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Convulsión tonicoclónica generalizada: sus síntomas y características

Un repaso a las características más importantes de este tipo de epilepsia.

Convulsión tonicoclónica generalizada
Un tipo de epilepsia con varias fases.

De entre todas las convulsiones que puede sufrir una persona durante una crisis epiléptica, la convulsión tonicoclónica generalizada es, probablemente, la más conocida dentro de la cultura popular.

Si bien no es el único tipo de convulsión que pueden sufrir las personas con epilepsia, es la más prototípica, y en este artículo vamos a conocer más a fondo sus particularidades, además de posibles causas y tratamientos.

Convulsión tonicoclónica generalizada: ¿qué es?

La convulsión tonicoclónica generalizada, también llamada ‘grand mal’, es un tipo de convulsión epiléptica en la cual se dan contracciones tanto tónicas como clónicas de los músculos. Esta variedad de convulsión es la más asociada a la imagen prototípica de ataque epiléptico, y suele asociarse con desregulaciones metabólicas en el organismo de quien la padece.

Normalmente se cree que las personas quienes sufren de epilepsia solamente padecen este tipo de crisis, pero lo cierto es que solo el 10% de los pacientes epilépticos sufren de este tipo de convulsiones sin venir acompañadas de otras variedades.

Síntomas

Son varios los síntomas que puede padecer la persona antes, durante y después de sufrir convulsiones tonicoclónicas generalizadas.

Aunque la mayoría de los casos las convulsiones aparecen sin dar previo aviso, súbita y bruscamente, algunas personas pueden sufrir un pródromo. Éste avisa de que algo no está yendo bien en su organismo, y que se sufrirá una crisis epiléptica. Normalmente, el pródromo se manifiesta en forma de sentimientos premonitorios que auguran que se va sufrir una crisis.

Una vez iniciada las convulsiones, se dan hasta tres fases diferentes durante la crisis epiléptica, las cuales son la fase tónica, la fase clónica y la fase postictal.

1. Fase tónica

Habitualmente, la fase tónica es la primera de las fases cuando se tiene este tipo de convulsiones.

Lo primero que ocurre es la pérdida rápida de la conciencia, aunque no siempre se da de forma completa.

Los músculos esqueléticos se tensan, haciendo que las extremidades se queden rígidas y el paciente se caiga al suelo por no poder mantenerse en pie.

Los ojos se ponen en blanco o se dejan de dirigir hacia un punto en concreto, y la boca permanece abierta.

Esta fase dura apenas unos diez o veinte segundos y pese la pérdida de conocimiento, la persona es capaz de articular algunos sonidos, mayormente debidos a la expulsión de aire violentamente procedente de los pulmones. Esto es conocido como grito ictal.

La piel se vuelve azul, debido a que la respiración ha perdido su ritmicidad y hay una privación del oxígeno en el organismo.

El sistema simpático responde de forma forzada, haciendo que se incremente la presión sanguínea, el corazón lata más rápido y la pupila ocular se expanda (midriasis).

Uno de los riesgos que hay durante la fase tónica es la de que se muerda la lengua, dado que la mandíbula se aprieta muy fuertemente. También puede morderse la mejilla y causarse una gran lesión bucal.

2. Fase clónica

Después de la fase tónica viene la clónica, la cual se trata de un estado en el que la tensión vivida durante la fase anterior va dejando paso a la relajación muscular. Dura más que la fase tónica, durando cerca de un minuto.

La relajación no es completa, dado que los músculos vuelven inmediatamente a tensarse y después se destensan, provocando así las convulsiones propiamente dichas.

La persona se sacude de forma violenta, siendo en esta fase el momento en el que se puede lesionar contra objetos que se encuentren en la habitación. También puede ir rodado tumbada en el suelo.

3. Fase postictal

Una vez se han dado las fases tónica y clónica, viene la fase postictal, en la cual se pueden dar múltiples sucesos.

El cerebro del paciente puede ver alterado su circulación sanguínea, además de alterarse los niveles de neurotransmisores.

La persona se encuentra totalmente confusa, además de sufrir amnesia, aunque progresivamente se volverá consciente de que ha sufrido una crisis.

Es bastante probable que la persona, tras haber sufrido física y psicológicamente durante el episodio, se ponga a llorar y vomite.

