Neuropsicología clínica: definición, qué estudia y objetivos

Un resumen sobre esta rama de la psicología tan especializada: la neuropsicología clínica.

Neuropsicología clínica
Un resumen de las características de la neuropsicología clínica.Unsplash.

De entre las neurociencias más conocidas se encuentra la neuropsicología clínica, la cual es, fundamentalmente, la disciplina encargada de entender el funcionamiento del sistema nervioso y cómo su afectación, especialmente a nivel cerebral, implica sintomatología.

Esta rama del saber es relativamente nueva, aunque en los dos últimos siglos ha contribuido sobremanera a conocer cómo funciona nuestro cerebro, en especial cuando éste se encuentra afectado por algún tipo de lesión u otro problema.

Conozcamos con mayor profundidad la neuropsicología clínica, sus características y sus funciones, a lo largo de este artículo.

¿Qué es la neuropsicología clínica?

La neuropsicología clínica es una rama de la psicología la cual se encarga de estudiar las relaciones entre el cerebro y el comportamiento en el contexto clínico, de los trastornos.

En base a este conocimiento, los profesionales de esta disciplina, que son los neuropsicólogos clínicos, son capaces de definir un diagnóstico a partir de lo observado en el paciente, además de establecer un tratamiento para mejorar su nivel de vida.

La neuropsicología clínica es una rama psicológica que requiere un alto grado de especialización de quien se dedica a ella. Los neuropsicólogos clínicos poseen un profundo conocimiento sobre el cerebro y sus funciones, además de tener la capacidad de relacionar los síntomas que manifiesta el paciente con la afectación de una u otra área de su cerebro. De esta forma, quienes se especializan en este área del saber saben cuales son las causas y consecuencias de una neuropatología manifestada en el paciente.

Aunque habitualmente los pacientes que acuden a este tipo de profesionales sufren de alguna lesión cerebral causada por algún tipo de impacto o enfermedad que daña las células nerviosas, también los hay quienes acuden debido a algún tipo de infección, tumor u otra condición médica que implica sintomatología psicológica y alteración en sus capacidades cognitivas, emociones y conducta en general.

Se trata de una rama muy científica, la cual ha ido elaborando su corpus teórico y práctico mediante la investigación empírica y basada en la evidencia, además de hacer uso de herramientas fiables como la neuroimagen, las baterías de cuestionarios y métodos diagnósticos propios de la medicina. La neuropsicología combina conocimientos procedentes de la neuroanatomía, neurobiología, neuropatología y psicofarmacología. Así, ejerce de puente entre el estudio del cerebro y el sistema nervioso general, por un lado, y los fenómenos psicológicos potencialmente afectados por enfermedades que hayan podido afectar a lo anterior (por ejemplo, síntomas plasmados en la toma de decisiones, la regulación de los impulsos, la evocación de recuerdos, etc.).

¿Cuáles son sus ámbitos de investigación e intervención?

Lo que distingue a un neuropsicólogo clínico de un psicólogo clínico es el grado de conocimiento sobre el cerebro que posee, además de las alteraciones cerebrales y cómo se manifiestan en la persona en forma de psicopatología.

En neuropsicología es fundamental el conocimiento y saber cómo utilizar varios cuestionarios, como el test de Stroop, el MMPI y WAIS entre otros. Así, mediante su interpretación, el neuropsicólogo puede conocer cuál es el grado de afectación cognitiva del paciente, viendo sus déficits en el aprendizaje, la memoria, la atención, la lectoescritura, la resolución de problemas y la toma de decisiones.

Los pacientes que acuden a este tipo de profesionales pueden sufrir todo tipo de problemas a nivel encefálico, siendo objeto de estudio e intervención los síntomas a causa de traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, turmores cerebrales, epilepsia, demencias, trastorno mental grave, problemas del desarrollo, autismo… Debido a esto, la neuropsicología clínica está presente en lugares como hospitales, especialmente en el área de neurología y rehabilitación, además de psiquiatría.

Antecedentes históricos

Aunque el término "neuropsicología clínica" fue acuñado por primera vez en 1913 por Sir William Osler, lo cierto es que se podría decir que sus antecedentes son muy anteriores al siglo XX.

Si bien definirla como parte de esta disciplina sería, quizás, un error, lo cierto es que las primitivas trepanaciones, realizadas durante el período neolítico se podrían considerar como las primeras técnicas remotamente relacionadas con la neuropsicología clínica.

Se ha supuesto que estas prácticas, las cuales consistían en abrir un orificio en el cráneo de una persona, tenían como objetivo el de hacer que los ‘malos espíritus’, causantes de la conducta atípica de la persona afectada, abandonaran su cabeza. Así pues, podría decirse que esta práctica se fundamentaba en la creencia de que la psicopatología tenía una base cerebral y que se podía hacerle frente mediante una intervención quirúrgica en el encéfalo.

