El cannabis es la droga ilegal más consumida del mundo. Esto se debe en gran parte a las extendidas creencias de que es una droga inocua (con cero o muy pocos efectos negativos) y que además aporta una serie de beneficios a nivel físico y mental para las personas que lo consumen habitualmente.
En este artículo comento algunos de los falsos mitos sobre la marihuana y su “uso terapéutico”, que en muchas ocasiones causa una falsa sensación de seguridad que hace que muchas personas experimenten problemas a causa de un consumo de riesgo.
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El falso mito de la marihuana que ayuda a combatir la ansiedad
Una gran parte de la población piensa que el consumo habitual de cannabis es “bueno” para la salud física y mental, así como para combatir problemas como la ansiedad, la depresión o la irritabilidad.
Nada más lejos de la realidad. Tanto los últimos estudios científicos como la mayoría de experiencias en psicoterapia clínica nos indican que el consumo continuado y frecuente de marihuana no solo no suele ayudar a paliar los síntomas de ansiedad o depresión... sino que incluso los empeoran.
Y es que es muy común que, estando en consulta, la persona nombre “de pasada” que fuma porros habitualmente. Entonces salta la alarma que tenemos la mayoría de psicólogos formados en adicciones, y empezamos a hacer más preguntas sobre ese consumo habitual de cannabis (en cualquier de sus formas, marihuana, hachís, etc.).
Y es que es cada vez más claro, a nivel científico y en el ámbito clínico, que el consumo agudo y excesivo de cannabis puede empeorar muchos problemas de ansiedad, angustia, apatía e irritabilidad. Y que la mayoría de consumidores no son conscientes de que los porros que fuman semanalmente o incluso diariamente tengan algo que ver con eso. No olvidemos los grandes intereses económicos que giran alrededor de este falso mito.
Consumo recreativo vs consumo terapéutico
Muchos consumidores habituales de cannabis (o personas que ganan dinero de vender parafernalia relacionada con ese mundillo) afirman que en realidad lo utilizan de manera terapéutica. Y eso es mentira.
Es importante que dejemos las cosas claras. La grandísima mayoría de personas que fuman cannabis lo utilizan de forma recreativa, para sentir el colocón, o como forma de “automedicarse” antes las preocupaciones del día a día.
El consumo terapéutico es cuando un médico prescribe con receta el consumo de algún principio activo del cannabis (por ejemplo el CBD) con una intención concreta, por un tiempo concreto, y con la debida supervisión. Por ejemplo, para problemas de dolor crónico. Insisto, supervisión médica.
Comprarle hachís al “camello” del barrio no tiene nada de terapéutico. Eso es solamente una excusa.
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El cocktail de THC, CBD y muchas cosas más
De nuevo, muchas empresas se aprovechan de estos falsos mitos para ganar dinero a costa de la salud de la gente, cuando no existen evidencias científicas de que el consumo de porros ayude realmente con problemas de salud mental de ningún tipo.
Simplemente, la planta del cannabis es demasiado complicada y cuenta con miles de compuestos diferentes. Algunos son beneficiosos, pero otros son muy nocivos. Lo ideal sería poder separarlos y sintetizarlos, de forma que pudiéramos consumir solo las sustancias que son beneficiosas, en las cantidades químicamente adecuadas.
Bomba de relojería genética para personas con antecedentes familiares
No caigamos tampoco en el reduccionismo y la generalización. El cannabis no da problemas a todo el mundo.
Todavía queda mucho que avanzar en las investigaciones sobre los efectos a largo plazo, pero cada vez se encuentran más indicadores de la relación entre el consumo agudo de marihuana y sintomatología psicótica o paranoide, así como ansiedad.
¿Esto le puede pasar a todo el mundo que fuma porros?
Absolutamente no. Pero muchas personas que tengan determinados genes o antecedentes familiares sufren el riesgo de agravar problemas, o de “activar” interruptores genéticos que no habrían activado si no fuera por su consumo habitual de cannabis.
En cualquier caso, si una persona fuma con mucha frecuencia, tiene muchas más probabilidades de sufrir los peores efectos, como:
- Pérdidas de memoria
- Dificultades para concentrarse
- Explosiones de ira o irritabilidad
- Problemas de sueño
- Ansiedad
- Pensamientos paranoicos o desconexión de la realidad
- Psicosis
- Conducta adictiva (pérdidas de control)
Como afirman reportes del National Institute of Drug Abuse (NIH):
“La marihuana puede generar una reacción psicótica aguda en personas no esquizofrénicas que la consumen, especialmente en dosis altas, si bien esto disminuye a medida que la droga se elimina del organismo”.
Calma la ansiedad a corto plazo, aumenta la ansiedad a largo plazo
El verdadero problema para mucha gente es lo paradójico del consumo de drogas. Hacen sentir bien a corto plazo, y solo notamos la mayoría de efectos negativos a largo plazo. Esa es precisamente la trampa para muchas personas: utilizan los porros como forma de afrontar las preocupaciones diarias, y piensan que les ayuda, cuando en realidad les está dificultando salir de la ansiedad con el paso de los años.
A esto lo llamamos tolerancia: cuanto más prolongado el consumo de determinada sustancia, más se acostumbra el cuerpo, y más cantidades se necesitan para disfrutar de los mismos efectos que al principio.
Entonces se produce una escala paulatina del consumo, con todos los problemas que derivan de ello. Nos llegan a terapia muchos casos de personas que están consumiendo varios porros al día, y todavía piensan que “no fuman mucho” y no sospechan que siguen fumando tales cantidades por pura dependencia.
Luis Miguel Real Kotbani
Luis Miguel Real Kotbani
Psicólogo | Especialista En Adicciones
La importancia de la verdadera ayuda psicológica
Es evidente que queda mucho por investigar sobre los efectos del cannabis y cómo sacarles el mejor partido a sus principios activos. También es evidente que hay muchas personas que experimentan problemas con el consumo excesivo, y que se acaban enganchando.
Cuando la “fuerza de voluntad” ya no es suficiente para superar un problema de conducta adictiva, la mejor solución es contactar con un profesional especializado para estudiar el caso y guiar a la persona.
Soy un psicólogo especialista en adicciones, y llevo años ayudando a personas a liberarse de la esclavitud del cannabis. Ponte en contacto conmigo y nos pondremos a trabajar en ello lo antes posible.