Las últimas décadas han supuesto un cambio en la mentalidad de muchas personas, abriendo el camino hacia una sociedad más diversa. De la mano de medidas políticas y legales tales como el matrimonio y adopción homosexual o la legalidad del cambio de sexo, las personas LGBTI+ han visto en nuestro país muchos de sus derechos fundamentales reconocidos.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Pese a que países como España y otros de la Europa occidental han facilitado la inclusión social y la libertad de estas realidades cada vez más diversas, aún en estos países (y también fuera) quedan muchas ideas erróneas y que fomentan la exclusión y la estigmatización de las personas del colectivo LGBTI+. Estas ideas pueden considerarse mitos o falsas creencias, construidas mediante la socialización.
Los principales mitos sobre las personas LGBTI+
La socialización en una sociedad patriarcal y cerrada a la diversidad genera ideologías que diferencian y excluyen a estas personas, ridiculizándolas o transmitiendo mensajes falsos y con el único objetivo de dañar su nombre o imagen. Es importante desmentir estas creencias y construir una sociedad fundamentada en el respeto de las realidades diferentes y diversas.
Por eso, en este artículo vamos a comentar algunos mitos relacionados con las personas LGBTI+, dando motivos por los que estos son erróneos. El objetivo es el de acabar con estos estigmas y empezar a construir una cultura e imaginario colectivo basado en la comprensión y empatía hacia estas realidades.
1. La homosexualidad y la transexualidad son enfermedades
El sector más intolerante (y más ignorante) de la sociedad suele utilizar esta falsa creencia para argumentar que las realidades LGBTI+ no son “naturales”. Patologizar la homosexualidad y la transexualidad ha sido la principal arma de los detractores de la diversidad a lo largo de la historia, pudiendo así someter a estas personas a una condena o tratamiento que acabase con su vida o con sus fuerzas para vivirla. En 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó que la homosexualidad no es una enfermedad mental, e hizo lo mismo en 2018 para la transexualidad. Estas creencias estaban basadas en la exclusión social de estas personas, considerando sus vivencias como enfermas y alejadas de “lo natural”.
Sin embargo, es importante cuestionarse, ¿por qué las personas homosexuales y transexuales son tildadas de “no naturales”? Entendiendo que sus diferencias con las personas heterosexuales se basan en las realidades sexuales y de género diversas, ¿no es más fácil entender estas personas y sus vivencias como distintas a la heterosexual, y no por ello, enfermas o faltas de naturalidad? Las personas transexuales y homosexuales son naturales, existen y no están enfermas, y, además, han existido siempre. Que en los últimos años se haya dado más voz a estas personas y a sus realidades ha facilitado que muchas más personas se reconozcan en estas realidades, pero esto no quiere decir que no existieran antes y a lo largo de toda la historia.
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2. La bisexualidad es solo una fase
Muchas personas tienden a invisibilizar la bisexualidad argumentando que solo es una fase o un proceso de experimentación entre la heterosexualidad y la homosexualidad. La bisexualidad es una realidad “completa”, es una orientación sexual diferenciada de la heterosexualidad y la homosexualidad.
Las personas bisexuales sienten atracción sexual y/o romántica hacia personas tanto de género masculino, como femenino, como no binario.
Evidentemente, muchas personas experimentan con su sexualidad, teniendo contactos románticos o sexuales con otras personas del mismo género para saber si les gusta o no. En algunos casos, estas personas deciden que no les interesan estas relaciones, y esto está bien; esta experimentación no implica ser bisexual. Sin embargo, en muchas ocasiones, cuando una persona experimenta con personas de su mismo género y decide que sí le gusta, muchas veces la sociedad directamente la encasilla como homosexual, y no tiene en cuenta la posibilidad de su bisexualidad. Esto se debe a que la bisexualidad está ampliamente invisibilizada y a muchas personas en la sociedad les cuesta cambiar sus esquemas mentales para entender la atracción hacia todos los géneros.
3. Las lesbianas y los gays no se llevan bien
Existe un mito que ridiculiza las realidades de las mujeres lesbianas y los hombres gays argumentando que entre ambos grupos existe una rivalidad extraña y que no se llevan bien. Las raíces de este mito no son otras que el patriarcado imperante en la sociedad y el machismo interiorizado de prácticamente todas las personas. Este machismo hace que se generen ideas que enfrentan constantemente a hombres y mujeres. En este caso concreto, este mito se ha extendido tanto principalmente con el objetivo de desmerecer las historias de vida de las personas homosexuales.
