La vuelta al trabajo después de un periodo de vacaciones, sea estival o no, puede ser un proceso realmente duro para muchas personas. Los medios de comunicación y las redes sociales se llenan de mensajes relacionados con el supuesto “síndrome postvacacional” y eso puede empeorar la situación.
¿Cuánto tarda nuestro organismo en adaptarse a la vuelta al trabajo? Si bien es cierto que, habitualmente, se habla de que necesitamos una o dos semanas para que el cuerpo se vuelva a habituar a la rutina, esto puede variar mucho de una persona a otra. Son diversos los factores que pueden influir en este proceso de adaptación.
Como sabemos que es un proceso, a lo largo de este artículo hablamos de los aspectos clave para ayudarnos en el camino y tener una mejor adaptación emocional en la vuelta al trabajo. Si, pese a aplicar las propuestas que aquí se explican, el malestar sigue siendo muy intenso es importante pedir ayuda profesional.
Trabajo con nuestras propias emociones
La vuelta al trabajo puede ser un evento desencadenante de emociones, sensaciones e incluso pensamientos desagradables. Por ello, consideramos que el primer punto es hacer un trabajo de autoconocimiento y autoexploración. Es crucial que podamos poner nombre y reconocer cómo se manifiestan en nuestro cuerpo las emociones que estamos sintiendo.
Una vez identificadas, es importante que podamos validar y aceptar todo aquello que surja sin juicios. Las emociones forman parte del proceso de adaptación y es elemental tener en cuenta que todas las emociones son válidas, por desagradables que sean, puesto que todas nos dan información. Practicar la autocompasión es un aspecto clave en este sentido
No podemos decidir qué sentimos y negarlo solo aumenta el sufrimiento y el malestar. Lo que sí podemos decidir es qué hacemos con aquello que estamos sintiendo, es decir, qué estrategias usamos para poder regular la intensidad de esa emoción. La autocompasión nos ayuda a preguntarnos qué necesitamos en este momento y cómo podemos ayudarnos.
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Planificación y organización
Otro aspecto crucial a la hora de volver al trabajo y cuidarnos emocionalmente es hacerlo de forma gradual. Es decir, restablecer, por ejemplo, los horarios de sueño y comida —que suelen alterarse o modificarse durante el periodo de vacaciones— de forma paulatina para que nuestro organismo se pueda ir adaptando poco a poco y el impacto no sea tan brusco.
Una vez en el trabajo, es importante establecer metas y objetivos asequibles para distribuirlos de forma realista en el tiempo. No es posible ponernos al día de trabajo en un solo día, así que será necesario priorizar las tareas y tomar consciencia de nuestros propios recursos. A veces, los primeros días son para coordinarse con el resto del equipo y planificar las tareas.
Por último, es importante que respetemos nuestros horarios de descanso dentro del trabajo. Esto nos permite no sobrecargarnos ni mental ni físicamente y, además, contribuye a minimizar los pensamientos intrusivos pesimistas y relacionados con las quejas constantes que nos paralizan.
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Técnicas de manejo del estrés
Pese a que el estrés es una respuesta normal de nuestro organismo, ante situaciones que requieren de un aumento de recursos, a veces puede volverse desadaptativo. Por ello, un aspecto esencial es aprender herramientas que nos ayuden a manejar nuestros niveles de estrés.
En este sentido, es altamente recomendable aprender y practicar habitualmente técnicas de relajación y respiración que nos ayuden a calmar nuestro sistema nervioso. Las prácticas como el mindfulness, la atención plena, son muy interesantes porque nos ayudan a conectar con el momento presente. Además, puede ser realmente beneficioso realizar parones o desconexiones del mundo digital y las pantallas.
Cuidado de nuestra salud mental y física
Sin duda alguna, los aspectos de cuidado más básicos también se consideran esenciales a la hora de facilitarnos el proceso de vuelta al trabajo. Mantener horarios ayuda a nuestro organismo, de igual forma que es altamente beneficioso que cuidemos nuestros hábitos.
Una alimentación equilibrada y saludable nos proporcionará la energía necesaria para el proceso de adaptación. Además, influye también en nuestro estado de ánimo. Del mismo modo, es crucial respetar nuestros horarios de descanso —dentro y fuera del trabajo— y asegurar que este es de calidad. Realizar actividad física moderada puede ser de gran ayuda en este proceso y contribuye a una mejor regulación de nuestro sistema nervioso.
Apoyo en el entorno
Por último, aunque no menos importante, es elemental que durante la vuelta al trabajo continuemos cuidando nuestros espacios de ocio y nuestros vínculos relacionales puesto que puede ser un aspecto clave durante el proceso. Es genial que podamos generar espacios donde permitirnos compartir cómo nos estamos sintiendo y que nuestros vínculos nos apoyen desde la validación, sin juicio.
La corregulación es un mecanismo natural que nuestro organismo utiliza para volver a la regulación. Estar en contacto con las personas que son importantes para nosotros nos permite desconectar de las exigencias laborales, volver al momento presente y disminuir la sensación de soledad durante el proceso.