La idea de que "sabrás qué hacer una vez que tengas a tu hijo en brazos" es uno de los mitos más comunes en torno a la maternidad y la paternidad. Durante años nos han dicho que el instinto maternal o paternal aparecerá mágicamente y que resolverá todas las dudas, como si traer un hijo al mundo fuera algo súper sencillo y natural.
Y claro, hay mucho de natural en el proceso, pero la realidad es que convertirse en padre o madre conlleva grandes cambios, tanto en la vida personal como en la relación de pareja. Y no se puede negar que, además de alegría y conexión, este paso también trae incertidumbres y retos que no siempre se mencionan.
En este artículo hablaremos sobre algunos de esos desafíos y te contaremos cómo puedes prepararte para afrontarlos.
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¿Qué hay que saber como madre o padre primerizo?
Para recibir a tu bebé de la mejor manera posible, la clave no es esperar a que "el instinto te lo diga", sino prepararte adecuadamente. Después de todo, una nueva vida dependerá de ti en todos los sentidos, y conocer las herramientas necesarias para afrontar este reto es uno de los mayores regalos que puedes hacerte a ti y a tu hijo.
Especialmente cuando eres madre o padre primerizo, la llegada de un bebé significará una de las más grandes transformaciones que experimentarás en tu vida. Porque, no, no solo de aprender a cambiar pañales y de noches sin dormir, sino de entender cómo este cambio afectará todos los aspectos de tu vida.
Ser madre o padre implica un gran cambio en la rutina, en la relación de pareja y, en general, en la vida tal como la conoces. Es ideal que esta etapa comience con un proceso de adaptación en el sepas que vas a enfrentarte a emociones intensas: desde el amor y la ternura hasta la frustración y el cansancio. Absolutamente todos estos sentimientos son parte del camino, y estar preparado para ellos te ayudará a manejarlos mejor.
Además, ser padre o madre también implica una especie de “pérdida” de algunas libertades y rutinas que antes tenías. Es una etapa en la que, inevitablemente, harás sacrificios personales, y eso es algo que muchas veces se omite en el imaginario romántico sobre la maternidad y paternidad. Por otro lado, también es cierto que el vínculo que se genera con el bebé muy probablemente sea una de las experiencias más especiales que vivirás.
Otro punto importantísimo durante esta preparación es que revises el modelo de paternidad o maternidad que tienes en mente. Esto es necesario porque, aunque nos hayamos dado cuenta o no, todos llevamos con nosotros un modelo preestablecido basado en nuestra propia crianza o en lo que hemos visto en nuestro entorno. Reflexionar sobre ese modelo y cuestionarlo es clave, ya que no todo lo que nos enseñaron o vivimos es lo que queremos replicar con nuestros propios hijos.
Por otra parte, quizá notes que ciertas expectativas no son realistas, o tal vez descubras que prefieres hacer las cosas de forma diferente, por eso es importante que tengas cierta flexibilidad y la disposición necesaria para adaptar estos modelos a tu realidad y a la de tu pequeño o pequeña.
Por último, la comunicación en pareja es uno de los elementos más fundamentales en este proceso. Es innegable que la llegada de un bebé cambia la dinámica familiar, por lo que la comunicación honesta es la base para enfrentar estos cambios.
En este sentido, ambos miembros de la pareja deben sentirse apoyados y seguros para expresar sus preocupaciones, miedos y deseos. Además, deben reforzar su habilidad de trabajar en equipo para el bienestar de los tres.
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¿Qué aprenderás en terapia antes de tener a tu hijo?
La terapia, especialmente la terapia de pareja con un profesional especializado en pautas de crianza, puede brindarte un espacio seguro para prepararte emocionalmente ante la llegada de tu primer hijo.
Pero, la pregunta es, ¿en qué puede ayudarte la terapia? Pues, podemos adelantarte que no se trata solo de hablar sobre tus dudas o miedos, sino de recibir herramientas prácticas que te permitan adaptarte mejor a esta etapa.
Aquí te verás algunos de los temas clave que podrás abordar en terapia:
Un aspecto importante es la gestión de emociones. Algo que podría asegurarte cualquier madre o padre, es que la llegada de un bebé trae consigo una mezcla de sentimientos, algunos totalmente inesperados. En terapia puedes aprender a reconocer y manejar mejor estas emociones, lo cual es esencial para establecer un vínculo sano con tu bebé.
Otro punto relevante es el desarrollo de pautas de comportamiento. En terapia, tendrás acceso a estrategias prácticas para responder ante las situaciones cotidianas de la crianza, desde temas como la alimentación y el sueño, hasta la manera en que te comunicas con tu pequeño o pequeña.
Por ejemplo, saber cómo reaccionar ante el llanto, cómo fijar rutinas o cómo fomentar una buena relación con la comida son detalles importantes que se pueden construir desde el inicio y que no necesariamente llegan todas con el instinto.
Como sabes, para que tu bebé esté bien tú también debes cuidar de ti, por eso el fortalecimiento de la autoestima es otro beneficio que puedes recibir si decides tomar preparación psicológica. Gracias a la terapia, podrás desarrollar una visión más positiva de tus capacidades como padre o madre, lo cual es esencial para reducir el estrés y las dudas sobre tu valor.
Ester Fernández
Ester Fernández
Psicologa - Coach . Colegiada 16900
Además, la terapia de pareja puede ser una herramienta para fortalecer las bases de la relación. Aunque a veces este tema se pasa por alto, es fundamental porque, como es de esperarse, la llegada de un bebé transformará su dinámica como pareja. Ante todos estos cambios, un profesional puede brindarles herramientas para resolver conflictos y para que puedas afrontar de forma constructiva los desacuerdos que puedan surgir.
Finalmente, el apoyo emocional es uno de los beneficios más grandes de la terapia antes de la llegada de un hijo. En las sesiones, encontrarás un espacio seguro para expresar tus inquietudes, miedos, expectativas y dudas, sin sentir que estás siendo juzgado o presionado.
Como ves, la crianza está llena de desafíos, pero también de aprendizajes y de momentos hermosos. Prepararse psicológicamente para recibir a un hijo es una inversión en el bienestar de la familia, que les ayudará a afrontar esta nueva etapa con mayor seguridad.