Posibles causas

Aunque se ha estudiado a fondo la epilepsia, se sabe que la mayor parte de las convulsiones asociadas a este problema son de tipo idiopático, es decir, aparecen de forma súbita sin una causa clara que permita darle una explicación al porqué de su aparición.

Sin embargo, sí que se ha podido ver que ciertos tipos de ataques epilépticos que ocurren unilateralmente a nivel cerebral, solamente implicando a uno de los dos hemisferios, pueden evolucionar a crisis que impliquen a ambos hemisferios, dándose así una convulsión tonicoclónica. Así pues, hablamos de crisis epilépticas focales unilaterales que evolucionan a crisis más complejas y bilaterales.

Se ha hipotetizado que ciertas desregulaciones a nivel de neurotransmisores y sustancias químicas presentes en el sistema nervioso central estarían detrás de la aparición de este tipo de convulsiones. Algunos desencadenantes de este tipo de crisis, además de cierta predisposición genética a sufrirlas, son la fatiga, la desnutrición, la privación del sueño, estrés, hipertensión, diabetes, cambios lumínicos rápidos (parpadeos y flashes), niveles de estrógeno elevados y antihistamínicos.

A lo largo de la historia de la psiquiatría, con el uso de tratamientos electroconvulsivos para diferentes tipos de trastornos psicológicos, se han podido replicar en condiciones de laboratorio y, también, aparentemente terapéuticas las convulsiones tonicoclónicas generalizadas.

En el caso de personas quienes padecen epilepsia sintomática, se ha visto, mediante técnicas de neuroimagen, que presentan neuronas con lesiones, haciendo que transmitan de forma inapropiada señales nerviosas y, así, se producen los movimientos propios de la crisis.

Diagnóstico

El diagnóstico se puede hacer mediante el uso de técnicas de neuroimagen, especialmente con electroencefalografía (EEG). Sin embargo, cabe decir que para que el diagnóstico mediante esta herramienta sea fiable es necesario registrar la actividad cerebral mientras se da o inmediatamente después de que se haya dado la fase tónica de la crisis.

Durante la fase tónica, se da un incremento progresivo de la actividad cerebral de bajo voltaje, con ondas rápidas, seguida por descargas eléctricas de alta amplitud. En cambio, durante la fase clónica se dan ondas cortas. El electroencefalograma se muestra con muchos picos durante la fase tónica, para después pasar a una sinalefa más irregular durante la fase clónica.

Tratamiento

Cuando una persona sufre convulsiones tonicoclónicas generalizadas, las personas de su alrededor deben asegurarse de que quien las está padeciendo se encuentre en una postura recostada, para así evitar que, mientras pierde la conciencia, accidentalmente introduzca saliva hacia las vías respiratorias y se asfixie.

Se debe estar cerca de la persona para ver cómo se está dando el episodio epiléptico y calcular cuánto tiempo está durando la crisis. Si se puede, se deben alejar todos los objetos del lugar para evitar que la persona choque contra ellos. No se recomienda ni sujetar a la persona mientras está convulsionando ni tampoco introducirle objetos en la boca, dado que se puede contracturar las extremidades, herniarse y, si se le mete algo en la boca, ahogarse con ello.

En cuanto al tratamiento, al igual que con otros tipos de convulsiones epilépticas, para evitarlas se prescriben fármacos anticonvulsionantes. También, en caso de que se conozca la zona cerebral implicada en la aparición de estas crisis, se puede proceder a una intervención quirúrgica, además de estimular el nervio vago.

Para evitar que se den las condiciones nutricionales que contribuyan a una mayor incidencia de estas crisis, se opta por la vía dietética, sometiendo a la persona a una dieta cetogénica, es decir, alta en grasas y proteínas.

Referencias bibliográficas:

  • Krumholz, A., Wiebe, S., Gronseth, G., et al. (2007). Practice Parameter: evaluating an apparent unprovoked first seizure in adults (an evidence-based review): report of the Quality Standards Subcommittee of the American Academy of Neurology and the American Epilepsy Society. Neurology, 69(21). 1996-2007.
  • Schachter S. C. (2009). Seizure disorders. Med Clin North Am. 93(2), 342-351

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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