Las relaciones sociales constituye buena parte de lo que nos permite desempeñarnos como personas; dicho de otro modo, el desarrollo personal nunca es un proceso individual, sino que tiene lugar también en nuestras relaciones con los demás.
Es por eso que mejorar y "pulir" nuestras relaciones sociales resulta imprescindible tanto para alcanzar metas concretas como para sentirnos bien con quiénes somos y con lo que hacemos.
Este es el tema que vamos a abordar en las siguientes líneas, con una entrevista Carlos Rey y Fernando Callejo, del centro UPAD Psicología & Coaching, situado en Madrid.
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Entrevista a Fernando Callejo y Carlos Rey: el desarrollo personal a través de las habilidades sociales
Fernando Callejo y Carlos Rey son psicólogos expertos en desarrollo personal y coaching, y psicología del deporte, además de dirigir y ser fundadores de UPAD Psicología & Coaching. Trabajan ayudando a todo tipo de personas a impulsar sus proyectos en el ámbito personal y profesional. Aquí nos hablarán acerca de cómo el desarrollo personal nos conecta al resto de personas.
Upad Psicología Y Coaching
Upad Psicología Y Coaching
Centro de Psicología en Madrid
Muchas veces se habla del desarrollo personal como si fuese un proceso que involucra solo al individuo. ¿Hasta qué punto pasa también por el modo en el que aprendemos a relacionarnos con los demás?
En UPAD entendemos el desarrollo personal como un proceso de crecimiento integral, donde la persona aprende a gestionar a través de diversas estrategias y conceptos, sus propias habilidades psicológicas para optimizar sus niveles de rendimiento, satisfacción y bienestar.
Cuando hablamos de rendimiento, nos referimos a todos los comportamientos que la persona lleva a cabo a lo largo del día, es decir, lo que “yo hago”. Aquello que “hago” genera un determinado nivel de satisfacción o insatisfacción. Ésta se define por aquellos pensamientos en forma de valoración, que elaboramos las personas cuando llevamos a cabo diferentes acciones.
Tiene que ver con lo que “yo pienso”. Con el paso del tiempo, en función de cómo pensamos / valoramos la forma en cómo hacemos las cosas, se generan sensaciones asociadas de bienestar o malestar. Lo que “yo siento”. Éste último sería el tercer mimbre de lo que entendemos en UPAD que sería un proceso de desarrollo personal.
Trabajamos sobre estos tres pilares fundamentales: comportamientos, pensamientos y sentimientos. Resumiendo, “lo que hago” afecta a “lo que pienso” y esto a su vez a “lo que siento”, y “lo que siento” vuelve a afectar a “lo que hago”, convirtiéndose muchas veces en una especie de bucle del que resulta difícil escapar.
A partir de ahí, trabajamos para desarrollar una mayor autogestión por parte de la persona, centrándonos en determinadas habilidades psicológicas básicas para su consecución tales como la motivación, la activación, la atención, la cognición y las emociones, entre otras.
Para poder relacionarnos de una forma efectiva con las demás personas, primero es importante saber hacerlo con nosotros mismos, y para ello es importante conocernos, aceptarnos y superarnos.
Aprender a comunicarnos de forma asertiva con nosotros mismos, nos permitirá desarrollar un lenguaje óptimo y eficaz para relacionarnos con los demás.
¿Es habitual que personas con conocimientos técnicos no consigan progresar en lo profesional o lo personal por haber aprendido dinámicas disfuncionales al socializar con los demás?
No tiene por qué estar unido ni reñido el nivel de conocimientos con las habilidades sociales. Habitualmente nos encontramos con un perfil de persona que acuden a UPAD poseyendo altos niveles de conocimientos técnicos en su campo.
Es bastante frecuente que el mismo nivel de exigencia y expectativas que han tenido consigo mismas para desarrollarse en su labor, lo vuelquen en sus siguientes retos y en sus entornos, lo cual puede llegar a producir altos niveles de frustración, y en lugar de analizar su responsabilidad individual en las posibles mejoras a efectuar, traten de achacar sus dificultades al entorno o a las demás personas con las que interactúan habitualmente (locus de control externo).
