La gestión de las compras de navidad, tanto para los regalos como para las cenas y reuniones familiares y su logística, es mucho más que un desafío intelectual. Es, además, un reto para nuestra capacidad de gestionar nuestras emociones y nuestros niveles de estrés. Por este motivo, en este artículo hablaré acerca de uno de los fenómenos más subestimados de estas fechas: la ansiedad ante los gastos de navidad, y cómo afrontarla.
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¿Cuáles son las causas de la ansiedad ante los gastos de navidad?
La ansiedad es, en la mayoría de los casos, algo positivo; o por lo menos, útil. Nos ayuda a mantenernos activados y alerta en situaciones que requieren de nosotros atención y una cierta capacidad de reaccionar rápidamente.
Sin embargo, a veces no somos capaces de manejar adecuadamente la ansiedad y entramos en un círculo vicioso de autosabotaje que nos lleva a preocuparnos cada vez más ante nuestras dificultades para progresar y tomar decisiones con la fluidez y la confianza que necesitamos.
Es por eso que muchas personas sienten ansiedad ante la perspectiva de tener que realizar gastos extra por las fiestas de navidad, en unas fechas marcadas por el consumismo. ¿Cómo comprar todo lo que necesitamos encontrando un equilibrio entre lo que nos podemos permitir, por un lado, y las expectativas nos hemos generado y que les hemos generado a los demás, por el otro?
Más allá de esta situación desencadenante de problemas de ansiedad, hay varias causas que se combinan:
- La idea de las fiestas navideñas como unas fechas en las que todo el mundo ofrece su mejor versión ante los demás.
- La perspectiva de encontrarnos con personas a las que hace mucho que no vemos.
- El bombardeo de publicidad que actúan como recordatorio de que son días para gastar mucho más que el resto del año.
- Los problemas para encontrar ciertos productos que salen al mercado en estas fechas (a veces, a través de una estrategia de marketing de escasez artificial).
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¿Qué hacer ante esto?
Aunque cada caso es único y las soluciones más eficaces son aquellas que se adaptan a las particularidades de cada uno, estos consejos generales te pueden ser de ayuda a la hora de afrontar la ansiedad vinculada a los gastos de navidad.
1. Apostar por los regalos creativos
Es innegable que existe una alta presión social hacia la tendencia a gastar mucho dinero en regalos para ganarse la aceptación y el afecto de los demás; sin embargo, no todo tiene que obedecer a esta lógica tan consumista. Hay regalos que, precisamente por basarse en la propia creatividad y no por el hecho de comprar algo ya terminado como producto “pulido”, tienen una gran capacidad para gustar y reforzar esos vínculos afectivos con los demás.
Este tipo de regalos pueden ir desde cuentos breves con la persona a la que se lo regalamos como protagonista, hasta un conjunto de productos relativamente baratos y ofrecidos en forma de “kit” (por ejemplo, “kit de supervivencia del estudiante de Medicina”), pasando por dibujos, invitaciones a eventos propios, etc.
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2. Fijarse techos de gasto semanales
Establecer de antemano máximos de gasto es una muy buena manera no solo de realizar un seguimiento de cómo gestionamos las finanzas personales, sino además de aportarnos tranquilidad en una época del año marcada por las variaciones rápidas en la cantidad que hay en la cuenta bancaria. Es cierto que esto es una tarea “extra” que implica tener que preocuparse por ello lo suficiente como para llevarlo a cabo, pero aporta más elementos positivos que negativos en lo relativo a la prevención de la ansiedad. Es una manera de despejar nuestras dudas sobre si lo estamos haciendo bien en cuestión de segundos.
Además, a través de su app para móviles, algunos bancos ofrecen la posibilidad de establecer sub-categorías dentro de nuestra cuenta bancaria, para asignar desde un inicio las cantidades que podemos dedicar a cada cosa.
De esta manera, no nos preocuparemos constantemente por no tener muy claro si llegamos a fin de mes.
3. Cuidarse
Llevar una dieta relativamente equilibrada y, sobre todo, dormir lo suficiente, es algo que nos protege de los excesos de estrés. Pero en época de vacaciones de navidad y de reuniones familiares, esto cuesta más, dado que hay una mayor variabilidad de horarios y de comida. Aunque no es malo “romper las reglas” de la rutina puntualmente, esto no debe ser la norma.
Por otro lado, más allá de dormir lo suficiente y comer bien, hacer ejercicio regularmente es una excelente manera de liberar tensiones y dejar atrás los pensamientos intrusos asociados al estrés, al ligarnos al aquí y ahora.
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4. Evitar a toda costa las inversiones “a la desesperada”
En este contexto, algunas personas caen en la trampa de experimentar invirtiendo dinero en activos capaces de aportarles un beneficio relativamente alto en cuestión de semanas (por ejemplo, algunas criptomonedas o juegos NFT). El principal problema es que este tipo de inversiones son, precisamente, las más arriesgadas y las que tienen más probabilidades de hacernos perder prácticamente todo el dinero puesto en ellas. Pero eso no es lo peor: como tienen una alta volatilidad, ejercerán un efecto estresante en una persona ya de por sí expuesta a la ansiedad, ya que estará consultando constantemente las subidas y bajadas del valor de su inversión, consultando foros en caso de que el valor se desplome, etc.
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Paloma Rey Cardona
Paloma Rey Cardona
Psicóloga General Sanitaria
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