Como padre que soy, y por mi experiencia de años trabajando con adolescentes y sus familias, sé que uno de los puntos que más nos preocupa es que nuestro hijo/a se desarrolle con una autoestima sana.
Sabemos, seguramente por experiencia propia, que la autoestima va a marcar de una manera decisiva cómo enfoquen sus relaciones en un futuro, tanto de pareja como de amistad.
Va a influir en su vida de estudiante y en su vida laboral. Y, por supuesto, en su autovaloración y reconocimiento.
La autoestima de tu hijo/a, igual que te sucede a ti, va a ser un factor muy destacado en su felicidad.
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Estrategias para fomentar la buena autoestima de tu hijo o hija
En la vida vamos con una mochila a hombros, y esta mochila nos acompaña en cada situación y en todo momento. Sólo nosotros podemos meter y sacar en ella, pero el peso y los recursos que portemos nos van a hacer vivir la vida de una manera u otra. En esa mochila guardamos nuestra autoestima, por supuesto, el autoconcepto y la automotivación. Y, como te digo, sólo tú mismo puedes manipularlo.
Considera la autoestima como un gran árbol que crece desde una minúscula semilla. Del cuidado que reciba durante los primeros años de vida, infancia y preadolescencia, va a depender la sombra y frutos que llegue a dar.
En esas etapas de la vida la influencia que tienes como padre o madre es vital. Así que sí, aunque pueda suponerte una presión importante, debes saber que con tu tipo de educación y la forma de actuar con tu hijo/a estás marcando de manera decisiva el amor que sienta por sí mismo en un futuro. Lejos de preocuparte, este hecho debería suponerte una alegría, ya que nadie como tú desea más que sea un adulto feliz.
¿Qué estarías dispuesto a hacer por lograrlo? Que puedas ayudarle a ello ahora que está bajo tu tutela, es una oportunidad que debes aprovechar. Para ello, claro, primero de todo debes saber cómo, y a continuación te dejo 10 claves que seguro te van a ayudar.
1. Evita el verbo Ser
Uno de los mayores yugos con los que caminamos en la vida es el “Yo soy así” o el “Yo no soy así”. Esta concepción de cómo somos y que tanto nos coarta en la vida viene creada desde pequeños, y es por esos “inocentes” comentarios del tipo “eres un desorganizado” o “eres tímida”. Cambia a “no tienes organizada la habitación” u “hoy no has hablado mucho con la familia” para no empezar a dejar la huella que no quieres.
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2. Pregúntate: ¿desde el amor o desde el miedo?
Cuando le des una recomendación, reprendas o le impidas hacer algo que quiere hacer, piensa si lo estás enfocando desde el miedo o desde el amor.
Te pongo un ejemplo muy habitual en la adolescencia. Cuando tu hijo/a te pide llegar más tarde a casa porque ha quedado con amigos/as, le dices que no porque quieres evitar que le pase algo malo (miedo) o porque debe aprender que cada edad debe seguir unas normas (amor). El modo de enfocarlo te traerá unos frutos diferentes.
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3. Mide el rendimiento, no el resultado
Muy relacionado con el rendimiento académico. El hecho de que en el colegio/instituto/universidad midan todo con un número al final del curso, no quiere decir que nosotros también tengamos que hacerlo con nuestros hijos.
Variables como la constancia, la responsabilidad o la organización son lo realmente importante, lo que les va a servir para el resto de la vida. Pon ahí el foco. Y si él o ella también lo hace, seguro que ese número final también será más alto. Pero lo importante, repito, es el proceso, no el resultado final.
4. Perdona desde el cariño
Como padre o madre sabes que el amor que se siente desde que un hijo/a llega a tu vida no se parece a ningún otro. Ese amor debe estar muy presente especialmente cuando parezcan merecerlo menos. Esto no quiere decir que no puedes enfadarte, que no puedes castigar si lo crees necesario, pero hazlo con la pauta que te marca el cariño.
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5. Conviértete en un ejemplo a seguir
Muchas veces estamos empeñados en que nuestros hijos/as hagan cosas que no empiezan a hacer hasta que nos ven hacerlas.
Todo lo que se aprende por imitación es mucho más sencillo. Así que, si quieres hijos sonrientes, sonríe. Si quieres hijos organizados, organízate. Si quieres hijos activos, actívate.
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6. Habla bien de él "a sus espaldas"
Llega un momento en el que los niños/as se dan cuenta de que una misión que tenemos los padres es valorar lo que hacen bien. Lo guapos que son, lo simpáticos que resultan, lo inteligentes que son…
Bien, pues esa sensación será mucho mayor cuando esos “halagos” los hagas no a ellos directamente, si no a una tercera persona, siendo ellos testigos indirectos de la situación.
7. Ponte en su posición
¿Te acuerdas cuando te aburrías cómo buscabas la atención de tus padres? ¿Recuerdas lo difícil que era los días de primavera quedarte en casa estudiando en lugar de salir a la calle? ¿Te acuerdas de lo importante que era para ti llegar un poco más tarde cuando empezabas a salir con tus amigos por la tarde/noche? Bueno, pues esto, y muchas cosas más, les sucede igualmente a tus hijos. Sólo se trata de que lo recuerdes de vez en cuando.
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8. Valora todo lo que te cuenta
Todo, absolutamente todo lo que expresa un niño es oro puro. Así que lejos de juzgarlo, escúchalo, analízalo e intenta aprender de ello. No hay preguntas tontas, si no ganas de saber más. No hay razonamientos absurdos, si no mundos interiores maravillosos.
9. Potencia la práctica deportiva
Por favor, ten claro que la suma de una mente que se oxigena, un cuerpo que se mueve y un niño/a que aprende da como resultante una autoestima sana y fuerte.
¿Vas a hacer todo lo posible para que tu hijo/a tenga una vida activa o prefieres la comodidad de tenerle enfrente de la televisión, Tablet o consola?
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10. Nunca digas nunca (ni siempre)
Tendemos a exagerar ciertas actitudes en momentos de enfado usando, injustamente, maximizadores en nuestra manera de hablar. “Nunca haces caso”. “Siempre tienes la habitación hecha un desastre”. En el fragor de la batalla es entendible hacer algo así, pero ciertamente no somos justos y crea una idea bastante negativa de uno mismo.
Miguel A. Rodríguez Ramírez
Miguel A. Rodríguez Ramírez
Máster en Coaching e Inteligencia Emocional
Para terminar...
Estos son los 10 tips que me gustaría que recordaras en la crianza de tus hijos. El premio es muy alto, porque desde luego tener un hijo/a feliz nos convierte, automáticamente, en un padre/madre feliz. Y como te decía antes, seguro que estás dispuesto a hacer cualquier cosa para lograrlo, ¿o no?
Con mi programa “El brillo de tu hijo” ayudo tanto a padres/madres como a chicos/as adolescentes a que mejoren su autoestima, desarrollen un autoconcepto más sano, aprendan a gestionar sus emociones, logren brillar en la vida como desean. Y ya sabes, tienes mucho poder en el bienestar de tu hijo/a.
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