La realidad es que cualquier persona puede llevarse bien o mal con otra, y que en esas situaciones no entran en juego las variables “gay” o “lesbiana”. Si no te llevas bien con una persona homosexual por el único motivo de que esta es homosexual, entonces eso quiere decir que eres una persona homófoba y, por lo tanto, la raíz del problema eres tú.
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4. Las personas trans deciden serlo para ocupar los espacios de las mujeres
Un argumento ampliamente utilizado por parte de la creciente corriente “feminista” trans – excluyente, aquellas mujeres autodefinidas como feministas que diferencian y excluyen a las mujeres trans del feminismo, es que actualmente “cualquier persona” puede ser trans y puede ocupar los espacios de las mujeres para ejercer agresiones contra ellas.
Este mito da valor a la idea de que las personas trans no son válidas o que incluso no existen realmente; que el único motivo por el que existen es para “ocupar espacios” que “no les pertenecen”.
Realmente, ninguna persona querría ser trans visto el panorama actual en cuanto a sus derechos. La esperanza de vida de las mujeres trans no supera los 40 años, además de la exclusión social a la que se ven sometidas exclusivamente porque la sociedad no entiende ni respeta sus realidades. Ser trans es valiente y peligroso, no un capricho para irrumpir en el mundo de las mujeres cisgénero. Este mito solo hace que aumente la discriminación hacia las personas trans cuando lo que deberíamos hacer es tender manos y puentes entre las personas más desfavorecidas de la sociedad.
5. En toda pareja homosexual hay “un hombre” y “una mujer”
La creencia de que las parejas homosexuales replican los roles de género masculino y femenino parte directamente del machismo de la sociedad y del establecimiento de estos roles de género tan marcados entre hombres y mujeres. Estos han hecho que la sociedad, para entender las relaciones de pareja homosexuales, tenga que dar un papel de “hombre” y otro de “mujer” a cada componente, pese a que sean ambos hombres o ambas mujeres. Es fácil entender que este mito es falso una vez comprendes que su origen es exclusivamente el de cumplir con las obligaciones impuestas por una sociedad patriarcal, machista y que fomenta la heterosexualidad obligatoria.
Las parejas homosexuales son homosexuales, es decir, son dos hombres o dos mujeres. Nadie es “el hombre” o “la mujer” porque estos son valores extraídos directamente de las concepciones heterosexuales sobre las relaciones humanas, y es importante despojarnos de estos roles para respetar a todas las personas independientemente de su sexo o género.
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6. Las personas intersexuales son como hermafroditas; tienen los dos sexos
Este mito se desmiente solo únicamente conociendo y comprendiendo la definición de intersexualidad. La intersexualidad hace referencia a la presencia de componentes sexuales biológicos tanto masculinos como femeninos en una misma persona. Esto no quiere decir que estas personas tengan tanto pene como vulva; es imposible para la especie humana poseer tanto órganos reproductivos masculinos como femeninos a la vez. La realidad es que las personas intersexuales tienen normalmente una combinación de ambos órganos reproductivos; pero no todo el aparato reproductor de cada sexo. Hay combinaciones infinitas y cada caso puede ser único; una persona puede tener cromosomas masculinos (XY), pero genitales femeninos (vulva). Este mito genera estigmas y falsas creencias hacia las personas intersexuales, dando a entender la posibilidad de que existan personas hermafroditas y sexualizando sus realidades de una forma innecesaria.
7. Las personas LGBTI ya tienen suficientes derechos
Si crees que las personas LGBTI ya tienen suficientes derechos, es importante que te plantees todos los privilegios que tienes por encima de estas personas. Es tan simple como darse cuenta de que todavía deben escribirse artículos como este parta desmentir mitos y creencias falsas sobre las realidades de estas personas. ¿A que no existen “falsos mitos” sobre las personas cis – heterosexuales? Nadie se atrevería a poner en duda la relación de un hombre (cis) y una mujer (cis), pero en cambio, sí existen falsas creencias como las que hemos comentado en este artículo sobre las personas LGBTI.
Por lo tanto, no, las personas LGBTI no tienen suficientes derechos y es responsabilidad de todas las personas prestar atención a lo que nos tengan que decir. Cualquier indicación o apunte sobre sus identidades y realidades es importante para darles valor y construir una sociedad que funcione con el objetivo de lograr una diversidad e inclusión real para todos, todas y todes, en igualdad de derechos y condiciones.