La terapia narrativa pertenece a las psicoterapias de la tercera ola, las cuales, a diferencia de la primera (centrada en las patologías del paciente) y de la segunda ola (centradas en el problema), se centran en la persona. Pero no en el sentido sólo de rescatar la humanidad arrebatada luego de dos guerras mundiales; sino en creer firmemente en que las soluciones a los problemas de las personas residen en ellos mismos y en su entorno.
Entonces, nos preguntamos: ¿cómo convences a tu paciente de que él o ella tiene ya las herramientas para superar sus malestares y resolver sus problemas sin ser considerado poco profesional y antiético? La respuesta te la ofrece la Terapia Narrativa: Externalización.
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Terapia Narrativa y Externalización
La externalización permite que el paciente vea a su problema como algo que lo acompaña y martiriza, no como parte de él o ella. Esto cambia la visión de la persona hacia su problema y le permite escoger y tomar decisiones sobre “el” problema.
El credo máximo del abordaje narrativo es: "La persona nunca es el problema, el problema es el problema".
Para conseguir llegar a los objetivos, es necesario reparar en el lenguaje que empleamos. Por eso, el terapeuta narrativo se enfoca en las historias o narrativas del paciente, considerándolo como eventos secuenciales y temporales acoplados en un mismo tema.
Así, libera de las culpas a las personas y las convierte en el punto central de la terapia: las más expertas en sus vidas; reconociendo sus convicciones y valores, incentivando la explotación de sus habilidades y fortaleciendo sus compromisos para reducir la influencia del problema en sus vidas.
Logrando esto, la terapia narrativa también consigue que afloren en la persona pensamientos y sentimientos de respeto y autoestima que invaden la consulta, afectando positivamente el vínculo terapeuta - paciente. El trabajo sencillo y enfocado en la perspectiva que tiene la persona sobre el problema que le aqueja, permite el logro de los objetivos terapéuticos y un beneficio dual.
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El enfoque narrativo
Para externalizar el problema, la terapia narrativa invita a construir las conversaciones incorporando historias alternativas que reducen la influencia del problema en la vida de las personas, aperturando la visión hacia nuevas posibilidades de vida.
Estas historias alternativas son elegidas como aquellas que direccionan la vida que las personas desean, invitando a una descripción rica y detallada de la misma y encausándola hacia una misma meta.
Ahora bien, una vez externalizado el problema, es necesario tratarlo como un ente diferente a la persona que lo trajo a consulta. Pero ¿cómo hacerlo sin desestimar el malestar que ha producido en la persona durante el tiempo de convivencia? ¿De qué manera logramos que el paciente visualice objetivamente al problema y encuentre una solución verdaderamente eficaz sin sentirse nuevamente atrapado en el problema? La respuesta viene acompañada de un enfoque afín a la terapia narrativa: el minimalismo.
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Comprendiendo el minimalismo
Seguramente has escuchado el término de "microlearning", o microaprendizajes. Pues bien, la terapia minimalista, al igual que lo “micro” o “mini”, se enfoca en lograr pequeños grandes avances en las personas para conseguir cristalizar sus historias alternativas. Con los microaprendizajes, las personas aprendemos paso a paso un tema nuevo y lo insertamos dentro de nuestro bagaje cognitivo.
Con la terapia minimalista, el paciente realiza acciones que pueden percibirse como ínfimas, pero que, proyectando su logro dentro de la meta que se desea alcanzar como parte de la “nueva” vida que eligen vivir sin el problema, cobran una relevancia tan impresionante y motivadora en las personas que fortalecen su decisión por impulsar su historia alternativa y aperturan su visión para incorporar diversas herramientas desde sus propias capacidades y singularidades.
Puede sonar algo simple y fácil de hacer, pero es importante tener claro el problema, cómo externalizarlo, el lenguaje apropiado en relación con tu paciente y, claro, la historia de vida alternativa que tu paciente desea empezar a caminar sin compañía del problema.
Si tomas en cuenta estas premisas y las aplicas adecuadamente con tu paciente, entonces, la terapia minimalista te aperturará múltiples opciones que puedes compartir con tu paciente y lo incentiven a movilizarse lentamente, pero de forma eficaz. Recuerda que todo cambio empieza con una decisión, solo una, pero decisiva.
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