¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

¿Por qué mi hijo pequeño me amenaza y cómo puedo responder?

Veamos qué es lo que se esconde detrás de la tendencia a amenazar a los padres en los niños.

¿Por qué mi hijo pequeño me amenaza y cómo puedo responder?

¿ERES PSICÓLOGO/A EN ?

Destaca entre toda tu competencia profesional.

Muchos padres y madres de criaturas se alertan cuando escuchan a sus hijos e hijas decir frases como “si no me lo dejas, ¡te pegaré!”, “¡me iré de casa!” o “ya no te voy a querer nunca más”. Suelen venir acompañadas de sentimientos como culpa, frustración o miedo por parte de los padres.

Si solo nos quedamos con el contenido literal de lo que nos dicen, puede sonar fuerte y sorprendente viniendo de alguien tan pequeño. Por tanto, es completamente comprensible que los padres y las madres se sientan así. Esto sucede especialmente cuando interpretamos estos mensajes como signos de mal comportamiento.

Sin embargo, a lo largo de este artículo aportamos una mirada diferente a estas amenazas. Explicamos por qué lo hacen y qué hay detrás de ellas. Una vez asentadas las bases desde la psicología evolutiva y la neurociencia, explicamos cómo responder de forma más efectiva, respetuosa y compasiva a este tipo de conductas.

¿Por qué los niños pequeños amenazan?

Nacemos con el cerebro inmaduro y se va desarrollando a medida que crecemos. De hecho, este proceso dura hasta los 25 años aproximadamente. Esto implica que los niños y las niñas sienten las emociones de forma muy intensa, pero no tienen las herramientas para poder regularlas.

Es importante tener en cuenta que las amenazas que emiten las criaturas no son un intento de manipulación ni algo que hagan de forma premeditada. En este sentido, tampoco son amenazas reales. Y, entonces, ¿qué son? Una forma inmadura de comunicación, es decir, un grito de ayuda.

De igual forma que las áreas cerebrales que se ocupan de la regulación emocional y conductual se están desarrollando durante la infancia temprana, sucede lo mismo con las áreas del lenguaje. Como consecuencia, las criaturas tienen pocas herramientas para explicar lo que les sucede y verbalizar cómo se están sintiendo o qué necesitan.

Por tanto, lo que hay detrás de este tipo de amenazas en niños y niñas pequeños suele ser una necesidad que no está cubierta. En ocasiones amenazan cuando se sienten desconectados a nivel emocional y necesitan esa reconexión con las figuras de apego.

En otras ocasiones las necesidades no cubiertas pueden ser en relación con la autonomía (sienten que pierden el control sobre el entorno) o la pertenencia (de intentan proteger el miedo, la vergüenza o la frustración). Las amenazas pueden ayudarles a sentir que tienen poder sobre una situación. Los niños y las niñas no saben esperar y mucho menos negociar.

Por último, no podemos olvidar que la infancia es una etapa de aprendizajes constantes. Aunque pueda no parecerlo a veces, los niños y las niñas se enteran de todo e integran mucha más información de la que a veces pensamos los adultos. Esto quiere decir que también aprenden a amenazar si en el entorno se producen amenazas (por sutiles que sean) y si obtienen lo que quieren tras una amenaza.

Las respuestas “típicas” no funcionan

En muchas ocasiones se reacciona a las amenazas con más amenazas, gritos y/o castigos. Este tipo de respuestas lo único que hace es producir una escalada en el conflicto y generar miedo. Es importante recordar que los castigos pueden cambiar o detener el comportamiento indeseado a corto plazo, pero a largo plazo genera miedo y puede incrementar la desobediencia.

Si tenemos en cuenta que lo que lleva a una criatura a amenazar es el hecho de que se ha desbordado emocionalmente debido a que alguna de sus necesidades no está cubierta, comprenderemos por qué estrategias cómo ignorar, humillar o usar el sarcasmo no ayudan en absoluto.

Si respondemos de esta forma, no solo no estamos enseñando habilidades nuevas a nuestros hijos sino que reforzamos el ciclo y generamos heridas emocionales. El mensaje que le llega a una criatura cuando nos desbordamos con sus emociones es que no podemos sostenerlas y que están mal.

