La escuela es uno de los principales ámbitos que contribuyen a que nos desarrollemos y a que aprendamos. Eso sí, ir al colegio es algo que algunos niños viven con ilusión y alegría, mientras que otros lo encuentran tedioso o angustiante.
De hecho, en ocasiones podemos encontrarnos con niños que por algún motivo se niegan a acudir al centro y manifiestan una férrea oposición a esta idea. Y ello puede sernos preocupante, especialmente si el niño en cuestión es nuestro hijo.
Por eso, muchos padres y madres se plantean... "¿qué hacer si mi hijo no quiere ir al colegio?" Discutamos algunas ideas al respecto a lo largo de este artículo.
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¿Qué hacer cuando mi hijo no quiere ir al colegio?
“No quiero ir al colegio”. Probablemente sea algo que muchos padres habrán oído en más de una ocasión independientemente de la edad de su prole. Pero más allá de la mera falta de ganas de ir a la escuela y seguir las clases y el funcionamiento habitual del centro, esta frase puede esconder una gran cantidad de motivos.
Todos ellos son importantes y no está de más valorar qué puede llevar a nuestro hijo a decir eso, y ponerle algún tipo de solución.
En este sentido, cabe en primer lugar averiguar el porqué para posteriormente poder actuar en consecuencia, y luego empezar a tomar medidas efectivas.
1. Evalúa el porqué
Si bien existe una gran variabilidad en lo que respecta a lo que supone a nivel cognitivo y emocional para los niños ir al colegio, lo cierto es que una negativa insistente a ir a la escuela debe en primer lugar hacernos reflexionar respecto al porqué.
En muchos casos va a ser por falta de ganas, preferir divertirse en casa o jugando, por miedo a separarse de los padres, por vivirlo como una obligación o por falta de interés y motivación, pero también podemos estar ante una fobia escolar, una resistencia debido a sentimientos de incapacidad, la vivencia de situaciones estresantes como divorcios de los padres, nacimientos o muertes o al padecimiento de acoso escolar. Incluso es posible que se encuentre físicamente mal o esté pasando por una enfermedad (aunque ojo con posibles fingimientos).
Analizar las causas que llevan a que el menor se niegue a ir a la escuela puede permitir establecer una estrategia adecuada para motivarle a hacerlo o para dar solución a posibles problemáticas que pueda estar teniendo. Entre los diferentes aspectos que es necesario tener en cuenta para ello, algunos de los principales pueden ser los siguientes.
2. Mantén una comunicación fluida con tu hijo
Una de las principales bases de cualquier tipo de relación positiva es la comunicación.
En las relaciones paterno/materno-filiales esto es especialmente importante, de manera que el pequeño pueda expresar sus sensaciones, miedos y pensamientos con confianza y sin miedo a contar lo que pueda estar ocurriéndole.
3. Ten en cuenta sus motivaciones y dificultades
A veces la falta de ganas de ir al colegio viene causada por la falta de una motivación para hacerlo, o de la existencia de problemas a la hora de seguir las clases o entender determinados aspectos de estas.
Es por esto que tener en cuenta los intereses de tu hijo y entender qué le motiva puede ser de utilidad para optimizar sus habilidades y favorecer su desarrollo y voluntad de aprender.
También detectar posibles dificultades supone un primer paso para establecer algún tipo de pauta o ayuda que le podamos proporcionar, como por ejemplo ayudarle con sus tareas, explicarle algunos conceptos que no entienda o incluso recurrir a profesores particulares.
4. Comprueba si hay diferencias notorias en su actitud antes y después del colegio
A veces la existencia de cambios de comportamiento y estados de ánimo entre el antes y el después de ir a la escuela pueden estar indicándonos que puede haber pasado algo en él, más aún si se niega a acudir a la escuela.
En este sentido, puede ser de utilidad comentarlo con él o ella de forma asertiva y no invasiva, de manera que el niño pueda expresarse libremente.
