Cómo prevenir el tabaquismo en los más jóvenes, en 6 claves

El mal hábito del cigarro ha de prevenirse desde edades tempranas.

joven fumando cigarro
Evitar que los jóvenes empiecen a fumar es clave.Unsplash

Los hábitos de consumo de tabaco se han convertido en una de las mayores preocupaciones en relación a la salud pública, llegando a constituirse como un grave problema dentro de la sociedad y a pesar del conocimiento que se siente acerca de sus efectos perjudiciales.

Sin embargo, a día de hoy continúan existiendo un gran número de personas fumadoras. De toda esta población, los adolescentes se han constituido como uno de los focos principales de consumo de tabaco, existiendo según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 150 millones de adolescentes fumadores.

Pero existen diversas formas de prevenir el tabaquismo en los más jóvenes, empezando por conocer las causas que les llevan a desarrollar este hábito tan nocivo para la salud.

Principales causas del tabaquismo en los jóvenes

Los motivos por los cuales la población más joven se interesa por el hábito de fumar son diversos. No obstante, saber reconocerlos es de vital importancia para poder intervenir a tiempo y prevenir el tabaquismo en jóvenes y adolescentes.

1. Aceptación social

La aceptación social es la principal causa, y la más conocida, por la que un adolescente comienza a interesarse por el tabaco y en consecuencia a querer probarlo. Comenzar a fumar se ha convertido en un rito de integración a través del cual los jóvenes sienten que forman parte de un grupo.

Asimismo, la curiosidad, el deseo de experimentar o el mero hecho de creer que está de moda o de que puede convertirlos en personas populares, también son unos grandes alicientes por los que jóvenes empiezan a fumar.

2. Fumar como desafío a las normas

La época de la prepubertad y la adolescencia están caracterizadas por un fuerte sentimiento de rebeldía, de provocación y de un gran impulso de transgresión. Para todos estos jóvenes, el hecho de fumar es una de las maneras más rápidas y eficaces de enfrentarse a las reglas y saltarse la normativa impuesta por sus progenitores, por la sociedad o el colegio.

3. Fumar para aliviar el estrés

Influenciados por las creencias que existen en torno al tabaquismo y al propio tabaco, muchos de los adolescentes que deciden empezar a fumar lo hacen con la intención de mitigar los síntomas del estrés y la ansiedad, cuando se enfrentan a situaciones de alta presión como las épocas de exámenes o ante la vivencia de eventos con una carga emocional elevada.

Sin embargo, aquello que desconocen es la reacción que fumar tendrá en su cuerpo, puesto que se sentirán relajados durante unos momentos pero después la sensación de estrés va a ser mayor, por lo que necesitarán fumar cada vez más y más.

4. Influencia de los progenitores

Todo el volumen de investigación realizada en torno a los hábitos de consumo de tabaco coincide en que los adolescentes cuyos padres son fumadores corren mayor riesgo de convertirse en fumadores y adictos a la nicotina que el resto de jóvenes.

Por lo tanto, aquellos adultos fumadores y con hijos han de ser conscientes de la influencia que este hábito tiene sobre sus hijos, tanto de forma directa mediante las consecuencias del humo del tabaco, como a medio-largo plazo causando una adicción en sus hijos.

5. Medios de comunicación y publicidad

A pesar de que actualmente está prohibido realizar cualquier tipo de campaña que promueva el tabaquismo en adolescentes, las escenas, bien en cine, la televisión o la prensa escrita, en las que cualquier persona o personaje se enciende un cigarrillo son más que habituales.

Al igual que se ha demostrado la influencia de los padres en el tabaquismo, existe una gran evidencia de que los anuncios y los medios de comunicación tienen la capacidad de aumentar el deseo de fumar en los adolescentes.

6. Falta de información

Aunque cada vez se realizan más campañas para prevenir el tabaquismo, tanto en adolescentes como en adultos, los mitos y falsas creencias que benefician al tabaquismo aún perduran en la mente colectiva.

Todas estas creencias erróneas pero muy populares consiguen que las consecuencias negativas del tabaco queden sepultadas por la imagen positiva que todavía se tiene de este.

Consejos para la prevención del tabaquismo en jóvenes

Uno de los factores más importantes a la hora de prevenir el tabaquismo es el de evitar que los adolescentes comiencen a fumar, intentando evitar así los primero consumos. El motivo es que los adolescentes comienzan a fumar por los motivos anteriores sin conocer las consecuencias de ello, y no siendo conscientes del nivel de adicción que puede llegar a ocasionar.

Algunos consejos o medios para evitar que los jóvenes se inicien en el tabaquismo son los siguientes.

1. Proporcionar información

Como en cualquier otro tipo de campaña de concienciación, el primer paso y posiblemente el más importante es el de proporcionar información a los jóvenes acerca del tabaquismo.

Es obvio que toda la población, independientemente de la edad, es consciente de que fumar comporta un gran número de consecuencias negativas para la salud de la persona. Sin embargo, parece que el solo hecho de saberlo no es suficiente.

Teniendo en cuenta esto, es de suma importancia facilitar y proveer a la población más joven sobre los efectos y secuelas reales del tabaquismo, incluyendo las enfermedades que este puede ocasionar, los efectos en el deterioro físico y mental, y los porcentajes de muertes que existen por causas relacionadas con el tabaquismo.

2. Psicoeducar

Otra de las medidas que es necesario adoptar es la de suministrar información sobre los efectos psicológicos del consumo de cigarrillos.

Dado que los efectos perjudiciales del tabaco suelen aparecer a medio-largo plazo, una persona joven puede comenzar a fumar con la ilusión de dejarlo antes de que estos efectos aparezcan. Por lo tanto, es esencial informar sobre el potencial adictivo de este, sobre como funcionan los mecanismos de adicción y sobre las consecuencias a corto plazo de comenzar a fumar o de hacerlo de forma habitual.

3. Predicar con el ejemplo

Como se menciona anteriormente, una de las causas por las que los jóvenes empiezan a fumar es por pura imitación, bien por medio de los padres, algún familiar, amistades, etc.

Por desgracia, en muchos de los casos no es posible predicar con el ejemplo, puesto que en un gran número de ocasiones los adultos que rodean a la persona más joven ya son consumidores habituales de tabaco.

De todas formas, es de vital importancia que aquellas personas en las que recae la responsabilidad de intervenir o interaccionar con los jóvenes sean capaces de constituir un ejemplo y no fumen delante de los más jóvenes.

4. Incentivar el razonamiento

Esta medida consiste en permitir a los más jóvenes desarrollar un razonamiento crítico acerca del tabaco, dejando que, tras proporcionarles una información objetiva, emitan sus propios juicios y valoraciones en torno al tabaquismo.

5. Enseñar a decir “no”

Una de las situaciones más habituales con las que se encuentra un adolescente es aquella en la que una amistad o conocido le ofrece un cigarrillo. La falta de educación emocional y de técnicas asertivas, junto con el miedo a ser rechazado provocan que en la mayoría de los casos el adolescente acabe aceptando.

Por lo tanto, proveer de habilidades que les permitan decir “no” y rechazar el consumo de tabaco sin sentirse mal por ello son fundamentales para prevenir que los jóvenes comiencen a fumar.

6. Promover la actividad física

La promoción de estilos de vida saludables, en los que se incluye que el adolescente siga estilos de vida sano y practique algún tipo de ejercicio físico es una herramienta muy útil para impedir la llegada de los hábitos de consumo de tabaco en adolescentes.

Un joven motivado por el deporte y la salud física es menos susceptible de incurrir en prácticas perjudiciales para su salud, lo que incluye también el fumar.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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