Psicóloga y experta en infancia, adolescencia y familias, Mercedes Bermejo es también docente, conferenciante internacional y directora de la Editorial Sentir, especializada en desarrollo emocional infantil y familiar con más de 100 publicaciones en su catálogo. Bermejo charla con Psicología y Mente sobre el efecto de los cuentos en la salud emocional.
¿De dónde nace su interés por las infancias?
Muchas veces me describo como “niñologa” y activista por los derechos de las infancias. En una sociedad tan adultocrática, los menores pierden espacios y se nos olvida la importancia de que jueguen, hagan ruido y se muevan. Llevo 20 años dando formaciones en diferentes sitios y explicando lo que es la perspectiva de infancia. Hay que ser capaces de agacharnos, ponernos a su nivel y entender que su lenguaje es simbólico y se expresa a través de los juegos, y que en el momento de explicarles un tema hay que tener ciertas consideraciones.
¿Cómo les cuentas a los menores sobre tu labor?
Hace diez años escribí un cuento sobre la psicología para acercar a los más pequeños a nuestra profesión. Me di cuenta de que los menores que venían a consulta pensaban que yo era el castigo por portarse mal o por sacar malas notas, o que era una amiga de su mamá. Los cuentos son una forma interactiva y mágica, muy evolutiva, de aproximarnos a ellos. Podemos abordar temáticas complejas, como el trauma por abuso sexual o la separación de los padres, a través de historias y personajes que llamen su atención.
¿Y así nace la Editorial Sentir?
A un grupo de profesionales en España nos parecía que los cuentos disponibles no eran del todo adecuados. En colaboración con varias universidades, realizamos un estudio para analizar el panorama editorial y, efectivamente, identificamos una carencia en la literatura infantil de cuentos y libros que explicarán diferentes temáticas de la actualidad. Hace ocho años se creó el sello editorial y desde ese momento hemos cubierto situaciones como el acoso escolar, el acoso sexual, las enfermedades, las dificultades para dormir, para comer, los miedos, el control de esfínteres o las pataletas, entre otras.
¿Cuál es el diferenciador de estas historias?
Como directora de la editorial, mi gran reto era buscar a los mejores profesionales especializados en cada una de las temáticas para aterrizar sus conocimientos en forma de cuentos interactivos y lúdicos. Queremos que los pequeños lectores sean protagonistas de las historias, con preguntas reflexivas. Estos libros también traen un apartado que explica cómo acompañar en cada una de estas situaciones. El objetivo principal es fomentar el buen trato, por lo que es importante que el menor se sienta acompañado para compartir ideas y recuerdos. Queremos que los cuentos sean un lugar de encuentro entre las familias.
¿Qué tan importante es que las familias compartan este tipo de actividades?
En los últimos congresos sobre salud mental a los que he asistido comentaban que uno de los criterios que se está estableciendo para medir si las familias tienen una buena salud mental tiene que ver con si cenan juntas. Todo esto del teletrabajo es una estafa, porque son horas interminables y ya no se respeta ni siquiera el espacio al final del día. Cada uno está en su habitación con su pantalla. Lo que fomentamos es que la educación se cueza a fuego lento, que no puede ser inmediata. La lectura requiere calma, lo que implica una estimulación cerebral.
¿Cómo contribuyen libros contribuyen a la salud mental?
Para poder ir a terapia a menudo tienes que pagar y no todo el mundo tiene acceso a esto. Así que los libros de Sentir nos ayudan a llegar a más personas para hablarles de sus emociones y prevenir ciertas situaciones. El año pasado estuve en un proyecto muy bonito en Oaxaca, México, donde trabajé con las librerías a través de unos talleres que promueven buenos tratos y explican diferentes problemáticas a las que se enfrentan las infancias. Los cuentos son una herramienta para poder acercarnos a los niños y las niñas. Tú puedes explicar la tristeza o la frustración, pero cuando lo haces con una ilustración, un juego o un objeto, logras que se sientan más cómodos y que hablen de las cosas que les ocurren y que sienten, dándoles su lugar.
¿Qué aprendizajes te han dejado las infancias?
Su pensamiento mágico, porque cuando vamos creciendo perdemos la esencia de muchas cosas bonitas. Dejamos de sonreír, de jugar, de imaginar. Es mucho lo que los adultos tenemos que aprender de las infancias. Lamentablemente es una etapa evolutiva que ha estado muy desvirtuada, pero el hecho de que sean menores no quiere decir que sean menos. Ojalá la lectura estuviera más presente en todas las sociedades, para construir una cultura desde la comprensión.