El trastorno bipolar (TB) es un trastorno psicológico de la afectividad crónico, caracterizado principalmente por la vivencia de fases de hiperexcitación e hiperactividad (fases de hipomanía o manía) que se desarrollan en alternancia con otras fases de ánimo decaído e inhibido (fases de depresión), así como también con fases en las que el paciente se encuentra estable a nivel anímico (fase de eutimia).
Los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar han sido desarrollados con el fin de abordar principalmente los síntomas depresivos y también para mejorar la adherencia del paciente al tratamiento farmacológico, cuyo objetivo es tratar los episodios maníacos, debido a que por el momento no hay suficiente evidencia científica para poder tratarlos con el tratamiento psicológico de manera única.
En este artículo veremos algunos de esos tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar que cuentan con unos resultados positivos en cuanto a su efectividad para el tratamiento del mismo a lo largo de las diferentes fases de su desarrollo.
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Los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar más usados
Esta es una breve clasificación de las terapias psicológicas y modalidades de intervención aplicadas en pacientes con trastorno bipolar.
1. La intervención psicoeducativa
Uno de los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar que tiene una amplia trayectoria en su tratamiento es la intervención psicoeducativa en formato individual; también suele realizarse en formato grupal y familiar.
La intervención psicoeducativa conlleva proporcionar información sobre el trastorno bipolar con el fin de que las personas diagnosticadas del mismo consigan afrontarlo de la mejor manera posible, así como también las posibles consecuencias.
Esta intervención psicológica está compuesta por los siguientes módulos, dentro de la intervención en formato individual:
- Aumentar la conciencia en el paciente acerca de su trastorno mental.
- Incrementar la adherencia del paciente a su tratamiento.
- Entrenar al paciente en la detección y el manejo de los síntomas prodrómicos del trastorno bipolar.
- Ayudar al paciente a seguir un estilo de vida saludable y a evitar conductas perjudiciales.
- Entrenar al paciente para regularizar hábitos y en el manejo del estrés.
Cabe destacar que los estudios hechos con respecto a los resultados en cuanto a la efectividad de la intervención psicoeducativa señalan que es más efectiva si se aplica en formato grupal a lo largo de varios meses, comenzando con esta intervención desde el momento en que se haya realizado el diagnóstico del trastorno bipolar en el paciente.
Por otro lado, cuando un paciente con trastorno bipolar haya presentado varios episodios, comorbilidad con otros trastorno o se encuentre en una fase avanzada del trastorno, la intervención psicoeducativa no sería el tratamiento más idóneo, por lo que habría que recurrir a otros tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar que sí sean adecuados en este caso.
El Grupo Barcelona ha desarrollado un enfoque de intervención psicoeducativa que presenta unas garantías científicas positivas en el abordaje de los síntomas del trastorno bipolar. Esta intervención se ejecuta a lo largo de 21 sesiones en formato grupal, en las que se trabaja con los módulos que se enumeraron con anterioridad en este apartado. En este sentido, un ensayo clínico mostró que la intervención psicoeducativa en formato grupal permitía reducir de manera significativa las recaídas y de hospitalizaciones en pacientes con trastorno bipolar.
Es digno de mención que los estudios más recientes recomiendan el uso de la intervención psicoeducativa de manera combinada con el tratamiento psicofarmacológico. Por otro lado, esta intervención es recomendable para el tratamiento de síntomas de depresión; en cambio, no cuenta con suficiente evidencia a la hora de abordar los síntomas de manía. No obstante, la psicoeducación es una buena alternativa por su bajo costo en comparación con otros tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar (p. ej., la terapia cognitivo-conductual).
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2. La terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual (TCC), cuando está enmarcada dentro de los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar, está fundamentada en el hecho de que en todos los seres humanos se da una interacción entre sus pensamientos, emociones y conductas, por lo que los pensamientos influyen directamente en la forma de actuar y sentir.
Por ello, el objetivo de este tratamiento es entrenar a las personas con un trastorno bipolar para que sean capaces de dominar, examinar y también modificar los pensamientos disfuncionales que pudieran tener, lo que repercutirá positivamente en sus conductas y emociones.
Este tipo de terapia psicológica para el trastorno bipolar puede emplearse tanto de forma individual como grupal y durante un tiempo limitado. Algunas de las técnicas más utilizadas en este tratamiento son la resolución de problemas, la modificación de los estilos de afrontamiento desadaptativos o la reestructuración cognitiva. Así mismo, cabe decir que existen manuales específicos en los que se explica el abordaje del trastorno bipolar desde la terapia cognitivo-conductual, entre los que destaca el manual de Lam y colaboradores que divide la terapia entre 12 a 18 sesiones, con una frecuencia semanal.
