceptación encuentra su origen en la discriminación que muchas veces estos individuos sufren. Escenarios como el trabajo, la familia e incluso las propias amistades pueden convertirse en entornos amenazantes por la homofobia que los impregna.
Mantenerse dentro del armario es para muchas personas una estrategia de pura supervivencia. Mostrar una careta al mundo que esconde quienes somos en realidad puede evitar daños a corto plazo, aunque lo hace a cambio de sacrificar nuestra salud emocional. Vivir en esta dicotomía constante entre lo que somos y lo que deberíamos ser resulta devastador, motivo por el cual muchos terminan por salir del armario y empezar a mostrarse sin tapujos. Este paso es, desde luego, tremendamente difícil. Sin embargo, una vez que se produce puede ser altamente sanador.
Las personas que viven continuamente reprimiendo lo que son han crecido, con frecuencia, en entornos que enseñan que el amor es condicional. Lejos de sentir que se es digno de ser querido tal y como se es, el individuo asume que la heterosexualidad es el único camino para lograr amor y aceptación de sus personas más queridas (familia, compañeros, amistades…). Esta experiencia provoca una herida emocional profunda, un sentimiento de abandono, soledad e inseguridad que cala hondo en el alma y puede ser difícil de cicatrizar. La persona se siente vulnerable, aislada y defectuosa.
Por todo lo dicho, no sorprende que las personas del colectivo muestren un riesgo mayor que la población general de sufrir problemáticas de salud mental como adicciones, ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria e incluso ideación suicida.
El proceso de salir del armario es una cuestión de salud mental, que implica un profundo trabajo de autoaceptación. Sin embargo, este no se debe banalizar ni forzar. Ante todo, la persona debe sentirse preparada para dar el paso sin sentirse presionada a hacerlo. De lo contrario, el resultado puede ser contrario al esperado. El camino que las personas recorren hasta alcanzar este punto de inflexión es largo y tormentoso. Han vivido experiencias homófobas y han tratado de existir siendo otra persona, lo que puede generar un intenso miedo y ansiedad en los momentos previos a exponerse sin más filtros. Por todo ello, es lógico que dejar de esconderse requiera un proceso reflexivo importante.
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Outing: salir del armario bajo presión
Cuando alguien es forzado a salir del armario contra su voluntad, esta situación es conocida como outing, cuya traducción sería algo así como “sacar a alguien del armario”. Aunque muchas personas aplican el outing en clave reivindicativa, lo cierto es que todos los individuos deberían tener el derecho de hablar de su condición sexual sólo si así lo sienten. Presionar y empujar a alguien a una exposición así puede ocasionar un daño psicológico importante, suponiendo un ataque directo contra su intimidad. Es importante romper con la idea de que con esto se le está haciendo un favor a esa persona, pues realmente es todo lo contrario. De hecho, el outing se asocia con consecuencias negativas como las siguientes:
- Discriminación: En ciertos entornos donde la homofobia es predominante, el outing puede exponer a una persona a situaciones de discriminación, acoso, violencia e incluso su propia muerte. También puede acarrear el aislamiento social y la pérdida de contacto con su entorno, incluyendo amigos, compañeros, familiares, etc.
- Daño emocional: El outing es una experiencia altamente estresante. La persona no se siente preparada para hablar abiertamente de su condición sexual, lo que daña seriamente su bienestar psicológico.
- Quebrantamiento de la intimidad: La privacidad es un bien muy preciado, pero esta se quebranta totalmente cuando el outing tiene lugar. La persona puede sentirse profundamente vulnerable ante los demás, con incapacidad para controlar lo que los demás saben de ella.
- Problemas laborales: El outing puede suponer una amenaza para la situación laboral de la persona, que puede llegar a perder su empleo o su oportunidad de ascender en la carrera profesional.
Implicaciones psicológicas del proceso de salir del armario
Cuando una persona logra dar el paso de salir del armario por su propio deseo, esto puede resultar sanador. Lo ideal es que este proceso pueda realizarse contando con el acompañamiento de un profesional de la psicología.
1. Superar la homofobia internalizada
Las personas pertenecientes a minorías sexuales suelen interiorizar el odio y el rechazo que reciben del exterior. Esto hace que se produzca la llamada homofobia internalizada, por la cual la persona encuentra muchos problemas a la hora de aceptarse.
En definitiva, el individuo manifiesta aversión hacia sus propios sentimientos y comportamientos homosexuales. Esto se acompaña de pensamientos irracionales, baja autoestima y emociones como la vergüenza, la culpa y la rabia. A menudo, la homofobia internalizada encuentra su origen en la crianza, los valores y la educación recibidos. El entorno juega un papel esencial a la hora de construir una serie de esquemas que definen para nosotros cómo funciona el mundo, qué está bien y qué no, etc.
Cuando alguien sale del armario es porque, previamente, ha logrado trabajar sobre este rechazo hacia su condición sexual. Así, al salir de él hay un reconocimiento de lo que se es sin que las emociones negativas se conviertan en el centro. Aunque puedan aparecer, estas logran manejarse y comprenderse, entendiendo por qué aparecen y qué función han podido estar cumpliendo hasta ahora.
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2. Autoestima reforzada
Como comentamos unas líneas más arriba, las personas deben hacer un gran ejercicio de autoaceptación para poder salir del armario. Por eso, una vez que lo logran, su autoestima se ve claramente reforzada. El individuo acepta quien es sin esconderse, lo que le permite darse valor y reconocerse como alguien merecedor de amor, respeto y libertad.
3. Relaciones más satisfactorias
Las personas del colectivo que viven su sexualidad sin aceptarla abiertamente tienen dificultades para implicarse en relaciones satisfactorias. Parece complicado hallar la plenitud en un vínculo cuando este no puede disfrutarse con naturalidad. Por ello, dar el paso de salir del armario puede beneficiar la manera en la que la persona vive sus relaciones sexoafectivas.
4. Mejor estado psicológico general
Salir del armario también es la puerta para una mejor salud mental. Cuando la persona vive la vida siendo coherente consigo misma, sin reprimir partes de ella o esconderse, la ansiedad y el estrés se reducen. Cuando todos los entornos donde el individuo se mueve son conocedores de quien es sin caretas, este es libre.
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5. Fortalecimiento de los vínculos
Cuando una persona sale del armario y los seres queridos de su entorno reaccionan positivamente, esto puede ser un punto de inflexión en su relación con ellos. Al compartir esa parte de sí misma, es capaz de estrechar vínculos, formando lazos emocionales más genuinos.
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Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de algunas implicaciones psicológicas asociadas al proceso de salir del armario. El camino hacia el reconocimiento de la propia condición sexual puede ser muy doloroso, pues la persona sufre temor ante el posible rechazo del entorno. Vivimos en un mundo en el que la homofobia aún no se ha erradicado del todo, a pesar de la conquista de derechos en los últimos años. Por ello, son muchos los que viven reprimiendo la persona que son, mostrando una careta ante el mundo que oculta su auténtico yo. Vivir de esta manera genera un intenso sufrimiento y, por ende, perjudica enormemente a la salud mental.
No obstante, dar el paso de salir del armario es una decisión que debe ser tomada de forma meditada y sin presiones externas. Cuando así se hace, puede ser un paso liberador que reporta consecuencias beneficiosas para el individuo y su salud.
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