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5. ¿Ha habido cambios recientes en el hogar o la situación del menor?
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de intentar valorar por qué nuestro hijo no quiere ir al colegio es el hecho de que pueda haber existido algún cambio o fenómeno importante que suponga un cambio considerable para este.
Por ejemplo, la muerte de un familiar cercano puede generar el miedo de perder a otro ser querido o de morir, algo que puede hacer que algunos niños no quieran separarse de sus familias o salir del hogar durante mucho tiempo.
Lo mismo ocurre con los divorcios y una posible sensación de dolor o incluso la creencia de que la separación es culpa suya, o ante el nacimiento de un hermano o hermano tanto si es por celos como si es por querer protegerlos.
6. Hablalo con el centro y profesores
Otro elemento que puede ser importante es el de mantener una comunicación fluída con el centro, de manera que si ocurre algo dicha información pueda compartirse.
Esto es útil tanto a la hora de informarse como padre del niño como de cara a notificar aspectos que a los profesionales de la escuela se les hayan pasado por alto. También permite generar estrategias para solucionar posibles problemáticas como el bullying o la presencia de vivencias estresantes.
Asimismo también es importante tener en cuenta aspectos como las notas o la agenda del niño, que pueden darnos pistas de la presencia de dificultades en una o varias áreas o de problemas en clase sea con alumnos, profesores o materias.
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7. Amigos y otros padres: otras fuentes de información
Otra posible fuente de información a la que podemos acudir para saber si el motivo de que nuestro hijo no quiera ir al colegio es que le haya sucedido algo o simplemente obtener otro punto de vista pueda pasar por acudir a los amigos y otros padres.
No se trata de interrogarles sobre nuestro hijo, pero a menudo pueden saber si ha ocurrido algo en clase que pueda resultar interesante. Ahora bien, hay que tener en cuenta que primero habría que hablar con nuestro retoño, no acudir a otros sin más.
Cómo reaccionar de manera positiva
Hasta ahora hemos visualizado algunos elementos o aspectos a tener en cuenta a la hora de valorar qué le puede estar pasando a nuestro hijo. Pero saber que está ocurriendo sin más no nos va a servir de mucho ya que al fin y al cabo tenemos que dar algún tipo de respuesta a esta situación.
En este sentido, algunas pautas de actuación que pueden ser útiles son las siguientes.
1. Interésate por la situación
Si bien puede parecer algo simple y a menudo no suele tenerse en cuenta a nivel consciente, el hecho de mostrar interés de manera evidente para el menor por lo que hace y por su negativa a acudir a la escuela puede resultar muy favorecedor. Y es que el hecho de aproximarnos a sus preocupaciones son una muestra de preocupación y apoyo hacia ello.
Es importante hacer esta aproximación de manera positiva, sin agobiar, violentar ni invadir su intimidad sino haciendo ver que nos importa.
2. Actitud positiva hacia la escuela
Acudir al colegio es una actividad que puede ser vivida de muchas maneras, pero que supone realizar tareas que a veces no nos gustan.
En este sentido resulta imprescindible hacer de modelo para el menor, mostrando una actitud positiva hacia la escuela y lo académico.
Padres que muestran rechazo o desagrado manifiesto hacia el hecho de estudiar, que indican que estudiar es una pérdida de tiempo o que ridiculizan a quienes lo hacen harán más probable que la escuela sea vista de manera negativa por sus hijos.
3. Apóyalos en sus tareas
Las tareas que se llevan a cabo en la escuela a veces pueden resultar complicadas, y algunas asignaturas pueden ser motivo de angustia y malestar para los estudiantes si no son capaces de comprenderlas. En este sentido puede ser adecuado apoyarles y ayudarles con los deberes, algo que además demuestra interés hacia él o ella como persona y permite compartir tiempo con nuestro ser querido.
Eso sí, estamos hablando de ayudar, no de hacerles los deberes ni de quitarles responsabilidades.