Es importante señalar que la terapia cognitivo-conductual incluye un componente de intervención psicoeducativa que ha demostrado reforzar los efectos de ambos tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar, siendo los principales beneficios los siguientes: detección precoz y afrontamientos de los síntomas prodrómicos del trastorno, estabilización de la rutina de sueño, mejorar en la adherencia a la medicación y ayudar al paciente a identificar los posibles indicios desencadenantes de algún episodio afectivo.
Los resultados de los amplios estudios sobre la terapia cognitivo-conductual, como tratamiento para el trastorno bipolar, han demostrado que es una terapia con una gran solvencia y apoyo experimental para este trastorno mental; además, es la terapia psicológica más estudiada.
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3. La terapia familiar
Los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar en formato familiar presentan dos modalidades principales: la intervención psicoeducativa familiar y la terapia centrada en la familia.
Estas intervenciones se basan en la hipótesis que establece que hay unos altos niveles de hostilidad, actitud crítica o una sobreimplicación a nivel emocional de los familiares del paciente con un trastorno bipolar, lo que se conoce como la “alta emoción expresa”, habiendo unos resultados muy bajos en cuanto al manejo y la remisión de los síntomas del trastorno, así como también una mayor tasa de recaídas en el paciente.
La terapia psicológica familiar para el trastorno bipolar tiene el objetivo principal de brindar apoyo al paciente y a sus familiares, con el fin de que conozcan con mayor profundidad el trastorno bipolar y su tratamiento, así como también en entrenarlos para que desarrollen una serie de estrategias para afrontar el trastorno de una forma adaptativa que permita su manejo y también la reducción del estrés producido.
Los principales componentes de esta clase de tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar son los siguientes: la intervención psicoeducativa familiar, el entrenamiento de habilidades de comunicación y, por último, el entrenamiento en la solución de problemas.
La intervención familiar para el tratamiento del trastorno bipolar que más se ha estudiado es el modelo FFT (Family-Focused Therapy) o la terapia centrada en la Familia, de Miklowitz y Goldstein, que se encuentra manualizado y se compone de 21 sesiones de terapia distribuidas a lo largo de 9 meses.
En la mayoría de las guías sobre tratamientos se recomienda combinar la intervención psicológica familiar con el tratamiento farmacológico.
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4. La terapia interpersonal y del ritmo social
Otro de los tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar más utilizados es la terapia interpersonal y del ritmo social, que ha sido desarrollada para mejorar el estado de ánimo de las personas con trastorno bipolar interviniendo sobre los episodios afectivos, y también para estabilizar los ritmos sociales y biológicos del paciente.
Por ello, se interviene con el fin de que el paciente aprenda a desarrollar y mantener rutinas de sueño estables, entrenar una serie de habilidades que permitan al paciente reducir en cantidad y en gravedad los factores sociales estresantes, lo que permitiría mejorar la calidad de sus relaciones interpersonales y, por otro lado, ayudar al paciente a desarrollar nuevos hábitos y habilidades que le permitan prevenir episodios afectivos que pudieran surgir en un futuro.
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5. El cuidado sistemático
Una vez que hemos visto cuáles son los principales tratamientos psicológicos para el trastorno bipolar, vamos a pasar a conocer una modalidad en la que se engloban diversos tipos de intervención (por ejemplo, los equipos de intervención en crisis, el tratamiento asertivo comunitarios, etc.).
Este tipo de intervenciones han sido desarrolladas para aquellos pacientes con un trastorno bipolar que presentan diversos problemas, como una sintomatología persistente, problemas de funcionamiento a distintos niveles y un alto historial de hospitalizaciones involuntarias, por lo que necesitan un cuidado sistemático en el que puedan apoyarse en diversos dispositivos asistenciales (por ejemplo, un hospital de día, atención especializada, etc.).
El tratamiento asertivo comunitario ha demostrado unos resultados muy positivos en el abordaje de estos pacientes, ya que se ha podido encontrar unas mejoras importantes en cuanto a la psicopatología de los pacientes, así como también en su nivel de funcionamiento, una mayor adherencia a la medicación y también una mejora en la satisfacción del paciente por una mejoría en su calidad de vida.
Por ello, este tipo de tratamientos ayudan a reducir de manera importante los costos de la atención sanitaria, puesto que ayudan a reducir las tasas de hospitalización además de mejorar los síntomas de los pacientes, así como sus niveles de funcionalidad.
En España, el primer programa de atención asertivo comunitario fue instaurado en la localidad de Avilés (Asturias), que cuenta con más de 20 años de experiencia.