Sin embargo, las raíces más claras y sólidas de la moderna neuropsicología clínica se pueden encontrar a partir del siglo XIX, en el que no eran pocos los médicos europeos que defendían que debía haber una relación entre el cerebro disfuncional y los síndromes que manifestaban sus pacientes.

Muchos fueron los grandes personajes de ese siglo y del siguiente que contribuyeron en el desarrollo de esta ciencia. John Hughlings Jackson fue el primero en hipotetizar que los procesos cognitivos tienen lugar en partes del cerebro y esto fue confirmado mediante los hallazgos de Paul Broca y Karl Wernicke mediante sus hallazgos en problemas del lenguaje y zonas cerebrales afectadas.

Otros, más desde la vertiente de la estadística y la metodología, como Francis Galton y Karl Pearson, ayudaron al asentamiento de la investigación en psicología tal y como la conocemos hoy en día y, por tanto, también de la neuropsicología.

En cuanto a las herramientas que usan los neuropsicólogos, no debería omitirse la importante tarea de Alfred Binet y Theodore Simon quienes conjuntamente elaboraron la escala de inteligencia Binet-Simon, sentando el precedente para la creación de las baterías de evaluación cognitiva.

Sin embargo, al igual que ha sucedido con la medicina y la farmacología, son las desgracias las que han hecho avanzar la neuropsicología clínica. El estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundiales, además de las guerras de Corea y Vietnam, provocaron miles de soldados malheridos, muchos de ellos con afectación cerebral debida a trauma físico, disparo o hemorragia. En base a sus síntomas y la zona de la lesión, se pudo obtener una amplia información sobre qué áreas del cerebro se encargan de determinadas funciones.

Objetivos

Fundamentalmente, la tarea del neuropsicólogo clínico se puede resumir en cuatro objetivos principales.

1. Diagnóstico

Mediante el uso de baterías de cuestionarios, observación de conductas patológicas y uso de técnicas de neuroimagen, el neuropsicólogo puede establecer un diagnóstico para el paciente. Así, es posible conocer si la conducta atípica de la persona se debe a una verdadera lesión, un tumor cerebral o hemorragia o, por el contrario, la causa es más bien psiquiátrica.

También, en base del tipo de conducta que manifieste el paciente, es posible suponer, tanto con como sin el uso de neuroimagen, en qué zona del cerebro se ha producido el daño.

En esta fase, se evalúan aspectos variados como las capacidades cognitivas del afectado, además de su capacidad de reacción ante estímulos del medio.

2. Cuidado del paciente

Una vez establecido el diagnóstico, se hace necesario ver la mejor manera de cuidar a paciente para evitar que sus capacidades se vean perjudicadas.

El cuidado del paciente no únicamente implica a los profesionales, sino también se debe conseguir educar al entorno de la persona afectada para que sea una fuente de apoyo en su recuperación

La relativa sensibilidad de los cuestionarios utilizados en este ámbito y su demostrada precisión permiten determinar cuáles son los cuidados que precisa el paciente y evitar su deterioro, o al menos atrasarlo.

Dependiendo de la gravedad del paciente, será necesaria la realización de un seguimiento y la administración de varias pruebas a lo largo del tiempo, con la intención de observar cómo va evolucionando.

3. Tratamiento

La principal opción de tratamiento para pacientes que han sufrido alguna lesión neurológica es, básicamente, la rehabilitación y recuperación, en la medida de lo que se pueda, de los déficits cognitivos.

Si es posible y la intervención implica más beneficios que riesgos, la cirugía, llevada a cabo por un neurocirujano, puede ser otra opción. No obstante, lo normal es optar por técnicas no tan invasivas, estableciendo un plan de tratamiento para conseguir un incremento en su desempeño diario y fomentar un incremento de su bienestar.

4. Investigación

La neuropsicología clínica no únicamente se dedica a diagnosticar y tratar pacientes. También, como parte de la ciencia que es, pretende expandir sus conocimientos mediante la investigación científica. De esta forma logra mejorar su tratamiento y capacidad diagnóstica, elaborándose nuevos cuestionarios y técnicas que permitan la mejora de las capacidades afectadas en los pacientes.

Dado que el cerebro es quizás el órgano más misterioso de todo el cuerpo humano, constantemente se profundiza más en su funcionamiento y en el establecimiento de las áreas que están detrás de sintomatología concreta.

Referencias bibliográficas:

  • Antonio, P. P. (2010). Introducción a la neuropsicología. Madrid: McGraw-Hill.
  • Broks, P. (2003). Into the Silent Land: Travels in Neuropsychology. Atlantic Monthly Press.
  • Davis, Andrew, ed. (2011). Handbook of Pediatric Neuropsychology. New York: Springer Publishing.
  • Finger, S. (2000). Minds Behind the Brain: A History of the Pioneers and their discoveries. Nueva York: Oxford
  • Hall, J.; O'Carroll, R.E.; Frith, C.D. (2010), Neuropsychology. Companion to Psychiatric Studies. Nueva York: Elsevier,

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