Las alteraciones psicológicas como los Trastornos de la Conducta Alimentaria, los traumas, el duelo por pérdida de seres queridos o los trastornos de ansiedad son complicaciones que, muchas veces, deben ser tratadas más allá de las sesiones individualizadas en la consulta del psicólogo o del psiquiatra.
Es por ello que existe la terapia grupal, una forma de intervención psicológica en la que participan varios pacientes a la vez y que se nutre de las posibilidades de trabajar con personas que afrontan problemas similares. Veamos cuáles son sus beneficios.
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¿En qué consiste la terapia de grupo?
El grupo terapéutico es un contexto en el que es posible intervenir en problemas psicológicos desde dinámicas sociales que escapan al alcance de la psicoterapia dirigida al paciente individual (es decir, el modelo "clásico" de terapia psicológica).
Se trata de un tipo de psicoterapia en el que participan más de dos personas y que escapa a la definición de terapia familiar o de pareja; los participantes, normalmente, no se conoce entre sí, pero presentan características comunes relacionadas con los problemas que afrontan.
Dentro del abanico de posibilidades de las sesiones en grupo orientadas a mejorar la calidad de vida de los pacientes hay una importante diversidad de enfoques que van desde los Grupos de Ayuda Mutua (los cuales técnicamente no son considerados psicoterapia porque no existen los roles de terapeuta y pacientes ni se trabaja desde un enfoque clínico sino de apoyo y posibilidad de expresión) hasta la terapia grupal centrada en el individuo y la psicopatología (en el que el grupo es tan solo un medio para lograr cambios concretos a nivel individual).
Sin embargo, todas las modalidades de terapia grupal comparten varias características vinculadas a los procesos comunicativos y de vinculación emocional que difícilmente se darán entre dos personas con roles muy distintos.
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Los principales beneficios del grupo terapéutico
Aunque el modo en el que la terapia grupal influye positivamente en el bienestar de las personas depende del formato utilizado, en términos generales, los beneficios que aporta son los siguientes.
1. Ofrece una red de apoyo
En la terapia grupal es posible disponer de un conjunto de personas que se interesan por los problemas de uno mismo y que son capaces de ofrecer consejos, apoyo emocional información útil…
Además, este tipo de respaldo no es ofrecido únicamente por los terapeutas, y esto tiene implicaciones importantes. Mientras que los profesionales deben evitar activamente salirse de su rol para ser capaces de realizar su trabajo, el resto de personas asistentes no están sujetas a tantas limitaciones, y pueden surgir vínculos emocionales de tipo afectivo y de amistad que van más allá de los objetivos concretos de la terapia.
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2. Permite potenciar el autoconocimiento a través de la comunicación con los demás
Las personas que viven socialmente aisladas y que tan solo se exponen a una serie muy limitada de estímulos y de experiencias, tienen menos posibilidades de conocerse a sí mismas porque van pasando una vez tras otra por la misma clase de fases de pensamiento, de temas de reflexión, de sentimientos, etc.
Por ello, la terapia grupal resulta positiva entre otras cosas por plantear temas y enfoques en los que no se había reparado antes, lo cual permite descubrir facetas de uno mismo que se desconocían hasta ese momento.
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3. Permite adoptar distintos puntos de vista y romper con creencias disfuncionales
Entrar en contacto con las opiniones de los de demás acerca de temas como la salud mental, el estigma social, la posibilidad de recuperación ante una psicopatología o el desarrollo personal hace que los participantes vean rotos sus esquemas y puedan descartar creencias disfuncionales a las que se habían estado aferrando y que solo les generaban malestar.
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4. Aporta referentes
En terapia grupal es posible ver el ejemplo de otras personas que han pasado o están pasando por una situación similar a uno mismo, ya sea porque se ha desarrollado la misma psicopatología
La posibilidad de explicar el componente más vivencial y subjetivo de los problemas que han llevado a las personas a acudir a terapia hace que sea posible encontrar paralelismos con uno mismo y darse cuenta de que no se está solo ante esa clase de fuentes de malestar.
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5. Aporta múltiples fuentes de motivación por mejorar
Como a través de las sesiones se va realizando un seguimiento de las experiencias de quienes acuden regularmente a terapia grupal, los participantes tienen más incentivos para progresar adecuadamente tanto para servir de ejemplo para los demás como para no desmotivar al resto. Además, el hecho de ver cómo el resto de personas van superando poco a poco sus problemas muestra que es posible sentirse mejor.
6. Hace posible un proceso más gradual al exponer las propias vulnerabilidades
En el grupo terapéutico se respeta los ritmos de cada persona, no se asume que cada individuo debe adaptarse constantemente al avance planteado para todo el conjunto. Así, es posible no hablar durante las primeras sesiones, a la espera de ganar la confianza suficiente como para exponer a los demás las propias vulnerabilidades.
Este hecho hace que muchas personas se sientan menos incómodas en las primeras etapas de la terapia, dado que no sienten que el foco de la sesión está centrada en ellos.
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7. Permite trabajar las habilidades sociales
Otra de las consecuencias de la participación en terapia de grupo es que los participantes tienen la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales en situaciones variadas, ya que deben ajustarse a distintas clases de interacciones dependiendo de la actividad propuesta.
Es decir, que existe un entorno de aprendizaje en tiempo real acerca de aptitudes vinculadas a la escucha activa, a la devolución de feedback constructivo tras escuchar a alguien, a la organización de ideas y pensamientos para expresarlos de manera comprensible para el resto, etc.
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