Si pensamos en España y en modernismo, probablemente lo primero que nos vendrá a la cabeza será Antoni Gaudí. Y es que, efectivamente, el arquitecto catalán fue el mayor exponente de un estilo, el Art Noveau, que en el territorio español adquirió unas características muy concretas que lo diferenciaban del otro modernismo, el que se venía haciendo en ciudades señeras como Viena o Bruselas.
Si te gusta el modernismo, en España tienes muchísimos monumentos para ver que te fascinarán. La mayoría de ellos se encuentran en Cataluña (y, en concreto, en la zona de Barcelona), pero también encontramos otras joyas modernistas en Cantabria, Valencia e incluso Melilla, la ciudad que, tras Barcelona, tiene más ejemplos modernistas de España. Hoy te traemos algunos de los edificios de Art Noveau español más importantes. ¡Disfrútalos!
El modernismo en España
Para empezar, ¿a qué le llamamos modernismo? Se trata de una corriente artística que apareció en Europa a finales del siglo XIX y que engloba diversas disciplinas artísticas. En la zona francófona se le llamó Art Noveau (“arte nuevo”), en Viena y otras ciudades de habla alemana recibió el nombre de Jugendstil (“estilo joven o juvenil”), y, en Italia, se le conoció como Liberty style (“el estilo de la libertad”).
Como podemos ver, y a pesar de las notables diferencias estilísticas de esta corriente según el territorio, todas comparten un denominador común: el deseo de liberación (atribuido, especialmente, a los artistas jóvenes) del corsé del arte academicista, así como el ansia de escapar de la creciente fiebre industrial, que estaba olvidando al arte “genuino”.
¿Cómo conseguirlo? A través de un regreso al pasado “nacional”, de donde el estilo toma inspiración, así como de la fantasía; también mediante la observación del arte oriental y, sobre todo, mediante la imitación de las formas ondulantes de la naturaleza, el principio de todo.
En España, este estilo se llamó modernismo y echó raíces especialmente en la zona de levante; en concreto, en Cataluña. Sin embargo, a lo largo y ancho de la geografía española encontramos multitud de ejemplos de edificios modernistas. A continuación, reseñamos los 10 monumentos modernistas imprescindibles en España.
1. El Capricho (Comillas, Cantabria)
Se trata de una de las obras primerizas de Antoni Gaudí (1852-1926), que realizó en paralelo a la famosa Casa Vicens de Barcelona y que comparte precisamente con ella el estilo orientalizante tan característico de esta primera etapa del arquitecto catalán.
El palacete fue encargado por el indiano Máximo Díaz de Quijano (1838-1885), concuñado del famoso marqués de Comillas, en 1883. La magnífica construcción nos traslada a mundos orientales de ensueño, en un paraje cántabro excepcional.
2. La Casa Lis (Salamanca)
A finales del siglo XIX, Miguel de Lis, riquísimo propietario de una fábrica de curtidos, compró un solar en la ciudad de Salamanca para levantar una casa que fuera suficientemente ostentosa para mostrar su estatus. El encargado de realizarla fue Joaquín de Vargas y Aguirre (1857-1935), que se encontró con una ardua empresa, pues el terreno era muy irregular, pegado a la muralla y, además, con un fuerte desnivel en su lado sur.
La solución que encontró el arquitecto fue sublime: salvó el desnivel mediante terrazas y una hermosa gruta con rocalla, mientras que ideó la fachada de la casa al más puro estilo industrial (una oda a su propietario), toda con hierro y vidrio. Actualmente, el edificio es la sede del Museo Art Noveau y Art Déco de Salamanca.
3. El Palau de la Música Catalana (Barcelona)
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se trata sin duda de uno de los hitos del modernismo español y, en concreto, catalán, además de la indiscutible obra maestra de su arquitecto, Lluís Domènech i Montaner (1849-1923). Su espectacular belleza hace de este edificio, sala de conciertos y sede del Orfeó Català, un imprescindible de la ciudad de Barcelona.
Su famosa cúpula invertida, realizada con cristal de colores, deja entrar la luz natural en la sala de conciertos. El escenario está completamente cubierto con mosaico, del que sobresalen, en busto redondo, las figuras de las musas, que portan instrumentos de diversas partes del mundo, en una comunión musical a nivel mundial.
4. La Casa Navàs (Reus, Cataluña)
Esta casa, ubicada en una de las plazas más importantes de Reus (donde, además, se pueden degustar sus famosos aperitivos), es otra de las obras magnas de Lluís Domènech i Montaner; una apoteosis de la fantasía modernista catalana. La casa fue encargada por el matrimonio formado por Joaquim Navàs Padró y y Josepa Blasco Roura. Navàs había sido, por cierto, compañero de juegos de un jovencísimo Antoni Gaudí, cuando el arquitecto vivía todavía en Reus.
El valor de la Casa Navàs, además de reunir todos los elementos característicos del Art Noveau en Cataluña (mosaicos, vidrieras coloreadas, muebles y escultura de inspiración gótica, todo constreñido en un auténtico horror vacui), radica también en que es el único monumento modernista del mundo que conserva todavía casi todos los elementos tal y como quedaron al finalizar las obras.
5. Casa Tortosa (Melilla)
Melilla es una de las grandes olvidadas, pero en realidad se trata de una ciudad que bien vale una visita por su gran patrimonio. En concreto, es la segunda ciudad con más edificios modernistas de España después de Barcelona. ¿Sorprendidos?
La Casa Tortosa es un bellísimo ejemplo de ello. Situada en pleno Ensanche Modernista y concebida en primer lugar como un economato militar, fue completamente restaurada por el arquitecto Enric Nieto (1880-1954) en 1914. El resultado es un modernismo más cercano al Jugendstil vienés, de líneas más sobrias y rectas.
6. Mercado Central (Valencia)
Este impresionante conjunto, ideado por los arquitectos Alexandre Soler y Francesc Guardia Vial (colaboradores, por cierto, de Lluís Domènech i Montaner) es uno de los hitos del modernismo valenciano. El resultado final es obra de Enrique Viedma Vidal y Ángel Romaní Verdeguer, y difiere un tanto de los planes originales.
La colosal estructura de metal y vidrio, sujeta por altísimas columnas, recuerda a las catedrales góticas, no solo por su altura, sino por su luminosidad. La espectacular cúpula central es uno de los mayores atractivos del monumento, uno de los imprescindibles de Valencia.
7. La Sagrada Familia (Barcelona)
Imposible no mencionar el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona en una lista de los mejores monumentos modernistas de España. Se trata del único monumento que está sin terminar y constituye el testamento estético y vital de Antoni Gaudí, que le dedicó los últimos años de su vida.
La Sagrada Familia pertenece a la etapa naturalista del arquitecto (de hecho, para muchos, es su culminación), en la que Gaudí se inclina finalmente por las formas orgánicas de la naturaleza, que también usará en otras obras maestras como la Casa Batlló y La Pedrera, también ubicadas en Barcelona y de las que hablamos a continuación.
8. La Casa Batlló (Barcelona)
Perteneciente, como la Sagrada Familia, a la etapa naturalista de Gaudí, la Casa Batlló representa la quintaesencia de las formas orgánicas destinadas a una casa privada. Su famosa fachada cubierta de mosaico y con balcones que asemejan huesos, así como su tejado que imita las escamas de un pez o de un reptil, se ha querido interpretar como el cuerpo del dragón de Sant Jordi tras ser muerto por el caballero.
En su interior, Gaudí nos traslada a un ambiente acuático de gran belleza, donde las formas parecen desdibujarse por el efecto del agua. Se trata sin duda de un imprescindible del modernismo en España y, por supuesto, de Barcelona.
9. La Casa Milà o La Pedrera (Barcelona)
Conocida popularmente como La pedrera (en catalán, la cantera), la Casa Milà es otro de los hitos de Antoni Gaudí en Barcelona. Su sinuosa fachada de piedra es, de nuevo, un recuerdo a las formas orgánicas de la naturaleza, e impresiona por su fuerza y su originalidad.
Su azotea es famosa por su forma laberíntica y por sus chimeneas, en las que la cultura popular ha querido ver a personajes de Star Wars. Bromas aparte, el edificio, levantado a principios del siglo XX, es una de las últimas obras maestras del arquitecto de Reus. Encargado por la familia Milà, tuvo algunos problemas con la figura monumental de la Virgen que Gaudí había proyectado para su fachada; figura que, con el advenimiento de la Semana Trágica (1909) y su violencia contra la religión, se consideró mejor no incluir.
10. El Palacio Longoria (Madrid)
Terminamos este recorrido por la España modernista en su capital, Madrid; en concreto, nos adentramos en la actual sede de la SGAE, el hermoso Palacio Longoria, obra del arquitecto catalán José Grases Riera (1850-1919).
Encargado como vivienda por Javier González-Longoria, este edificio presenta una clarísima influencia del Art Noveau de las latitudes nórdicas; en concreto, del modernismo francés y belga. Su espectacular escalera de estilo imperial está coronada por una cúpula de cristal de colores, obra de la casa Maumejean (una de las más importantes de la época en esta materia). El Palacio Longoria es el ejemplo más notable del modernismo madrileño, que vale la pena visitar.
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