En los últimos años han ido sonando cada vez más nuevos síndromes que, aunque no se encuentren clasificados dentro de los manuales diagnósticos internacionales ni tampoco hayan sido muy aceptados por la comunidad científica, conviene conocerlos debido a su gran difusión a través de diversos medios de comunicación. Uno de ellos es el síndrome de Escarlata O’Hara.
El síndrome de Escarlata O’Hara ha sido asociado comúnmente con la procrastinación, que consiste en la acción o en el hábito de retrasar acciones, obligaciones o ciertas situaciones que deberían atenderse próximamente por pereza y/o por miedo a afrontarlas, de forma que acaban siendo sustituidas por otras situaciones o tareas menos acuciantes y más irrelevantes que pudieran resultar más agradables a corto plazo para la persona.
En este artículo veremos qué es el síndrome de Escarlata O’Hara que tanto ha sido comentado en los últimos años, pero antes conviene que expliquemos brevemente quién es Escarlata O’Hara el personaje que sirvió de in
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¿Quién es Escarlata O’Hara?
Escarlata O’Hara (conocida en los Estados Unidos como Katie Scarlett O’Hara) es la protagonista de la novela “Lo que el viento se llevó” que fue publicada en el año 1936 por la escritora estadounidense Margaret Mtchell y que fue adaptada a la gran pantalla en 1939, llegando a ganar varios premios Oscars.
Este carismático personaje no es el de la típica heroína de gran nobleza y buen corazón que todos aman por su bondad, sino que en realidad es bastante diferente. En realidad, Escarlata es caprichosa, manipuladora y temperamental. Pero si hay algo que destacar de ella es su perseverancia y su empeño a la hora de tratar de conseguir lo que quiere en todo momento, siendo una capacidad que le servirá para sobrevivir en tiempos de guerra, aunque también le causará algunos problemas como se puede comprobar al leer la novela y/o ver la película.
El síndrome de Escarlata O’Hara es debido a una clase que pronuncia Escarlata O’Hara cuando es abandonada por Rhett Butler, un personaje de la trama con el que la protagonista contrajo matrimonio, a pesar de que en realidad estaba enamorada de otro hombre, Ashley Wilkes. En el momento en que es abandonada, declara su intención de buscar la horma de hacer que su amado vuelva; sin embargo, considera que es una asunto demasiado complejo como para poder abordarlo precipitadamente por lo que dice la siguiente frase: “ya lo pensaré mañana”.
La frase “ya lo pensaré mañana” de Escarlata O’Hara y también otra bastante común en el día a día de varias personas es la siguiente: “ya lo haré mañana”. Ambas frases han sido asociadas a lo que en el ámbito de la psicología se conoce como procrastinación, que es el hábito de retrasar las obligaciones o los quehaceres para el día siguiente.
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¿En qué consiste el síndrome de Escarlata O’Hara?
Como dijimos el síndrome de Escarlata O’Hara ha llegado a ser asociado con la procrastinación a raíz de la frase “ya lo pensaré mañana” de Escarlata O’Hara, personaje de la película “Lo que el viento se llevó”, por lo que este síndrome estaría relacionado con la costumbre de procrastinar; y es que esa frase aparece con diversas variantes en varias ocasiones a lo largo de la novela, de manera que se podría asociar con un rasgo inherente a Escarlata O’Hara. Por ello, vamos a explicar a continuación en qué consiste la procrastinación o lo que se ha acuñado con el nombre del síndrome de Escarlata O’Hara.
La palabra procrastinación (proveniente de la palabra del latín “procrastinare”; pro, adelante, y crastinus, mañana. Postergar hasta mañana) se refiere a la posposición o la postergación que sería el hábito, costumbre o la acción de retrasar situaciones, actividades u obligaciones que deberían ser atendidas lo antes posible; siendo sustituidas además por otras que pudieran resultar más agradables, aunque también más irrelevantes, a causa de la pereza y/o el miedo a afrontarlas y realizarlas.
Visto así, el síndrome de Escarlata O’Hara trataría de un trastorno volitivo del comportamiento que presentan algunas personas, pudiendo llegar a causar estrés, ansiedad y/o frustración generados por aquellas tareas pendientes en los momentos en los que no se tiene la suficiente fuerza de voluntad como para llevarlas a cabo y así incluirlas.
Lo que ocurre es que esa costumbre de posponer las cosas podría generar una dependencia de una serie de elementos externos como leer libros, ir de compras, hacer ejercicio, navegar por Internet y las redes sociales, comer de manera compulsiva o cualquier otra actividad que nos mantenga absorbidos por la rutina del día a día como pretexto para evitar algunas responsabilidades y aquí es cuando todo esto nos podría llegar a acarrear algunos problemas.
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¿Qué problemas podría ocasionar el síndrome de Escarlata O’Hara?
En la sociedad actual es muy común que las personas tengan que llevar a cabo varias tareas a la vez, lo cual podría ser contraproducente debido a que podría sobrepasar a las personas, causando el efecto contrario, de manera que, en lugar de concluir todas las tareas pendientes y aumentar su productividad, terminen procrastinando y dejando sin concluir varias de las tareas pendientes.
Aunque muchas veces se ha asociado la procrastinación o el síndrome de Escarlata O’Hara con la holgazanería, lo cierto es que podría estar más relacionado con el estrés causado por la acumulación de varias tareas de manera simultánea, por la ansiedad o la dificultad experimentada en algunas ocasiones a la hora de manejar las emociones.
En algunos casos incluso podría deberse esa procrastinación a un perfeccionismo disfuncional, que estaría caracterizado por ese afán de lograr continuamente unos resultados exitosos en todos las tareas que deben llevar a cabo y sin cometer ningún error.
Además, las personas con un alto grado de perfeccionismo disfuncional poseen una serie de características como sentirse saturadas, algunas creencias irracionales, el miedo al fracaso y un alto grado de intolerancia a la incertidumbre, pudiendo llevarles a la procrastinación o postergación de varias tareas.
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La posible relación entre el síndrome de Escarlata O’Hara y la ansiedad
Tras la procrastinación o lo que se conoce como el síndrome de Escarlata O’Hara existen una serie de factores que podrían ir más allá de la holgazanería, la pereza o la mala gestión del tiempo como ya habremos podido observar. Entre todos esos factores habría que destacar la dificultad a la hora de gestionar nuestras emociones, la inseguridad, el perfeccionismo disfuncional y, detrás de todo ello, la ansiedad; y es que cada vez más se han encontrado relaciones entre la procrastinación y la ansiedad dentro del ámbito de la psicología.
Si bien es cierto que todos en algunas ocasiones podríamos retrasar alguna tarea que tiene una fecha de entrega, siendo totalmente normal e incluso hasta razonable, esta situación puede llegar a resultar problemática cuando se convierte en hábito la costumbre de postergar las tareas.
Cuando la procrastinación o postergación se convierte en hábito es cuando podríamos estar hablando del síndrome de Escarlata O’Hara y aquí nos encontraríamos con una estrecha relación con ciertas dificultades a la hora de gestionar las emociones y, por ende, con la ansiedad. Y es que normalmente lo que está detrás de la procrastinación y que nos genera ciertos problemas es una alta autoexigencia y un perfeccionismo disfuncional, causado por la fuerte necesidad de obtener unos resultados exitosos en todo momento y sin cometer fallos.
Por todo ello, el miedo a no bajar el listón tan alto que nos hemos propuesto es lo que nos estresa, nos causa angustia y podría terminar ocasionando el desarrollo de la ansiedad y, en el momento en que comienzan los primeros síntomas de ansiedad (p. Ej-, nerviosismo, agitación, sensación de cansancio o debilidad, sensación de peligro inminente, etc.) todo podría cambiar. Nuestro ánimo va decayendo, nuestra motivación y nuestra fuerza de voluntad se ven mermadas, por lo que nuestra mente tratará de buscar otras tareas más gratificantes a corto plazo para escabullirse del problema y de esa necesidad que antes teníamos de ser altamente eficaces.
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Estrategias para combatir la procrastinación o el síndrome de Escarlata O’Hara
Frente al síndrome de Escarlata O’Hara o la procrastinación hay algunas estrategias que podrían servir de ayuda, destacando que ante situaciones similares que podrían llegar a desbordarnos quizás lo más sensato sería buscar ayuda profesional. Entre tanto, vamos a comentar esas estrategias brevemente para tener algunas ideas para empezar a salir de una situación que podría resultar bastante angustiosa e incapacitante.
En primer lugar, hay que dejar de anticipar los resultados de nuestras tareas, puesto que es algo que se escapa de nuestro control y depende de diversos factores, ya que en este tipo de casos es bastante común que se pospongan las tareas por el miedo a que no salgan según lo esperado. Esas predicciones tan negativas lo único que pueden servir es para empeorar el propio rendimiento y causar que se prolongue la realización de las tareas.
En ese sentido también sería importante reducir las expectativas, ya que resulta contraproducente buscar la perfección. En lugar de ello, podría resultar más útil que se hagan las cosas de una forma más saludable, acorde con las propias capacidades y sin presión. Por ello, es importante mantener la calma en todo momento, y para ello podría resultar útil llevar a cabo algunos ejercicios de relajación antes de llevar a cabo las tareas pendientes. También podría ser recomendable llevar a cabo las tareas una por una, en lugar de tratar de hacer varias a la vez.
Otro obstáculo que nos podemos encontrar a la hora de llevar a cabo nuestras tareas y finalizar nuestros proyectos es el miedo y las inseguridades. Ante esto deberíamos ser decididos e intentar ponernos en marcha cuanto antes, ya que mediante la activación y el movimiento es cuando puede surgir la inspiración y la motivación. De lo contrario, si esperamos a que nos venga antes la inspiración y nos encontremos motivados, es más probable que nos quedemos paralizados y nos cueste más ponernos en marcha.
Además, a la hora de combatir el síndrome de Escarlata O’Hara o la procrastinación hay una serie de pasos relacionados con el autocontrol que podrían resultar útiles:
- Empezar por buscar un lugar de trabajo donde las distracciones sean pequeñas y no haya interrupciones.
- Comenzar con una lista de tareas que deberían realizarse y ordenarlas por importancia y fecha de entrega.
- Hacer un calendario de trabajo donde comencemos por lo más breve para ir progresando poco a poco.
- Estructurar todas las tareas y llevarlas a cabo a través de pequeños pasos y establecer unos plazos realistas.
- Cambiar las expectativas y buscar unas estrategias de pensamiento útiles para combatir los pensamientos negativos.
- Planificar y/o pensar en algunas gratificaciones que recibiremos al cumplir nuestras metas.
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