A veces, para entender una idea es mejor salir de los libros de teoría y acudir a formas de expresión artísticas. Esto, por ejemplo puede utilizarse también para explicar cómo funciona el amor y nuestras expectativas acerca de él.
Justamente por ese motivo es interesante este corto sobre los sueños y el amor que puedes ver a continuación: The Wishgranter, o "El Cumplidor de deseos". Una obra audiovisual que, a pesar de contar una historia relativamente simple, encierra en sí un mensaje poderoso.
Las expectativas y el amor
Cuando experimentamos esa faceta psicológica que tiene que ver con el amor (o con la ausencia de un amor correspondido), lo hacemos siempre a través de nuestras expectativas. Lo más corriente es que pensemos en nuestra vida amorosa no centrándonos en el presente, sino juzgando el presente desde la perspectiva de alguien que acumula varias experiencias buenas o malas.
Sin embargo, el hecho de tener en mente nuestros recuerdos acerca del papel que hemos jugado anteriormente en el mundo del amor no hace que tomemos las decisiones más sabias; a veces, ocurre todo lo contrario. Por ejemplo, puede hacer que veamos lo que nos ocurre de un modo dicotómico de "o blanco o negro". Si se gana, se gana claramente, y si se fracasa, esto también será un hecho evidente.
En este corto de animación, esto se ve plasmado en el énfasis que se pone en la mecánica de la maquinaria que utiliza el cumplidor de deseos. Este es un hombrecillo que desde el principio se nos presenta como un simple técnico, alguien acostumbrado a la rutina y que está poco comprometido con su trabajo justamente por lo monótono de este: simplemente da una recompensa pretederminada a personas que lanzan monedas a una fuente.
Esta maquinaria representa, de algún modo, la teoría del mundo justo: "recibes lo que das". Esta teoría es, de hecho, un sesgo mental que ha sido muy estudiado desde la psicología; tendemos a pensar de forma automática que cada uno tiene lo que se merece, a falta de razones que nos hagan cambiar de opinión. Sin embargo, esta creencia, como sesgo que es, en realidad no siempre sirve para explicar lo que ocurre en el mundo real, y cuando vemos que no se cumple es fácil pensar que el problema está en uno mismo, y no en lo que se hace.
Esto no solo hace que baje la propia autoestima; también nos inmoviliza y facilita que no sigamos esforzándonos, porque asumimos que nuestro destino es no participar en este “sistema de justicia del karma” en el que la relación entre lo que se da y lo que se obtiene es clara e instantánea.
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Cuando nuestros sueños no se cumplen
Cuando los dos jóvenes que acuden a la fuente lanzan una moneda y ven que no les llega nada, asumen que han fracasado y que lo que han hecho no sirve de nada. Desde luego, esto sería cierto si la mecánica del amor fuese exactamente la misma que la de la máquina que aparece en el corto. Sin embargo, es en ese momento cuando el cumplidor de deseos abandona su zona de confort y decide participar activamente en lo que va a ocurrir.
Después de fracasar varias veces a través de sus intentos (lo cual es otra demostración de que la teoría del mundo justo no acierta siempre), hay algo que hace que la historia tenga un final feliz: la coincidencia entre un acto de bondad y el hecho de que el cumplidor de deseos se haya esforzado mucho por hacer que el amor llegue.
La suerte y la vida afectiva
La idea fundamental que hay detrás de este corto de animación es que esforzarse no tiene sentido porque nos vaya a permitir crear el resultado que esperamos de la manera que habíamos previsto, sino porque nos permite hacer que la suerte juegue a nuestro favor.
Una vez hemos aceptado que no siempre obtendremos inmediatamente beneficios que compensen nuestros sacrificios, es importante tener claro que, ya que la suerte tiene un papel importante a la hora de llegar o no a cumplir nuestros sueños, nosotros también podemos "hackear" el sistema para hacer que la suerte juegue a nuestro favor.
En este corto el cumplidor de deseos es una encarnación de esa parte de los dos protagonistas que renuncia a darse por vencido y no cede a la frustración. Es un personaje que sabe que de vez en cuando el sistema de justicia kármica puede fallar, pero que en vez de quedarse congelado por el pesimismo, se las ingenia para crear las opciones necesarias para que la suerte juegue a su favor. Finalmente no es solo él quien hace que todo salga bien, sino una mezcla de circunstancias que nunca se habría producido si en primer lugar no hubiera llegado a comprometerse en la resolución del problema.
Así, el mensaje del cortometraje es: "las cosas no siempre salen del modo esperado, y por eso mismo es importante que te comprometas en lo que haces". No es conveniente esperar a que una especie de mecanismo divino solucione nuestros problemas , hay que tener claro que es uno mismo quien debe poner más de su parte para crear las posibilidades de éxito, teniendo claro que posiblemente necesitará de la colaboración de otros.
El final feliz
Tentar a la buena suerte no hará que lleguemos a tener exactamente el mismo final feliz con el que siempre hemos fantaseado, porque a fin de cuentas no tenemos el control absoluto de la situación.
Sin embargo, si luchamos con fuerza por salir de nuestra zona de confort y rechazamos la idea de volvernos personas frías e incapaces de empatizar, seremos nosotros mismos, en colaboración con aquellos con los que conectamos, quienes construyamos ese desenlace que buscábamos.
Este desenlace será, casi siempre inesperado, pero a fin de cuentas, casi todos los finales realmente originales y memorables lo son.
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