Hay quienes, en lo que se refiere al amor, prefieren no abandonar su zona de confort y permanecer en una sana soltería. Pero, en ocasiones, esta opción vital es vista no tanto como el fruto de una decisión tomada libremente, sino como una imposición; el mundo nos obliga a no apostar por el enamoramiento, pero en el fondo nos gustaría no renunciar a esa experiencia y profundizar en ella. El miedo al amor es algo que limita nuestra libertad.
Así pues, ¿cómo dejar de tenerle miedo al amor? No es una tarea fácil, ya que esta clase de problemas y conflictos psicológicos se fundamentan en emociones muy arraigadas en creencias preconcebidas tanto acerca del entorno como de nosotros mismos. Sin embargo, es posible “entrenarse” en otras maneras de pensar y de sentir que sí sirvan a nuestros intereses y mejoren nuestra calidad de vida.
- Artículo relacionado: "Psicología del amor: así cambia nuestro cerebro cuando encontramos pareja"
Dejar de tenerle miedo al amor: ¿qué hacer?
El enamoramiento es uno de los fenómenos que marcan un antes y un después en nuestras vidas. El torrente de emociones que produce el amor llena prácticamente todas las facetas del día a día, hasta el punto en el que pueden llegar a aparecer ideas e imágenes mentales recurrentes.
Pero, del mismo modo en el que ocurre en muchas otras vivencias, en el amor también conlleva ciertos costes. Algunos de ellos tienen que ver con la inversión en tiempo, esfuerzos y recursos necesarios para mantener una relación amorosa funcional, y por consiguiente ya se sabe de antemano que esa clase de sacrificios van a tener que ser abordados. Pero otros son de tipo probabilístico: pueden ocurrir o no. El desamor es un ejemplo de estos últimos.
Como consecuencia, muchas personas desarrollan un miedo al amor o al enamoramiento, de manera que se niegan a sí mismas la posibilidad de estar con alguien de manera regular conservando ese tipo de vínculo afectivo.
Pero en ocasiones, una misma persona puede tener intereses contradictorios. Por eso tiene sentido el concepto de miedo al amor: allí donde aparece, lo que ocurre no es que tras razonarlo se llegue a la conclusión de que iniciar una relación de pareja no compense teniendo en cuenta la situación objetiva en la que se vive, sino que, independientemente del momento y del contexto, se teme la posibilidad de enamorarse o de vivir el amor con otra persona, sea la que sea.
A continuación repasaremos una serie de consejos sobre cómo dejar de tenerle miedo al amor, en pasos que hay que procurar adaptar a cada caso.
1. Concreta aquello que temes
Un miedo puede ser descompuesto en una serie de vivencias o de consecuencias más concretas que son aquellas que realmente queremos evitar. Para empezar a dejar de tenerle miedo al amor, es necesario tratar de ser muy conscientes de las verdaderas causas de este fenómeno.
Para ello, hay que pasar por una etapa inicial de autodescubrimiento. En este caso, hay que analizar cuáles son las previsiones y las imágenes mentales que asociamos a lo que pasaría si no renunciásemos al amor, y anotarlas en un documento que solo usaremos nosotros mismos y que no tenemos por qué compartir con nadie.
Una vez hecho esto, intenta agrupar estos miedos en función de si responden a estos criterios.
- ¿Tiene que ver con tu autoestima o autoconcepto?
- ¿Tiene que ver con el miedo a perder a esa persona?
- ¿Tiene que ver con el qué dirán?
- ¿Tiene que ver con el sexo?
Una vez hecho esto, ya tendrás un directorio o “mapa” del problema. Posiblemente una de las categorías anteriores se ajustará mucho más que las otras a nuestro caso, o como máximo dos. Con eso, ya sabremos hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos: si crees que el problema es sexual, lo mejor será asistir a terapia con sexólogos; si el problema está en el qué dirán, el problema se basará en tu relación con las personas de tu entorno o en cómo interpretas esas relaciones.
A continuación nos centraremos en los casos en los que el miedo al amor surge por problemas de autoestima, de autoconcepto o de temor a la pérdida, que son los más habituales.
2. Revisa tu idea de amor
Es muy posible que, aunque suene paradójico hayas idealizado la experiencia del amor. La imagen que dan otras parejas suele ser positiva, ya que por presión social tratan de no mostrar sus imperfecciones, y del mismo modo el mundo del cine se ha esforzado durante años por normalizar un tipo de relaciones amorosas que encajan con el ideal romántico según el cual incluso tras pasar por graves problemas originados por circunstancias externas, dos enamorados llegan a encajar perfectamente.
Así pues, los problemas de autoestima son capaces de facilitar la aparición del pensamiento de que no estamos preparados para embarcarnos en un estilo de vida tan sublime y perfecto, que solo las personas totalmente autorrealizadas pueden permitirse ese lujo.
Pero esto es un error, dado que lo más habitual es que haya un cierto grado de conflicto en todas las parejas, por el simple hecho de tratarse de dos individuos con intereses y puntos de vistas diferentes. Ni los gemelos idénticos se pasan la vida sin discutir ni una vez entre ellos, así que en las relaciones de pareja, en las que el trato íntimo es más cotidiano en la vida adulta, es más probable que esas tensiones estén ahí.
En este sentido, para solucionar esto hay que modificar nuestras creencias tanto acerca de las relaciones amorosas como de lo que somos y de lo que somos capaces. Las relaciones de pareja, a fin de cuentas, solo requieren ingredientes muy básicos y regidos por lo intuitivo: empatía, amor, y disposición para esforzarse por convivir bien con la otra persona y aprender todas las rutinas cotidianas para ello.
3. Toma perspectiva sobre las experiencias pasadas
Es muy frecuente que el hecho de haber pasado por malas experiencias en el amor genere un rechazo al enamoramiento. Cuando esto ocurre, empezar a sentir esas emociones por alguien es visto como un problema que llega a obsesionarnos, pues no hay una manera clara de evitar que los sentimientos sigan su curso, a no ser que se intente evitar a esa persona, alterando por completo nuestra calidad de vida y dando motivos para que aparezca la ansiedad y una cierta paranoia por si nos la vamos a encontrar.
Pero hay que tener claro que los problemas que ocurrieron en desamores anteriores no son “la esencia” en sí del amor, sino problemas ocurridos en una dinámica relacional. Cada relación de pareja es hasta cierto punto algo único, y si un exnovio dio problemas, eso no significa que el próximo también vaya a ocurrir lo mismo. A veces olvidamos que la vida no es tan larga como para que tengamos una fotografía realista acerca de cómo son las relaciones amorosas con la mayoría de personas.
- Artículo relacionado: "Los 6 principales tipos de relaciones tóxicas"
4. Piensa que la renuncia también es un coste
Perder a alguien por el que se siente amor es un coste, pero también lo es evitar darle una oportunidad al enamoramiento por evadir esas experiencias. Aunque no tenga momentos clave, el malestar generado por esa renuncia se estira en el tiempo, y es algo por lo que se paga cada día. Dejar de auto-imponerse la prohibición de tener una vida amorosa conlleva un triunfo instantáneo, incluso si en ese momento no hay nadie a quien amar e iniciar una vida en pareja.
5. Si lo necesitas, acude a psicólogos
Si el problema es tan grave que te supone una preocupación constante, valora acudir al psicólogo. Mediante la terapia es posible realizar grandes avances disponiendo de una persona que desde una perspectiva profesional y sanamente distanciada puede ayudarnos a “entrenar” una nueva filosofía de vida.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad