La RAE define la ansiedad como: "El estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo". Sin embargo, realmente quienes la han sufrido alguna vez, la sufren esporádicamente o para aquellos que es su gran compañera del día a día es algo que merece una definición de más de nueve palabras.
En primer lugar, no toda la ansiedad es perjudicial para nuestro cuerpo y mente, existe cierto nivel de ansiedad positiva, esa pequeña inquietud que nos ayuda en situaciones complicadas a salir airosos. Es decir, nos ayuda a estar alerta ante posibles peligros o atentos a acontecimientos relevantes. Funciona como una especie de "ángel de la guardia" interior.
La ansiedad también puede ser negativa
Por otro lado, encontramos la ansiedad negativa... ¿En qué se diferencia de la anterior? este tipo de ansiedad provoca un miedo exagerado e irracional ante un acontecimiento (como por ejemplo el miedo a hablar en público, a subir en ascensor, etc.) que a parte de las obvias reacciones psicológicas se acompaña de reacciones físicas (sudores, palpitaciones, temblores, molestias gástricas...) ante la expectativa de que algo catastrófico suceda aun siendo ésto muy poco probable.
Se derivan diversos trastornos a partir de la ansiedad negativa, como son:
- Trastorno de pánico
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
- Fobia social (o trastorno de ansiedad social)
- Fobias específicas
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
Técnicas para reducir la ansiedad
Aunque cada uno de los cuales tiene un tratamiento específico, podemos añadir una serie de técnicas que ayudan a mejorar los estados de ansiedad:
1. Ejercicio físico
El ejercicio físico nos ayudará a evitar el exceso de activación del sistema nervioso y a conseguir un sueño más reparador. Si nuestro estado físico no nos permite la realización de ejercicio podemos optar por ritmos suaves a intervalos breves.
2. El sueño y los hábitos de alimentación
Una alimentación desequilibrada puede perjudicar a algunos síntomas gastrointestinales asociados con algunos estados de ansiedad, una alimentación saludable y equilibrada nos ayudará a controlarla. Respecto al sueño, los beneficios de dormir bien son obvios, si vemos que la ansiedad no nos deja dormir (o peor, el pensamiento de que no podemos dormir, no nos deja dormir) podemos optar por leer algo aburrido hasta que el propio sueño venga a visitarnos.
3. Modelado (observación)
Como aprendimos de Albert Bandura, podemos emplear el modelaje observando a otras personas que no muestran ansiedad ante acontecimientos que a nosotros si no muestran esas sensaciones temidas. Incluso, conversar con personas que han conseguido superar problemas de ansiedad y que le comenten las técnicas que a ellos le han funcionado le harán recuperar la esperanza en que sí se puede controlar la misma.
4. Sentido del humor
Nuestra tendencia ante las situaciones que nos provocan ansiedad es reaccionar con negatividad y tomárnoslo demasiado en serio. A veces, una persona con ansiedad no se puede dar cuenta de lo ridícula que puede ser su reacción. Es importante ver también la parte divertida y optimista de las cuestiones. Por ejemplo, ante un pensamiento recurrente, podemos probar a cantarlo o a decírnoslo en otro idioma.
5. Meditación y Mindfulness
Es probable que ya hayas oído hablar del Mindfulness, es una técnica de meditación que le ayudará a conseguir la atención plena. En un ambiente relajado, donde se asegure de que nadie va a molestarle, céntrese en su respiración, en las sensaciones corporales, en el sonido o en un objeto y practique la atención plena. Si quieres conocer distintas maneras de practicar Mindfulness, puedes leer nuestro artículo: “5 ejercicios Mindfulness para mejorar tu bienestar emocional”.
6. Métodos de distracción
Si empleamos distracciones adecuadas podemos interrumpir, aunque sea temporalmente, el pensamiento que nos provoca ansiedad: parada de pensamiento, lectura, ocio, pasear, entre otros.
7. Psicofármacos
Es posible que su ansiedad tenga un componente físico. Si su médico confirma que su dolencia no es física sino mental, puede solicitar cita con un psiquiatra y que unos ansiolíticos puedan ayudarle. Los medicamentos pueden ser de mucha utilidad aunque también debe poner de su parte. No se le ocurra automedicarse aunque otra persona le haya dicho que le haya ido bien.
Las recaídas cuando uno sufre ansiedad
En caso de haber estado o estar asistiendo a psicoterapia no se tome las recaídas como un fracaso, sino algo de lo que podemos aprender y conocernos mejor para poder prevenirlo en un futuro.
Antes de acabar, un consejo...
Y recuerde, por supuesto, que la ansiedad es como nuestro guardián interior. Aprender de ella, aprender a manejarla, puede ayudarnos a estar alerta ante las situaciones correctas y a salir airosos de nuestros retos personales del día a día. Con estas siete técnicas y estrategias para reducir la ansiedad puedes estar más cerca de poner un nuevo rumbo en tu vida.