Georg Wilhelm Friedrich Hegel fue un filósofo alemán, considerado uno de los grandes representantes del idealismo en Alemania.
Su obra, al igual que la de otros filósofos alemanes de la época como Immanuel Kant, ejercieron un gran peso en el pensamiento, tanto en el país germánico como en el resto de Europa, allá por el siglo XVIII y XIX. Veamos su historia a través de esta biografía de Georg Hegel en formato resumido.
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Biografía de Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, más conocido simplemente como Hegel, nació en el seno de una familia de la pequeña burguesía el 27 de agosto de 1770, en Stuttgart, Prusia, actual Alemania.
Hegel se formó en un seminario protestante en la ciudad de Tübingen, en donde conocería, como compañeros de estudio a Friedrich Schelling y a Friedrich Hölderlin. Más tarde estudiaría en la universidad y, en 1793, se doctoraría.
A partir de entonces pasó a trabajar como preceptor privado en Berna y, más tarde, en Frankfurt. En esta época, todavía joven y sin haber marcado todavía el carácter de su pensamiento filosófico, escribió de forma fragmentaria.
Los textos surgidos de este período se publicarían mucho más tarde, en 1907, bajo el nombre de “Escritos teológicos juveniles”. Los más destacables de estos textos son Esbozos sobre religión y amor, Vida de Jesús, La positividad de la religión cristiana, El espíritu del cristianismo y su destino y Fragmentos republicanos.
Viajes por el reino de Prusia
En 1801 se trasladó a Jena a petición e invitación de su colega Schelling, que en el momento, se había convertido en el centro cultural más importante de toda la cultura alemana. En Jena dio clases hasta 1807 pero, a causa de la ocupación de Napoleón, se vio obligado a huir y acabó, un año más tarde, en Nüremberg, donde ejercería de rector y profesor de filosofía en su Gymnasium (liceo alemán).
Últimas décadas
La actividad pedagógica que ejerció en Nüremberg está recopilada bajo el título de “Propedéutica filosófica”. Sin embargo, y pese a estar interesado en la pedagogía, Hegel se centró a su mayor obra, la Ciencia de la lógica, publicada en tres tomos entre 1812 y 1816.
Más tarde se le invitaría a trabajar en la Universidad de Heidelberg, para poder ejercer la cátedra de filosofía. Allí publicaría su exposición completa de su sistema filosófico en “Enciclopedia de las ciencias filosóficas” (1817).
Desde 1818 hasta la fecha de su muerte, Georg Wilhelm Friedrich Hegel enseñaría en la ciudad de Berlín, en la que había ejercido su cátedra el famoso Johann Gottlieb Fichte.Su última gran obra, Filosofía del derecho, se publicó en 1821. Falleció el 14 de noviembre de 1831, a causa de una epidemia de cólera. Tenía 61 años de edad.
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Hegel y el fin del Antiguo Régimen
Georg Hegel fue testigo de un cambio histórico, dado que vio cómo el Antiguo Régimen, poco libertario y censurador de las críticas hacia el poder establecido estaba tambaleando.
Al inicio de la Revolución Francesa, Hegel, inspirado por uno de los mayores ilustrados, Jean-Jacques Rousseau, consideró plausible la idea de las polis griegas, es decir, la creencia de que las ciudades se podían convertir en estados soberanos como modelo de una sociedad armónica, con espíritu patriótico y una religión popular no dogmática.
En sus inicios, Hegel, como persona que vivía en pleno período ilustrado, abogaba por la liberación de la humanidad de un pasado en el que había habido opresión, tanto política, como podía ser el imperio romano o los estados medievales, como religiosa, representada en la idea del cristianismo.
Sin embargo, ya superada la Revolución Francesa y con la llegada de Napoleón al poder, Hegel cambió de opinión. Viendo que, quizás, este ideal de creación de minúsculos estados no era plausible porque tarde o temprano algún tirano, de ideal cualquiera, acabaría intentando instaurar su imperio, echaba a tierra esa creencia de poder llegar a una sociedad de estados independientes ideales. Es por esto que, estando ya en Jena y en Frankfurt tomó una actitud más realista en la política y en el cristianismo.
No es que fuera ferviente enemigo de Napoleón, más bien al contrario. Sentía una gran admiración por su obra, dado que acababa de destruir los viejos e inútiles residuos del feudalismo, además de potencial lo que, con el paso del tiempo se convertiría en la moderna economía política. Esto le dio una idea bastante optimista del desarrollo del sentido burgués de la sociedad de su momento, considerando que estaba viviendo el inicio de una nueva etapa histórica.
Pero pese a ser crítico con lo feudal e, incluso, haber escrito sobre el republicanismo, en 1815 Hegel se mostró partidario de la monarquía prusiana. Pese a que no dejaba de ser un régimen fundamentado en la idea medieval de que el poder debía ser heredado, no elegido, consideraba que los ideales de la familia Hohenzollern eran los de la razón y la auténtica libertad. Es entonces que Hegel pasa a una concepción de que la filosofía, más que tener la misión de anunciar y preparar una nueva época, debía convertirse en el reconocimiento de la positividad del presente.