4. Fomenta su autoestima y sensación de autoeficacia
Sea cual sea el motivo por el que nuestro hijo no quiere ir al colegio, el hecho de confiar en él y fomentar su autoestima y el pensamiento de que son capaces de hacerlo es de gran utilidad. En este sentido hay que mostrar interés y apoyo, hacerle ver y reforzar sus logros de manera incondicional y maximizar su potencial.
Las sobreexigencias por parte del entorno favorecerán que el pequeño siente que todo lo que hace podría estar mejor y nunca es suficiente. Hay que evitar críticas destructivas, desvaloraciones y comparaciones con los demás.
Por otro lado, también la sobreprotección es negativa, ya que el propio niño puede verse inútil y sentir que sin ayuda externa no es capaz de lograr nada. Se trata de que el niño se vea a sí mismo como alguien válido a la par que sienta que en caso de necesidad puede recurrir a la ayuda de otros.
5. Ni premios ni castigos
Es importante tener en cuenta que castigar la falta de ganas de ir al colegio puede ser contraproducente y puede transformar el propio colegio en algo aversivo. Así, no tenemos que castigar que digan o sientan que no quieren ir.
Del mismo modo, tampoco hay que premiar lo contrario, ya que en ese caso ir al colegio o manifestar ganas de hacerlo se transformaría en un medio para conseguir recompensas.
Lo que hay que procurar es que ir al colegio sea un acto natural que puede apetecernos o no pero que debe hacerse.
6. Contacta con el centro
Dependiendo del motivo de la negativa, puede ser necesario acudir al centro educativo y hablar con los responsables respecto a la problemática que la origina y con los profesores. Estamos hablando de casos como el acoso escolar, o bien para pactar estrategias conjuntas de cara a solucionar otras problemáticas.
7. Aproximación sucesiva
Especialmente cuando estamos ante niños muy pequeños, después de un período vacacional o cuando ha sucedido alguna situación traumática para el menor, puede ser adecuado que la introducción del niño en el centro se lleve a cabo de manera gradual y progresiva.
Es decir, tal vez pueda ser conveniente que primero pasen un período menor de tiempo en la escuela para que vayan acostumbrándose y reduciendo el nivel de ansiedad que les genere el estar en el colegio.
8. Higiene del sueño
Una última recomendación que puede ayudar a facilitar una mejor disposición a acudir al centro escolar se encuentra en solventar una de las posibles causas de la resistencia a ir al colegio: dormir mal.
En este sentido es recomendable asegurarse de que el menor tiene suficiente tiempo de descanso y sueño durante la noche, siguiendo un horario estable (no hace falta que se vaya a dormir siempre a la misma hora exacta, pero sí que siempre o de manera habitual debería irse a dormir en una franja concreta).
Y no solo el horario, también es importante que el lugar donde se duerma reúna condiciones estables y favorecedoras del sueño: luz, temperatura, espacio o estímulos que pueden despejar al niño (por ejemplo pantallas) deben estar controladas.
Resulta también recomendable que la cama se reserve para dormir y que no se haga habitual que sea un lugar para otras actividades, ya que en caso contrario el niño podría asociar la cama con estímulos que lo activen y resultar más difícil conciliar el sueño.
9. Recurre a ayuda profesional
Cabe comentar que dependiendo del caso, su origen y si se encuentran o no medios para ponerle solución puede ser necesario y recomendable acudir a profesionales, sea del propio centro (si los poseen) o de manera externa. Entre estos profesionales podemos encontrar asesores, psicólogos, logopedas, fisioterapeutas o incluso abogados en algunos casos graves.
Referencias bibliográficas:
- Butler, C. (2008). Talk and social interaction in the playground. Aldershot: Ashgate.
- Ginsburg, K. R. (2007)"The Importance of Play in Promoting Healthy Child Development and Maintaining Strong Parent-Child Bonds" (PDF). American Academy of Pediatrics. 119(1).