Estamos hablando incluso de jefes y directivos de empresas que en lugar de analizar cómo pueden ellos mejorar sus propias habilidades comunicativas, intentan buscar la manera de cambiar a los demás, y como es lógico, suelen producirse altos niveles de estrés y ansiedad ante lo que no tienen control, quedándoles muchas veces el dudoso consuelo de que la culpa es de otro… Pero yo no me siento bien.
Muchas veces, estas sensaciones de ineficacia les impiden progresar en sus respectivos ámbitos profesionales.
¿Qué aspectos de las habilidades sociales suelen resultar más importantes en el día a día?
En UPAD tratamos de enseñar a la persona que acude a nuestra consulta a entender sus dificultades, alcanzar el nivel de bienestar necesario para expresarse en situaciones sociales de una manera más satisfactoria y a gestionar su comunicación, tanto interna como externa a través de diversas estrategias.
Alcanzar ese éxito social pasa por alcanzar primero el éxito personal en términos de lo que venimos hablando (rendimiento, satisfacción y bienestar).
Es difícil estar bien con otros si no lo estamos con nosotros mismos. A partir de ahí, podemos centrarnos en desarrollar habilidades sociales y comunicativas, tanto verbales como no verbales, que ayudan a la persona a mejorar su estilo de comunicación. Por ejemplo, trabajando la asertividad, podemos alcanzar altos niveles de satisfacción personal y adaptación social.
¿Qué se puede hacer desde la psicología para ayudar a las personas interesadas en potenciar su desarrollo personal a través de sus habilidades al relacionarse con los demás?
En primer lugar, sería fundamental conocer su demanda, analizar sus necesidades, para a partir de ahí, trazar un plan de acción que permita a la persona disfrutar del camino durante el proceso. Fortalecer su autoestima, su autoconcepto y su autoconfianza, por ejemplo, a través de la toma de decisiones y la asertividad, permitirá al usuario generar una mayor satisfacción a la hora de enfrentarse a su realidad.
Por supuesto, implementando una sensación de empoderamiento continuo, que permita a la persona generar un aprendizaje significativo sobre sus propias capacidades. Tras ello, el trabajo de gestión de pensamientos y creencias será fundamental para su propio proceso de desarrollo personal.
¿Cuáles son las técnicas y estrategias más habituales usadas en consulta ante casos en los que, por ejemplo, la timidez limita la manera de comunicarse de una persona?
En primer lugar, sería interesante analizar si dicha timidez se extiende a todas las esferas personales de la vida de esta persona. De no ser así, sería bueno reflexionar si se trata de una especie de timidez selectiva, porque en ese caso, habrá algo detrás de dicha timidez que sería interesante analizar, entender y proponer determinados objetivos para que, paulatinamente, se vaya superando esa sensación circunstancial de timidez.
En relación con lo comentado anteriormente, se podría trabajar de forma inicial sobre su comunicación asertiva y su toma de decisiones, para generar un mayor nivel de autoconfianza a la hora de poner en práctica sus habilidades comunicativas.
Lógicamente el proceso sería gradual, los pequeños pasos generan grandes cambios, siempre y cuando aprendamos de forma consciente. Esto generará una base fuerte para el desarrollo de la autoestima de la persona, que le permitirá enfrentarse cada día a nuevos retos de mayor complejidad.
Y ante casos de mala gestión de la ira o agresividad en situaciones en las que se discute o se negocia con los demás, ¿qué puede hacerse?
De igual forma, es importante trabajar en su inteligencia emocional para aprender a gestionar sus emociones. Para ello hacemos hincapié en su actitud, pues ésta es la clave que va a definir cómo afrontamos cada situación.
A partir de ahí trabajamos sobre los pensamientos, sobre las interpretaciones que sostiene dicha situación negativa, sobre las emociones y sensaciones que conllevan asociados dichos pensamientos y con toda esta información, generamos nuevas estrategias para afrontar dichas situaciones. Donde hay una crisis siempre hay una oportunidad de mejora. Lo más importante: para interiorizar las nuevas estrategias de afrontamiento conviene elevar los niveles de consciencia sobre cómo las llevamos a cabo.