Para aquellos casos en los que un niño pequeño presenta un trastorno del desarrollo o está en riesgo de padecer uno, puede ser de gran ayuda la intervención de la Atención Temprana. Esta implica un conjunto de intervenciones optimizadoras y compensadoras orientadas a facilitar su maduración en todos los ámbitos, con el objetivo de que alcancen el máximo nivel de integración social y desarrollo personal. Estas acciones requieren de un abordaje interdisciplinario, de modo que implica el trabajo conjunto de profesionales provenientes de distintas disciplinas, como pediatras, neurólogos, psicólogos, psiquiatras o pedagogos.
Uno de los profesionales que posee un rol esencial en la Atención Temprana es el logopeda. En este artículo veremos cuál es su función en estos equipos de intervención y cómo puede ser de gran ayuda tanto para niños que presentan algún tipo de déficit o discapacidad como para sus familias.
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¿Cuál es la función logopeda en la Atención Temprana?
El logopeda es un profesional que está capacitado para abordar las dificultades en la comunicación, el habla, el lenguaje, la alfabetización emergente y la deglución o alimentación. Su relevancia para integrar las intervenciones en Atención Temprana reside en que, en primer lugar, el lenguaje es fundamental para todos los aspectos del funcionamiento humano, ya que necesitamos contar con la habilidad para vincularnos con otros al vivir en sociedad. El desarrollo de las habilidades de comunicación comienzan desde el nacimiento, y por lo tanto, las familias con bebés o niños de hasta 36 meses que padecen una discapacidad (o están en riesgo de padecerla) requieren de la atención de un profesional como el logopeda capaz de potenciar el desarrollo del niño, apuntando a resolver las dificultades que tanto a éste como su familia pueda presentar.
La Asociación Americana de Habla-Lenguaje y Audición ha establecido una serie de responsabilidades y competencias a las que deben apuntar los logopedas en relación a la Atención Temprana; siempre basándose en la más reciente evidencia científica y teniendo en consideración tanto las particularidades de cada niño o familia como así también las preocupaciones y prioridades a las que éstos se enfrentan. En líneas generales, el logopeda debe ser capaz de formar vínculos de colaboración con las familias para que las intervenciones estén centradas en ellas, debe proporcionarles a los padres educación y recursos para ampliar su capacidad de mejorar el potencial de sus hijos; como así también debe tomar las decisiones clínicas reconociendo las características culturales y lingüísticas del contexto en el que el niño está inmerso. Por otra parte, el logopeda tiene funciones específicas en la Atención Temprana. Veamos cuáles son brevemente.
1. Prevención
El logopeda en la Atención Temprana debe tener la habilidad para identificar y elegir determinadas acciones de prevención de acuerdo al niño y familia basándose en la evidencia científica. Es decir, la prevención —como todas las acciones que emprende el logopeda en la Atención Temprana— no pueden realizarse separadas al contexto que engloba a la situación. Por ello, debe ser también capaz de adaptar las actividades de prevención de acuerdo con las características culturales y lingüísticas del niño y su entorno.
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2. Detección, evaluación y diagnóstico de necesidades
Respecto a este elemento, el logopeda debe tener conocimiento acerca de la importancia de la detección temprana en tanto una intervención en esta etapa devendrá en resultados positivos respecto al desarrollo. Por lo tanto, su función es tener conocimiento acerca de los métodos y pruebas estandarizadas que se utilizan para una población particular, la de niños de cero a tres años.
3. Planificación, implementación y seguimiento de la intervención
El logopeda tiene la función de planificar, implementar y realizar un seguimiento de las intervenciones que realiza en el campo de la comunicación y el habla. No obstante, también debe tener la capacidad de establecer criterios para hacer referencias a profesionales de otras áreas para aquellas problemáticas que excedan la disciplina propia. Es vital en esta etapa que el logopeda pueda incluir la educación familiar dentro de la planificación e implementación de la intervención; por lo que además debe evaluar las capacidades de la familia y el cuidador principal para apoyar con éxito el desarrollo de sus hijos a través de las rutinas o actividades que se les propondrá.
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4. Asesoría y educación de los miembros del equipo, incluyendo otros profesionales y familias
Como decíamos anteriormente, la función del logopeda también apunta a una comunicación efectiva con la familia y con otros miembros del equipo de trabajo. Esto permitirá facilitar la resolución de problemas que puedan presentarse a la hora de desarrollar y poner en práctica las intervenciones. Además, las intervenciones pueden involucrar estrategias específicas para las que el logopeda está formado, por lo que su función es enseñar a las familias, cuidadores o profesionales involucrados cómo actuar según la intervención que se lleve a cabo.
5. Coordinación de servicios
Respecto a la coordinación de servicios, el logopeda debe ser capaz de participar en conjunto de la planificación de la transición hacia otros servicios educativos. De tal manera, pueden ocurrir varios tipos de transiciones como del programa centrado en el hogar a uno focalizado en un centro una vez terminada la etapa de Atención Temprana; del hospital al programa de Atención Temprana de su comunidad; de la intervención temprana a un servicio de educación infantil o al centro escolar, entre otros.
6. Defensa y promoción de la Atención Temprana
En última instancia, el logopeda tiene la función de promulgar por las necesidades de los niños con dificultades de comunicación y sus familias. Para ello, es necesario que sepa acerca de cuánto pueden afectar las propias presunciones o actitudes, tanto personales como culturales, a las prácticas con niños con discapacidades y sus familias. En consecuencia, el logopeda es capaz de tomar decisiones que apunten al desarrollo de políticas que pongan a la luz la importancia de la Atención Temprana; o, en su defecto, a la concientización social y a la divulgación de conocimientos sobre estas prácticas.
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