En los últimos años, la toma de conciencia en torno a la salud mental y los cuidados ha crecido de forma exponencial. Cada vez es más común que personas de nuestro entorno acudan a terapia psicológica y tengan conciencia de sus problemas de salud mental, generando así una sensación casi de obligatoriedad por cuidar nuestro bienestar. En la mayoría de los casos, este cuidado viene de la mano de la terapia psicológica, pero, ¿pueden todas las personas costeársela, o es un privilegio?
Con el aumento de esta toma de conciencia de sobre la salud mental, ha crecido también las distancias o diferencias sociales que distinguen a las personas que pueden acudir fácilmente a terapia psicológica, por ejemplo, que las que no. En muchos casos, al pensar en la salud mental, se olvida la importancia de la conciencia de clase, y reconocer que, para muchas personas, cuidar de sus necesidades psicológicas y emocionales resulta un privilegio.
Es una realidad que, a mayor disponibilidad de dinero y riqueza, mayores oportunidades y puertas se abren. Esto no quiere decir que las personas con dinero no tengan problemas, pero sí que tienen mayores recursos para buscarles una solución y salir de una situación complicada, de la que una persona sin esos recursos no podría hacerlo. Esto tiene que ver con el clasismo, la diferenciación de las personas en “clases” o grupos en función de su dinero y libertades sociales.
En este artículo, vamos a hablar de cómo le afecta a la salud mental los pensamientos y actitudes clasistas, y cómo en muchas ocasiones, cuando hablamos de salud mental, se nos olvida hablar de forma interseccional y reconociendo las diferencias individuales y sociales que pueden separarnos.
¿Qué es el clasismo?
El clasismo es una forma de discriminación y prejuicio arraigada en la estratificación de la sociedad según las clases sociales. A menudo, se manifiesta en la creencia de que algunas personas son inherentemente superiores o inferiores debido a su estatus económico. A diferencia del racismo o el sexismo, que se centran en la raza o el género, el clasismo se basa principalmente en la posición socioeconómica de un individuo, pero es importante tomar conciencia la forma en la que la sociedad está estructurada para que las mayorías sociales tengan una mayor facilidad de acceso a mejores oportunidades y puestos en nuestra sociedad.
Esta forma de discriminación puede ser evidente o sutil. Puede ser tan manifiesto como la exclusión activa de oportunidades educativas o laborales para personas de determinada clase social, o tan sutil como un comentario despectivo sobre el lugar de residencia de alguien. El clasismo puede manifestarse en estereotipos, prejuicios y juicios basados en la apariencia, la educación, el acento, la profesión o incluso la vestimenta de una persona. Un aspecto esencial del clasismo es su papel en la perpetuación de desigualdades económicas.
Aquellos que pertenecen a clases más altas suelen beneficiarse de una serie de ventajas que a menudo pasan desapercibidas. Estas ventajas pueden incluir un acceso más fácil a la educación de calidad, empleos bien remunerados, atención médica de calidad y una red de contactos sólida. Mientras tanto, aquellos en las clases más bajas a menudo enfrentan obstáculos significativos para mejorar sus vidas y alcanzar sus metas.
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Impacto del clasismo en la salud mental
El impacto del clasismo en la salud mental de las personas es profundo y variado. Aunque las consecuencias específicas pueden variar de un individuo a otro, existen patrones comunes que arrojan luz sobre cómo el clasismo puede socavar el bienestar psicológico de las personas.
1. Estrés y ansiedad
Las personas que enfrentan discriminación clasista a menudo experimentan altos niveles de estrés crónico. La preocupación constante por las dificultades económicas, la percepción de ser juzgados o menospreciados debido a su estatus social y la lucha por cumplir con las expectativas pueden desencadenar síntomas de ansiedad. El estrés continuo puede tener un impacto negativo en la salud mental a largo plazo.
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2. Depresión
El clasismo puede llevar a sentimientos de desesperanza y desamparo, especialmente en aquellos que luchan por superar obstáculos económicos. La sensación de ser excluido de oportunidades o tratado injustamente debido a la clase social puede contribuir a la depresión.
3. Autoestima y autoconcepto
Las personas que enfrentan clasismo a menudo internalizan los mensajes negativos que reciben sobre su valía como individuos. Esto puede llevar a problemas de autoestima y autoconcepto, lo que a su vez afecta su salud mental. Sentirse inferior debido a la clase social puede ser debilitante y limitar el potencial de una persona.
4. Aislamiento social
El clasismo puede llevar al aislamiento social, ya que las personas pueden sentir que no encajan o que son marginadas en función de su origen económico. El aislamiento puede ser perjudicial para la salud mental, ya que el apoyo social es fundamental para el bienestar psicológico.
