Una de las dudas que nos podemos plantear a la hora de ir al psicólogo es “qué tipo de terapia necesito” o “cuál me vendría mejor para mi problema”.
Es importante informarse sobre qué tipo de profesional puede adaptarse mejor a la hora de tratar la problemática concreta, ya que los psicólogos tenemos distintas orientaciones clínicas, a veces hay metodologías más indicadas y específicas para según qué trastornos y problemas.
En este artículo repasaremos varias ideas clave a tener en cuenta acerca de cómo elegir entre terapia grupal o individual, de manera que sea más fácil escoger entre modalidades de intervención.
Escoger entre terapia individual o grupal: ¿cómo decidir?
Afortunadamente, cada vez hay más estrategias y herramientas para conseguir resultados terapéuticos más eficaces, gracias a la continua investigación en el área de la psicología clínica y sanitaria.
En cuanto a la decisión de qué tipo de terapia escoger, individual o grupal, hemos de tener en cuenta la problemática o trastorno a tratar por un lado, y el perfil y características del paciente, por otro.
Por ejemplo, hay determinados problemas que se tratan de una manera muy eficaz en terapia grupal, pero si la persona en cuestión presenta una sintomatología determinada, algún otro problema añadido o dificultades importantes para el trabajo en la dinámica de grupo, hay que evaluar muy bien si lo más conveniente entonces es la terapia individual.
En la terapia individual el paciente solo interacciona con el psicólogo o terapeuta, mientras que en la grupal existen la interacción entre pacientes del grupo y también la del psicólogo con el grupo y cada uno de ellos.
Características de la terapia grupal
No podemos afirmar que una modalidad sea mejor que otra, pues está comprobado que ambas son eficaces y tienen sus ventajas. Por ejemplo, en la terapia grupal nos encontramos con las siguientes características positivas.
1. Se puede aprender de los demás miembros del grupo
El hecho de ser más personas hace que haya posibilidad de compartir experiencias, revisar resultados que a otros les han funcionado, tener en cuenta otros puntos de vista diferentes al propio, compartir dudas y participar en la búsqueda conjunta de soluciones.
2. Crea un entorno en el que no se juzga
Cuando se comparte problemática en un grupo homogéneo, es decir, que todos los integrantes del grupo terapéutico estén pasando por un mismo tipo de proceso, sentir que formamos parte de una problemática común y que otros también padecen y nos entienden, produce alivio. No sentirse juzgado facilita sentirse comprendido.
3. Potencia la resolución de problemas relacionándonos
La terapia grupal es más enriquecedora en el trabajo encaminado al aprendizaje y práctica de determinadas habilidades de afrontamiento (por ejemplo en los talleres de habilidades sociales).
Esto es así porque en estas sesiones se practican tareas que ponen en marcha la mejora y solución de problemas a nivel social, para que luego esa práctica en el contexto grupal se pueda trasladar a la vida cotidiana de cada paciente una vez que se ha entendido cuales son las conductas adecuadas y más funcionales.
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4. Favorece el compromiso con la mejora
Aprovechar la fuerza y cohesión del grupo es un aspecto muy importante para trabajar la conciencia de enfermedad y la toma de decisión de cambio.
En concreto, en los grupos de autoayuda en adicciones se ha comprobado que esto es algo necesario. Para el tratamiento de adicciones sí está indicada la terapia grupal, muchas veces combinada con la individual, porque contribuye a obtener buenos resultados. El grupo hace de “freno” para el paciente adicto sobre todo en los comienzos de un tratamiento.
También en los grupos donde se tratan fobias específicas, duelos, etc., podemos decir que el grupo da “empuje” a la hora de afrontar el problema.
5. Menos costes
La parte económica también es una ventaja, ya que la terapia grupal suele ser más económica que la individual.
Características de la terapia individual
La terapia individual permite el abordaje de los aspectos anteriores, pero en un contexto de mayor intimidad que en algunos casos la terapia grupal no brinda.
Aunque hay que decir que esto depende del paciente; hay quien tiene más reticencias a hablar de sí mismo en un grupo, o quien por su propia patología no lo tiene fácil, y hay quien, por el contrario, no tiene ningún problema en compartir y expresar sus emociones y dificultades delante de los demás.
Ambas opciones son igual de válidas, aunque para la práctica y aprendizaje de herramientas a nivel social normalmente es más recomendable la terapia grupal por la similitud del contexto grupal con el contexto social de cada persona.