El cannabis es una de las drogas más consumidas del mundo, y debido a su estatus legal variado dependiendo del país en el que nos encontramos, su utilización está muy normalizada, hasta el punto que incluso hay quienes no la consideran una sustancia dañina para el cuerpo humano.
Esto ha contribuido a generar una serie de mitos que alimentan una visión idealizada de todo lo relacionado con la marihuana. Lo cierto es que si bien es discutible que esta droga presente más motivos por los que no ser legal que otras legales como el alcohol, no hay duda de que el uso del cannabis conlleva exponerse a riesgos significativos. Por ello, aquí haremos un repaso a estas creencias erróneas habituales sobre el cannabis.
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Mitos y creencias erróneas sobre el cannabis muy habituales
Este es un resumen de las creencias erróneas sobre el cannabis que más circulan y que más contribuyen a caer en el error de asumir que esta droga es inofensiva.
1. El cannabis no es dañino porque es un producto natural
El término “natural” es uno de los más ambiguos y modificables a conveniencia para que signifique casi cualquier cosa. Si por “natural” entendemos que el producto consumido es elaborado pasando por pocos pasos de procesamiento, no es del todo cierto incluso si lo comparamos con otras drogas; por ejemplo, en el caso del alcohol, incluso algunos animales pueden consumirlo en la naturaleza comiendo frutos de árboles.
Si por “natural” entendemos que algo no interfiere con el correcto funcionamiento del cuerpo humano, ese concepto no tiene sentido (muchos elementos de la naturaleza en los que no ha mediado el ser humano son capaces de dañarnos, como por ejemplo los venenos o las enfermedades contagiosas) ni es cierto en el caso del cannabis, como veremos.
2. El cannabis no genera dependencia
Existe un mito muy extendido acerca del cannabis según el cual esta sustancia tan solo puede producir adicción a nivel social y comportamental, pero no a nivel químico-cerebral. Sin embargo, existen evidencias de que esta droga produce ambos tipos de dependencia: lleva a las personas a acostumbrarse a una rutina que incluye como elemento importante el consumo de cannabis, y a la vez interactúa con el sistema nervioso haciendo que sus células “aprendan” a necesitar sus moléculas con efectos psicoactivos.
Eso sí, es cierto que la adicción química al cannabis es significativamente menos potente que la que se puede dar con otras de las drogas más consumidas, como el alcohol, la heroína, el tabaco… Pero eso no significa que no exista.
3. Consumir esta sustancia ayuda a rebajar la ansiedad
Es cierto que el cannabis es una sustancia depresora de la actividad del sistema nervioso (en dosis bajas, las más habituales), pero eso no implica que ayude a controlar la ansiedad y el estrés sin más. Incluso si en muchos casos consumirla proporciona una sensación de “alivio” y distensión, a medio y largo plazo favorece que aparezcan “picos” de ansiedad a causa de la necesidad de consumir para sentirse bien, algo típico de la habituación a las drogas.
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4. El consumo de cannabis no puede matar
Es relativamente habitual escuchar que quienes abusan claramente del cannabis experimentarán problemas de salud a largo plazo asociados a un desgaste del funcionamiento del cerebro y a molestias gastrointestinales, pero no se expondrán al riesgo de morir en cuestión de horas. Sin embargo, lo cierto es que la intoxicación por cannabis no solo puede afectar negativamente a la calidad de vida de quien ha estado consumiendo esa roga; también puede matar, aunque su peligrosidad en este sentido es menor a la de la mayoría de drogas duras.
Por ejemplo, se estima que en el año 2012, unas 287 personas murieron por consumo de cannabis solo en Canadá, y también se sabe que esta droga es capaz de producir infartos del miocardio con resultado mortal.
5. Cualquiera puede adoptar el consumo habitual de cannabis como un hábito
Lo cierto es que el cannabis no es para todo el mundo, incluso si es consumido en cantidades bajas. Se sabe que una parte de la población presenta predisposiciones genéticas a que una o unas pocas ocasiones de uso de esta droga desencadenen psicopatologías serias.
En este sentido, los brotes psicóticos forman parte de esas alteraciones psicopatológicas más asociadas al cannabis (siempre que exista esa predisposición a sufrirlos, dado que introducir esta droga desencadena aquello que está latente).
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