Por otro lado, tampoco es útil ceder siempre ante las amenazas para evitar el conflicto o una situación incómoda porque, en la mayoría de casos, eso tampoco satisface la necesidad real que está descubierta. Podríamos decir que la amenaza es la punta del iceberg y necesitamos comprender y atender el conjunto.

Entonces, ¿qué puedo hacer cuando mi hijo me amenaza?

Sabemos que sostener este tipo de situaciones puede resultar complejo y abrumador. Es normal que al principio cueste realizar cambios y es importante que apliquemos la comisión con nosotros/así mismos/as. A continuación mencionamos algunas estrategias que pueden ayudar a responder y acompañar de forma respetuosa.

1. Toma unos instantes de pausa antes de responder

Respirar profundamente intentando conectar con nuestra propia calma para poder “contagiarles” este estado. Recordar que su cerebro no tiene herramientas y que no quieren hacérnoslo pasar mal, sino que están pasando un mal momento es crucial porque nos ayuda a conectar con la comisión y entender su conducta de una forma más completa.

2. Busca la necesidad que hay detrás de la amenaza

En lugar de tomarnos la amenaza como algo personal, es importante que busquemos la necesidad que no está cubierta en estos momentos. ¿Tiene hambre o sueño? ¿Ha sido un día muy ajetreado? ¿Está sobreestimulado? ¿Se ha sentido ignorado o frustrado? Hacernos estas preguntas puede ayudarnos.

3. Conecta con la criatura primero, corrige después

Ponernos a su altura, buscar el contacto visual y usar un tono suave para dirigirnos a nuestro hijo o hija es crucial. Nombrar y validar sus emociones les ayuda a construir su inteligencia emocional y les ayuda a regularse.

4. Plantea los límites con firmeza y empatía

No se trata de castigar, sino de establecer límites con firmeza y empatía. Un ejemplo sería: “Entiendo que estás muy enfadado/a. No voy a dejar que me pegues. Estoy aquí para acompañarte y te voy a ayudar”.

5. Enséñale herramientas con tu ejemplo

Ya decíamos anteriormente que las criaturas aprenden de lo que nosotros/as hacemos. Esto nos sirve para enseñarles siendo su modelo. Podemos explicarles, por ejemplo, que a veces también sentimos rabia o frustración y las estrategias que nos sirven. Además, cuando les acompañamos desde nuestra regulación, los niños y las niñas también aprenden.

Aspectos clave para prevenir que las amenazas se repitan

Como padres y madres es importante que revisemos aspectos del día a día que puedan estar interfiriendo. Los horarios, las rutinas, la alimentación, la actividad física y las pantallas son aspectos que debemos tener en cuenta. No podemos olvidar tampoco las necesidades emocionales y de conexión (tiempo especial, contacto físico, juego libre…).

Es interesante que nos anticipemos a sus necesidades (hambre, sueño, etc.) en la medida de lo posible. Por otro lado, podemos plantearnos también si hay elementos estresantes que hayan sucedido recientemente y puedan haber incrementado estas conductas. Las rutinas —los entornos predecibles— ayudan a que los niños y las niñas se regulen.

Por último, queremos recordar que, aunque las amenazas pueden formar parte del desarrollo en la primera infancia debido, como ya hemos visto, a la falta de herramientas tanto de lenguaje como de regulación emocional, es importante pedir ayuda profesional si la situación genera mucho malestar o persiste en el tiempo.

¿Te interesa este contenido?

¡Suscríbete a “La vida con hijos”!

Nuevo newsletter de contenido exclusivo sobre crianza, educación y pareja.

Al unirte, aceptas recibir comunicaciones vía email y aceptas los Términos y Condiciones.

  • Bilbao, Á. (2015). El cerebro del niño explicado a los padres (1ª ed.). Plataforma Editorial.
  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2018). La disciplina sin lágrimas. B de Bolsillo.
  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2012). The whole-brain child: 12 revolutionary strategies to nurture your child's developing mind. Bantam Books.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Nerea Moreno. (2025, julio 31). ¿Por qué mi hijo pequeño me amenaza y cómo puedo responder?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/por-que-mi-hijo-pequeno-me-amenaza-como-puedo-responder

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese

Consulta a nuestros especialistas