Una de las partes más importantes de la psicología forense es la que se encarga de estudiar la credibilidad del testimonio.
Vamos a descubrir de qué manera se realiza esta tarea, cuáles son las herramientas que se utilizan y cómo se logra la máxima fiabilidad posible.
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¿En qué consiste la evaluación y análisis del testimonio?
La psicología tiene un gran protagonismo en el ámbito judicial por muchos motivos, pero uno de los más relevantes es encargarse de la evaluación y análisis del testimonio, una tarea fundamental en multitud de casuísticas en las que el propio relato del testigo o víctima de un delito es la única prueba, o una de las pocas que hay, para poder llegar a la verdad del suceso, por lo que sería clave a la hora de tomar una decisión y dictar sentencia.
Dentro de la psicología forense, sería la psicología del testimonio la rama de esta ciencia que realizaría las investigaciones y desarrollaría las metodologías necesarias para llevar a cabo un análisis del relato que sea lo más riguroso y fiable, dentro de las posibilidades que nos ofrezca la situación.
La psicología del testimonio, por lo tanto, pretende verificar el grado de veracidad de una declaración sobre un determinado asunto. Y en muchas ocasiones no es nada fácil llegar a una conclusión. Vamos a detenernos para ver en profundidad dos cuestiones que son fundamentales en la evaluación y análisis del testimonio: la exactitud y la credibilidad.
Exactitud del testimonio
El primer problema al que nos enfrentamos es el de evaluar la exactitud del testimonio, y es que la memoria humana no es todo lo fiable que nos gustaría, y además pueden existir diferencias muy significativas entre la capacidad de memoria de una persona y de otra. Nuestra memoria no funciona como una cámara de vídeo en la que pulsamos el botón de grabar o el de reproducir, guardando y recuperando las imágenes tal y como han ocurrido, ¡ni mucho menos!
Los problemas comienzan en el mismo momento de vivir el hecho que nos ocupa, puesto que dependiendo de las capacidades de la persona, de la atención que esté poniendo, del estrés que esté experimentando, y muchas otras variables, el sujeto va a codificar la información en su cerebro de una manera más o menos fiable y duradera.
Posteriormente llega la problemática de la recuperación del recuerdo. Igualmente, las características de la propia persona y de su memoria harán que sea más o menos fácil recuperar los datos, pero además entran en juego otros factores como son el tiempo transcurrido entre el evento y la recuperación, y otro que es fundamental en esta disciplina: la sugestionabilidad.
Por eso es tremendamente importante que la entrevista la lleve a cabo un psicólogo experto en testimonio, para guiar y obtener la información siempre mediante preguntas neutras, que no contaminen el relato o lo hagan lo mínimo posible.
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Credibilidad del testimonio
Pero existe otra cuestión que es igual de importante que la exactitud, y se trata de la credibilidad. Porque, ¿qué ocurre si lo que el sujeto nos está contando, no es que no sea exacto, sino que ni siquiera es cierto? Existen varias situaciones por las que una persona puede emitir un testimonio falso.
En primer lugar, puede estar mintiendo, simple y llanamente, porque con ello saca un beneficio, ya sea exculparse él mismo de algún delito o lograr que incriminando a otra persona (o haciendo que no la incriminen) logra un rédito, o lo hace una persona de su entorno.
En segundo lugar, puede ser que la persona haya hecho unas interpretaciones de lo sucedido que no se corresponden con la realidad, y por lo tanto esté relatando hechos que realmente no sucedieron, o al menos no de la manera en la que los está contando, por lo que su testimonio carecería de credibilidad.
Por último, se puede dar la situación de que el sujeto haya sido sugestionado, especialmente si sus capacidades cognitivas no están plenamente desarrolladas, ya sea por edad o por tener alguna discapacidad. En estos casos, dichos individuos estarían elaborando un relato más o menos inverosímil sobre unos hechos que en realidad no ocurrieron.
Precisamente los niños y las personas con discapacidad intelectual son dos de los colectivos sobre los que más se estudia la evaluación y análisis del testimonio, pues cuentan con herramientas mucho más limitadas a la hora de exponer su relato y además, como ya hemos mencionado, son especialmente susceptibles a la sugestionabilidad. Esto es especialmente relevante en los casos de abuso sexual, pues hay que medir con absoluta rigurosidad cada palabra durante la entrevista para obtener un testimonio de calidad que nos permita extraer conclusiones fundamentadas. Más adelante veremos la técnica utilizada para ello.
Herramientas para evaluar el testimonio
Ya hemos visto la relevancia que tiene el estudio del testimonio y la necesidad de hacerlo de una forma rigurosa y fiable, pues lo que está en juego muchas veces es una sentencia con implicaciones legales de tremenda importancia. Por lo tanto, se necesita poder contar con unas herramientas que garanticen que el proceso sea lo más objetivo y estandarizado posible.
