Comunicación de malas noticias en oncología: cómo prepararse psicológicamente

Claves psicológicas para gestionar una de las experiencias más comunes en la oncología.

Comunicación de malas noticias en oncología: cómo prepararse psicológicamente
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La oncología es una de las especialidades médicas con mayor carga emocional, no solo para los pacientes y sus familias, sino también para los profesionales que los acompañan. Una de las situaciones más delicadas es, sin duda, la comunicación de un diagnóstico grave, una recaída o un pronóstico desfavorable. Estas conversaciones forman parte del día a día en contextos hospitalarios y ambulatorios, y requieren mucho más que habilidades técnicas: exigen preparación emocional, sensibilidad y conciencia del impacto psicológico que conllevan.

La forma en que se transmite una mala noticia puede influir profundamente en el modo en que el paciente y su entorno procesan la información, afrontan el tratamiento y viven el proceso de enfermedad. Por eso, la preparación psicológica del profesional que comunica estas noticias es tan importante como el contenido del mensaje en sí.

En esta entrada abordamos cómo prepararse psicológicamente para este tipo de situaciones, qué elementos considerar y cómo cuidar también el propio equilibrio emocional como parte del ejercicio profesional.

Comunicar malas noticias: una tarea inevitable y humana

En oncología, las malas noticias no siempre significan un desenlace fatal. A veces implican un cambio de tratamiento, la necesidad de asumir efectos secundarios importantes, o aceptar una cronificación de la enfermedad. Sin embargo, en todos los casos suponen una ruptura con las expectativas, y como tal, generan un fuerte impacto emocional.

Para el profesional, enfrentarse a estas situaciones puede generar ansiedad, culpa, impotencia o miedo a causar daño. Es natural que aparezca el deseo de suavizar la información o incluso de postergarla. Pero evitar o disfrazar el mensaje no protege al paciente: al contrario, puede generar confusión, desconfianza y una vivencia aún más dolorosa del proceso.

Por eso, la preparación emocional y psicológica del profesional es clave para sostener la escena con honestidad, contención y humanidad.

¿Por qué es importante prepararse psicológicamente?

Comunicar malas noticias es una experiencia que, aunque forma parte del trabajo clínico, afecta profundamente al profesional. No estamos hablando de leer un informe o recitar un protocolo, sino de estar presentes en un momento vital que marcará un antes y un después en la vida de otra persona. Prepararse psicológicamente implica:

  • Ser conscientes de nuestras propias emociones ante el sufrimiento ajeno.
  • Reconocer los límites personales para no sobrecargarse emocionalmente.
  • Evitar respuestas automáticas, distantes o sobreprotectoras.
  • Mantener una actitud empática sin desbordarse emocionalmente.

La preparación no elimina la incomodidad, pero permite sostener el momento con mayor presencia, claridad y cuidado.

Elementos clave en la preparación psicológica

Ten en cuenta estas pautas para afrontar el reto de gestionar emocionalmente la mala noticia:

1. Conectar con el propósito de la conversación

Antes de entrar en la consulta, es importante recordar por qué estamos allí: no solo para transmitir una información, sino para acompañar emocionalmente al paciente en un momento difícil. Esa intención marca la diferencia.

2. Revisar el propio estado emocional

¿Estoy nervioso? ¿Temo que me desborde la emoción del paciente? ¿Tengo miedo de no saber cómo responder? Detectar las propias emociones permite gestionarlas antes de que interfieran en la conversación. No se trata de evitarlas, sino de no dejarlas tomar el control.

3. Anticipar posibles reacciones del paciente

Cada persona reacciona de forma distinta: hay quien llora, quien se queda en silencio, quien se enfada o quien necesita saberlo todo con detalle. Prepararse psicológicamente también implica aceptar esa diversidad sin intentar controlarla, dejando espacio a la expresión emocional del otro.

4. Apoyarse en el equipo

Compartir estas experiencias con otros profesionales, hablar de las dificultades, pedir ayuda o simplemente contar con un espacio de supervisión, es una forma de cuidarse y prevenir el desgaste emocional. La comunicación de malas noticias no debería vivirse como una tarea individual, sino como parte de una atención integral en equipo.

Errores frecuentes (y cómo evitarlos)

Existen errores que, aunque comprensibles, pueden intensificar el malestar del paciente y del propio profesional. Algunos de ellos son:

  • Usar tecnicismos para evitar el impacto emocional. Es preferible utilizar un lenguaje claro, comprensible y directo, adaptado al nivel del paciente.
  • Minimizar o edulcorar la situación. Decir “no es tan grave” o “todo va a salir bien” cuando no hay certezas puede generar falsas expectativas y obstaculizar el afrontamiento realista.
  • Evitar el contacto emocional. Aunque a veces el silencio o el llanto incomodan, es importante dar espacio a la expresión emocional, sin interrumpirla o negarla.
  • No respetar el ritmo del paciente. No todas las personas quieren recibir toda la información de golpe. Preguntar qué desea saber y cómo prefiere recibirlo es clave.

Cuidar al que cuida: el impacto en el profesional

Comunicar malas noticias de forma recurrente puede generar desgaste emocional, fatiga por compasión e incluso síntomas de burnout en profesionales de la oncología, la psicología o la enfermería. La preparación psicológica también debe incluir espacios de autocuidado, formación continua, supervisión y apoyo institucional.

Validar el malestar que estas situaciones generan no es debilidad profesional, sino una forma de reconocer la carga emocional que implica acompañar a otros en momentos de crisis. No se trata de endurecerse, sino de sostenerse con recursos.

La comunicación de malas noticias en oncología es uno de los actos más humanos y delicados en el ámbito sanitario. No se trata solo de decir algo difícil, sino de estar disponibles emocionalmente para acompañar al otro en un momento de vulnerabilidad. Y para hacerlo bien, hay que prepararse: emocional, psicológica y éticamente.

En Psicomagister apostamos por una formación que integra el conocimiento técnico con el cuidado emocional de los profesionales. Creemos que sostener el sufrimiento ajeno no es una tarea mecánica, sino una práctica profundamente humana que requiere consciencia, sensibilidad y preparación.

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Paloma González Aranda. (2025, noviembre 7). Comunicación de malas noticias en oncología: cómo prepararse psicológicamente. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/comunicacion-malas-noticias-oncologia-como-prepararse-psicologicamente

Psicóloga General Sanitaria

Paloma González Aranda es psicóloga general sanitaria integradora y acompaña a sus pacientes con un enfoque personalizado, combinando diferentes terapias basadas en evidencia científica como la Terapia Cognitivo Conductual, EMDR, Terapia Focalizada en Emociones, ACT, IFS y Mindfulness. Adapta cada intervención a las necesidades individuales, ofreciendo un tratamiento centrado en la persona, con el objetivo de facilitar su desarrollo personal y bienestar emocional. Concibe la terapia como un proceso íntimo de acompañamiento, donde la cercanía, la empatía, la escucha activa y una conexión auténtica son fundamentales.

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