Fenomenología del espíritu
Se trata de una de las obras más conocidas de Hegel, y ésta se divide en seis secciones: conciencia, autoconciencia, razón, el espíritu, la religión y el saber absoluto.
En la sección de la conciencia, Hegel critica diversas formas de realismo, además de reivindicar la función constitutiva del pensamiento frente a la objetividad. En autoconciencia habla de la identidad de los opuestos, como el “yo-sujeto” y el “yo-objeto”. Realmente se tratan del mismo “yo”, pero duplicado y, aparentemente, vistos como algo contrario el uno del otro.
En la sección del espíritu habla sobre épocas que fueron decisivas para la historia y el pensamiento occidental, empezando por el mundo antiguo, esto es, Grecia y Roma, llegando hasta lo que, para él, era la moderna Revolución Francesa. En el camino abordaba el feudalismo y el absolutismo monárquico que habían servido de simiente para que estallaran las revoluciones burguesas de su tiempo.
Cuando habla sobre la religión, indica que el cristianismo ha servido como el credo que ha tratado de expresar la exigencia de la conciliación entre lo divino y lo humano, a través del dogma del Dios-hombre, es decir, Jesús.
Filosofía de la naturaleza
En el lenguaje hegeliano, la palabra idea hace referencia a la totalidad de las categorías racionales. En el mundo real, la idea se encuentra fragmentada en la accidentalidad. Sin embargo, al hablar de lo real, es preciso hacer una diferenciación entre la naturaleza y el espíritu.
El espíritu está representado por el ser humano y sus actividades, y es el ente que es capaz de realizarse como absoluto. El espíritu es superior a la naturaleza, una afirmación que Hegel usa para argumentar en contra del materialismo y también las descripciones románticas de la naturaleza, muy inspiradas en creencias panteístas.
Hegel rechaza el empirismo y el mecanicismo, y toma una visión muy exagerada del espíritu, tanto que llega a perspectivas incluso animistas. Para él, en la naturaleza los elementos se encontraban dispuestos en grados sucesivos, yendo desde lo mecánico, pasando por lo físico y llegando a los organismos, con mayor o menor complejidad.
Filosofía del espíritu
Con su filosofía del espíritu desarrolla más en profundidad las ideas de lo absoluto y la idea. Para Hegel, el espíritu se manifiesta en tres fases: espíritu subjetivo, espíritu objetivo y espíritu absoluto.
1. Espíritu subjetivo
El espíritu subjetivo se corresponde con el alma individual. Emergido de la naturaleza, es lo que se entendería como el individuo, el hombre en sí. El proceso evolutivo de la idea de espíritu subjetivo se da en tres fases: antropología, fenomenología y psicología.
En la antropología se observa al espíritu subjetivo en sus inicios, en su emerger del mundo natural, vinculándose a un cuerpo. Esta idea era la compartida por los antiguos griegos, sobre todo si se habla del alma sensible. La fenomenología corresponde al paso en el cual el espíritu subjetivo toma conciencia de sí. Tiene identidad. En la fase de la psicología, el espíritu adquiere la razón, la imaginación, la intuición y otros procesos internos. Esto hace que el espíritu llegue a un nivel superior: es el espíritu libre.
2. El espíritu objetivo
Al llegar al último grado de subjetividad, el espíritu se explaya. Se manifiesta en obras que los demás individuos pueden ver, captar, sentir. Se manifiesta por medio de conceptos como el derecho, la moralidad y la eticidad. Se establecen leyes que permitan la libre existencia e igualdad de los espíritus en un mismo mundo, componiendo los fundamentos legales de una sociedad.
3. El espíritu absoluto
El espíritu absoluto es la unidad de las características propias del subjetivo y del objetivo. Éste espíritu recorre tres estadios de subjetividad u objetividad superiores: arte, religión y filosofía.
El arte, que sería una manifestación objetiva, aunque de base subjetiva, es la representación del ideal de qué es bello. Es la forma que tiene el espíritu de manifestarse para con los demás, dando a luz a todo tipo de arte que, pese a que objetivamente se encuentra en el mundo real, cada uno le da una libre interpretación.
La religión es concebida, según Hegel, como algo racionalista, y explica que se ha manifestado, a lo largo de la historia, por medio de tres etapas. En las religiones orientales se nutrían de conceptos que hacían referencia a lo infinito; en la Grecia y Roma clásicas, se hacía referencia a lo finito. Por último, en la cristiana se hace una síntesis entre la visión oriental y la grecorromana.
La filosofía es el paso definitivo del espíritu absoluto, llegando a su estado completo. La intuición del espíritu absoluto en el arte y su representación en la religión es superada por la filosofía. El espíritu es autoconsciente por medio de la filosofía.
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