A continuación compararemos diferentes técnicas y herramientas que se pueden utilizar e incluso combinar, llegado el caso, para poder lograr el mejor resultado posible y así ofrecerle al juez la información más fiable para que pueda dictar sentencia en una dirección u otra, teniendo todos los datos sobre la mesa.
1. Técnicas psicofisiológicas
Por un lado se encuentran las técnicas de medición psicofisiológicas, el famoso polígrafo. Existe una gran leyenda popular en torno a esta técnica, tanto que popularmente se le llama “detector de mentiras”, pero hay que ser muy cautos en su utilización. El principio en el que se fundamenta es que una persona, al mentir, tiende a mostrar una serie de señales fisiológicas que, si bien son imperceptibles a la vista, se pueden medir y comprobar con el instrumental adecuado.
De esta manera, el polígrafo detectaría los cambios en la frecuencia cardíaca, sudoración, respiración o la presión arterial de una persona mientras expone su testimonio, para que el investigador pueda comprobar estos patrones fisiológicos y estimar en qué medida podrían ser compatibles con una declaración verdadera o una falsa.
Este instrumento tiene muchas limitaciones, por lo que ha recibido multitud de críticas en la comunidad científica. Los patrones de respuesta fisiológica pueden variar mucho entre personas, y podemos obtener falsos negativos, porque el individuo sea capaz de controlar sus respuestas corporales mientras expone una mentira, pero también falsos positivos, por otros sujetos que, aún diciendo la verdad están demasiado nerviosos al sentirse intimidados por estar siendo evaluados con este artilugio.
2. Indicadores conductuales
Por otro lado, tan importante es prestar atención a lo que una persona dice, como al cómo lo dice, y es que los indicadores conductuales pueden ser clave a la hora de estimar la calidad y veracidad de un testimonio. Esto incluye tanto el lenguaje verbal como el no verbal.
El psicólogo ha de prestar atención a la gestualidad del sujeto, su postura, a dónde dirige la mirada, si se muestra dubitativo en los momentos clave, si da rodeos para expresar una idea…
El problema de esta técnica fundamentalmente es que requiere de mucha práctica y experiencia por parte del investigador para saber interpretar los patrones de respuesta del sujeto. Además, aunque existen comportamientos que se repiten en determinadas situaciones y por lo tanto se pueden extrapolar, puede haber grandes diferencias entre diferentes individuos, y por lo tanto es importante ser cautos y tomar dichas conductas como indicadores que aumentan o disminuyen la probabilidad de veracidad, nunca como un absoluto de verdad o mentira.
3. SVA, evaluación de la validez de la declaración
La herramienta por excelencia en psicología del testimonio es el SVA, o evaluación de la validez de la declaración (Statement Validity Assesment). Se trata de un método de evaluación creado para evaluar la credibilidad del testimonio en casos de presunto abuso sexual sobre menores.
La clave sobre la que se fundamenta el SVA es la hipótesis de Undeutsch, que mantiene que un testimonio basado en un hecho ocurrido de verdad tiene unos criterios de riqueza en su contenido diferentes de los que proceden de un hecho inventado.
El sistema del SVA está dividido en tres partes.
- Realización de entrevista de tipo semiestructurado para posterior transcripción.
- Análisis de la entrevista según los criterios del CBCA (análisis de contenido basado en criterios).
- Análisis de los criterios de validez.
El CBCA es un listado con 19 criterios que se deben evaluar a través del contenido obtenido en la transcripción de la entrevista, comprobando si se dan y en qué medida. Los tres primeros son los fundamentales, y han de darse para poder continuar realizando el análisis, o bien se da el testimonio por increíble. Son estos:
- Contar con unas estructura lógica.
- Haberse elaborado de forma inestructurada.
- Tener una cantidad suficiente de detalles.
El resto de criterios se agrupan por categorías, haciendo referencia a los contenidos específicos del relato, sus peculiaridades, las motivaciones de los hechos y por último, los elementos clave del acto delictivo.
Por lo tanto, a día de hoy, la herramienta que más garantías ofrece en la evaluación y análisis del testimonio es el CBCA, dentro del sistema SVA, aunque ya hemos visto que se utiliza para una casuística muy concreta.
Referencias bibliográficas:
- López, L. (2016). Evaluación de la credibilidad del testimonio a través del análisis de contenido basado en criterios y de la medición de variables psicofisiológicas. Repositorio institucional Universidad de Extremadura.
- Arce, R., Fariña, F. (2005). Peritación psicológica de la credibilidad del testimonio, la huella psíquica y la simulación: el sistema de evaluación global. Papeles del psicólogo.
- Arce, R., Fariña, F., Buela-Casal, G. (2006). Psicología del testimonio y evaluación cognitiva de la veracidad de testimonios y declaraciones. Psicología forense: Manual de técnicas y aplicaciones. Madrid. Biblioteca Nueva
- Manzanero, A.L., Muñoz, J.M. (2011). La prueba pericial psicológica sobre la credibilidad del testimonio: Reflexiones psico-legales. Madrid. SEPIN.
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