La timidez no es un rasgo psicológico malo de por sí. Sin embargo, cuando hay timidez extrema, sí puede predisponernos a pasar por dificultades en varias facetas de nuestra vida.
Y es que las personas extremadamente tímidas lo tienen algo más difícil a la hora de afrontar las relaciones sociales, tanto en su vida profesional como en la laboral, y prácticamente a cualquier edad.
Eso sí, cualquier persona es capaz de modificar sus patrones de conducta para controlar la timidez extrema y hacer que no se vuelva una característica limitante. Justamente de eso trata este artículo.
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¿Qué es la timidez extrema?
La timidez es un rasgo psicológico en el que la característica principal es la preocupación por las valoraciones que los demás hacen sobre uno mismo. En otras palabras, el miedo al "qué dirán".
En concreto, en las personas tímidas existe un sesgo pesimista que las hace propensas a pensar que cualquier comportamiento ligeramente estridente por su parte dañará significativamente su imagen pública.
Como consecuencia, cuando tienen que interactuar con los demás tienden a mantener un estado de hipervigilancia de las propias acciones, lo cual genera un cierto nivel de ansiedad. En algunos, casos, si la timidez es extrema, esta ansiedad puede dañar la capacidad de la persona para relacionarse con los demás de una manera espontánea y apropiada.
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Síntomas típicos
Evidentemente, la timidez extrema no es una enfermedad mental, aunque en ciertos casos puede formar parte de la fobia social. Sin embargo, sí que escapa al control de la persona que la experimenta en propias carnes, y se plasma tanto psicológica como fisiológicamente.
En general, las señales que indican la presencia de la ansiedad extrema son los siguientes (en situaciones sociales):
- Tensión muscular.
- Aceleración del ritmo cardiaco.
- Voz temblorosa.
- Falta de contacto visual.
- Sudoración abundante.
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Causas
La timidez extrema es un fenómeno multicausal, como cualquier característica psicológica (especialmente las que hacen referencia a nuestra manera de relacionarnos con los demás).
Es decir, existen muchos factores que nos predisponen a adoptar una dinámica de comportamiento extremadamente tímida. Entre las principales causas que entran en juego encontramos las siguientes, si bien no tienen por qué estar presentes todas a la vez en todos los individuos que presentan este rasgo psicológico.
- Predisposiciones genéticas.
- Una historia de problemas con la ansiedad.
- Un contexto moralmente muy restrictivo.
- Un contexto muy competitivo.
- Autoestima baja.
¿Cómo superarla?
Aquí encontrarás varios consejos acerca de cómo superar la timidez extrema a partir de cambios en los hábitos cotidianos. Eso sí, es importante adaptarlos a cada caso particular para que se ajusten a las necesidades de cada persona.
1. Empieza por un círculo social fácil
Vencer la timidez extrema es una especia de entrenamiento: exige algo de tiempo, el afrontamiento de una curva de dificultad ascendente, y esfuerzo. Por eso, hay que empezar por algo que suponga un reto pero que no sea un a tarea excesivamente demandante, para ir progresando a partir de ahí.
Así pues, es una buena idea crear un círculo social con el que ya hayas tenido contacto antes (un contacto que no te haya resultado especialmente negativo). Por ejemplo, amigos de miembros de tu familia o amigos de tus amigos.
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2. Empieza con grupos pequeños o individuos
Es más fácil vencer la timidez si entras en contacto con grupos muy pequeños, en vez de grupos grandes y muy cohesionados en los que desde el primer momento esté claro que eres “de fuera”.
Si puedes, empieza hablando con personas a solas (no en grupo), dado que aunque pueda resultar algo más complicado iniciar una conversación, una vez hecho esto todo resulta más fluido, dado que estaréis más cerca de la igualdad de condiciones.
Así pues, si quieres, al principio deja que la otra persona hable más y no te obsesiones con decir algo a cada momento; adopta el rol de quien escucha, pero fuérzate a salir de tu zona de confort expresando tus ideas, dudas y opiniones; no te las quedes para ti.
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3. Fíjate en las imperfecciones ajenas
Es más fácil comprender que los demás no tienen por qué estar encontrándote defectos constantemente si te das cuenta que ellos también están llenos de defectos que surgen todo el rato y que todo el mundo (incluyéndote a ti hasta ese momento) pasa por alto de manera automática e inconsciente. Las interacciones sociales son siempre mucho más espontáneas que elegantes y perfectas.
4. No memories líneas de diálogo y céntrate en la espontaneidad
Si intentas memorizar frases ingeniosas para decirlas al conversar con alguien, el esfuerzo de recordarlas e incluirlas en el diálogo hará que aún suba más tu nivel de ansiedad.
Por eso, es mucho mejor que centres toda tu atención en el aquí y ahora del diálogo, aceptando la posibilidad de que se produzcan silencios para pensar, pequeños malentendidos, reformulaciones, etc. Mostrar seguridad ante estas experiencias hace que las relaciones sean mucho más fluidas y satisfactorias.
Tratamiento psicológico de la timidez extrema
Acudir a terapia con un psicólogo puede ser de gran ayuda para superar la timidez extrema.
Las aproximaciones terapéuticas a este problema varían dependiendo de la edad de la persona, pues no es lo mismo ser un niño tímido que un adulto con graves dificultades para relacionarse con los demás en su día a día.
Por otro lado, siempre es necesario conocer las características particulares de cada paciente que presenta esta fuente de malestar, precisamente porque hay que analizar el contexto en el que suele vivir y al que se ha acostumbrado (recordemos que es un fenómeno con muchas causas).
En cualquier caso, en psicoterapia la labor de los psicólogos se basa en modificar las creencias que la persona tiene acerca de sí misma y acerca de los demás, pero nada de esto tendrá sentido si además de las ideas no se actúa sobre las acciones objetivas que se acostumbra a realizar en su día a día.
Por ello, también es imprescindible intervenir sobre la conducta observable, es decir, las acciones que el sujeto realiza sobre el entorno: colocarse recordatorios y notas por la casa, cambiar su horario, cambiar de lugares por los que salir, etc.
Los resultados de terapia con esta clase de problemas basados en la personalidad pero también fundamentalmente en los patrones aprendidos de gestión del estrés deberían notarse en cuestión de semanas y pocos meses.
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