Equivocarse es algo natural, parte normal de la vida de cualquier persona. Cada uno reacciona e interpreta de maneras muy diferentes sus equivocaciones. Algunos lo toman como lo que es, algo común, aunque a veces, difícil de aceptar según sea el caso. Para otros, puede ser algo muy complicado de gestionar, ya que ven los errores como un enorme fracaso en su vida.
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Pero… ¿de qué depende esta forma de afrontar los errores?
Ser conscientes de que nos equivocamos y reflexionar sobre ello; es un mecanismo que utiliza nuestra mente para ayudarnos a aprender del error, y que no vuelva a suceder de la misma forma. El problema se da cuando nos quedamos “enganchados” en ese tema y no podemos pasar página del error.
A lo largo de nuestra niñez y crecimiento, las palabras de nuestros cuidadores primarios son muy importantes para nosotros. Puede ser que durante nuestra infancia nos corrigieron mucho, nos decían cómo debíamos hacer las cosas, y nos castigaban de forma muy dura cuando nos equivocamos. Todas estas palabras y situaciones que vivimos, se fueron quedando dentro de nosotros, en lo más profundo, formando parte de nuestro inconsciente, al punto incluso de definirnos.
Todo lo descrito anteriormente nos fue enseñando que equivocarse es algo muy malo, que merece un castigo, creando inseguridades, y formando una autoestima un poco debilitada.
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¿Cómo podemos ser más conscientes de esto y empezar a cambiar nuestra forma de pensar?
- Primero que todo haciéndolo consciente. Empezaremos a darnos cuenta de que muchas de las ideas que tenemos vienen impuestas por nuestra crianza y educación, y no son nuestro verdadero yo, sino que nos lo impusieron.
- Siendo más compasivos con nosotros mismos; aceptando que todas las personas se equivocan. Muchas veces, cuando nosotros nos equivocamos, lo vemos como lo más grave del mundo. En cambio, cuando alguien de nuestro entorno se equivoca, somos mucho más comprensivos con esa persona, la entendemos y apoyamos. ¿Por qué no empezar a aplicar eso en nuestras propias experiencias?
- Aprender que los errores están para enseñarnos. Cuando aceptas tu error, tomas responsabilidad de la parte que te corresponde y creces en muchos sentidos. *** Un error te da experiencia**, una experiencia única que quizás nadie más ha pasado. Que puedes utilizar en un futuro para ti y para ayudar a otros.
- Hasta las personas que más admiras y que ves como ejemplos a seguir, como muy superiores a ti, se equivocan con frecuencia.
La trampa del perfeccionismo excesivo
El hecho de ser tan duros cuando nos equivocamos, está relacionado también con la autoexigencia y el perfeccionismo. Y detrás de ellos se esconden muchas inseguridades.
Y pensarás, ¿cómo alguien perfeccionista puede en el fondo ser una persona insegura?
La realidad es que la perfección no existe. Todos nos podemos equivocar y el hecho de no aceptarlo es no aceptarte a ti mismo. Nadie es perfecto y querer serlo se convierte en una gran carga para ti, sientes que te fallas a ti mismo/a.
Tus errores o fracasos no te definen como persona: un divorcio o una mala elección en el trabajo, no definen quién eres. Cuando piensas de esta forma, estás poniendo tu valor como persona en algo externo, en algo que sucedió en un momento puntual de tu vida.
María Jesús Casares Moreira
María Jesús Casares Moreira
Psicóloga Clínica
Permítete sentir todas las emociones desagradables que se experimentan en el momento en el que te equivocas, cuando algo no sale como esperas: enojo, frustración, desilusión, decepción, culpa, entre otras. Haz las paces con esas emociones, ya que es natural sentirlas y debes pasarlas para aprender de la experiencia e internalizar lo sucedido.