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5. Impacto en la infancia y adolescencia
Los niños y adolescentes que experimentan clasismo pueden ser particularmente vulnerables. Las experiencias de discriminación a una edad temprana pueden dejar cicatrices duraderas en el desarrollo de la autoimagen y la autoestima.
6. Acceso a la atención médica y servicios de salud mental
El clasismo también puede obstaculizar el acceso a servicios de salud mental de calidad. Aquellos en situaciones económicas precarias pueden tener dificultades para recibir la atención que necesitan, lo que agrava sus problemas de salud mental.
Consecuencias sociales del clasismo
El clasismo no es simplemente un problema individual, sino que tiene consecuencias significativas a nivel social y comunitario. La discriminación basada en la clase social no solo afecta la salud mental de las personas, sino que también socava la cohesión de la sociedad en su conjunto. A continuación, exploraremos algunas de las consecuencias sociales del clasismo:
1. Desigualdad y discriminación sistémica
El clasismo contribuye a la perpetuación de la desigualdad económica y a la discriminación sistémica. Las estructuras socioeconómicas que favorecen a ciertos grupos y marginan a otros a menudo se mantienen en su lugar debido a prejuicios y estereotipos basados en la clase social.
2. Fragmentación social
El clasismo puede llevar a la fragmentación de la sociedad en estratos económicos, lo que dificulta la colaboración y la comprensión mutua entre diferentes grupos. Esto puede aumentar la polarización y debilitar el tejido social.
3. Falta de movilización social
Cuando el clasismo es predominante, las personas de clases sociales más bajas pueden tener dificultades para ascender social y económicamente. Esto puede llevar a un ciclo de pobreza intergeneracional, en el que las oportunidades se limitan y se transmiten de una generación a la siguiente.
4. Brechas en la educación y el empleo
La discriminación basada en la clase social a menudo se traduce en brechas en la educación y el empleo. Aquellos que provienen de entornos desfavorecidos pueden enfrentar barreras significativas para acceder a una educación de calidad y obtener empleos bien remunerados.
5. Inequidades en la salud:
Las personas de clases sociales más bajas a menudo experimentan inequidades en la salud, incluyendo tasas más altas de enfermedades crónicas y una menor esperanza de vida. La falta de acceso a la atención médica y a estilos de vida saludables puede ser una consecuencia directa del clasismo.
6. Tensión social y descontento
La percepción de injusticia debido al clasismo puede generar tensión social y descontento. Esto puede manifestarse en protestas, movimientos sociales y disturbios, ya que las personas buscan cambiar un sistema que perciben como profundamente desigual.
7. Efecto en la cohesión social:
El clasismo puede debilitar la cohesión social al erosionar la confianza y el sentido de comunidad entre diferentes estratos sociales. La falta de solidaridad puede dificultar la construcción de sociedades más justas y equitativas.
Superar el clasismo
Habiendo tomado conciencia de la forma en que nos separa y diferencia el mantenimiento de ideas sujetas al clasismo, es importante reconocer las posibilidades de cambio y deconstrucción. El camino hacia la superación del clasismo y la promoción de una sociedad más igualitaria y saludable comienza con la conciencia y la acción. A modo de conclusión, aquí hay algunas formas en las que podemos abordar este desafío:
1. Educación y conciencia
La educación es un primer paso crucial para superar el clasismo. Promover la comprensión de cómo funciona el clasismo y cómo afecta a las personas es esencial. Esto implica no solo educar a las personas de clases sociales más altas, sino también fomentar la empatía y la conciencia en todos los niveles de la sociedad.
2. Desafiar estereotipos y prejuicios
Debemos ser conscientes de nuestros propios prejuicios y estereotipos en relación con la clase social y esforzarnos por desafiarlos. Esto incluye evitar el juicio basado en la apariencia, la educación o la profesión de una persona.
3. Políticas de igualdad
Las políticas gubernamentales y empresariales pueden desempeñar un papel fundamental en la lucha contra el clasismo. Esto incluye políticas que promuevan la igualdad de salario, el acceso a la educación y la atención médica, y la protección contra la discriminación basada en la clase social.
4. Apoyo a organizaciones e iniciativas
Apoyar organizaciones y movimientos que trabajan para combatir el clasismo es esencial. Donar tiempo, recursos o participar activamente en campañas puede marcar la diferencia.
5. Fomentar la empatía
Fomentar la empatía es crucial. Escuchar las experiencias y perspectivas de las personas de diferentes clases sociales puede ayudar a crear un mayor entendimiento y compasión.
6. Apoyar la salud mental
Reconocer el impacto del clasismo en la salud mental es un paso fundamental para superarlo. Promover la atención de la salud mental y eliminar el estigma en torno a buscar ayuda son componentes esenciales de esta lucha.