¿Qué cenaste anoche? ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? ¿Qué hiciste la mañana del 15 de abril de 2008? ¿Cómo celebraste tu tercer cumpleaños? Seguramente no hayas sabido responder a todas estas preguntas. ¿A qué se debe este tipo de olvido?
Veamos cuáles son los mecanismos neuropsicológicos que explican este fenómeno.
¿Qué es el olvido?
Los recuerdos no son permanentes, puesto que se mantienen en un tejido que cambia continuamente en el que algunas neuronas mueren y ciertas conexiones cambian o se debilitan. Esto supone no solo que podamos perder la accesibilidad de la información almacenada, sino también su disponibilidad en nuestro sistema cognitivo.
¿Qué diferencia existe entre ambos conceptos? Según Endel Tulving, la accesibilidad hace referencia a la facilidad con la que un recuerdo almacenado puede recuperarse en un momento determinado, mientras que la disponibilidad alude a la presencia o no de un trazo en el almacén de la memoria.
Así pues, una experiencia puede parecer perdida en su totalidad solo porque no se haya presentado una clave de recuperación adecuada que evoque el recuerdo. Esto supondría una inaccesibilidad de la información en el momento de recuperación, pero no necesariamente una pérdida de disponibilidad, por lo que podría recuperarse en otro momento.
Tipos de olvido
Atendiendo a los estudios realizados sobre memoria, se distinguen dos tipos de olvido: olvido intencional y olvido incidental. El primero emprende procesos o conductas que intencionalmente disminuyen la accesibilidad con algún propósito, mientras que el segundo se produce sin la intención de olvidar. Este artículo se centrará en el último, mostrando algunos factores que lo fomentan y disminuyen.
Factores que fomentan el olvido incidental
Ahora bien: ¿qué factores influyen cuando simplemente nos olvidamos de algún dato relevante?
1. Paso del tiempo
La curva del olvido (descrita por Ebbinghaus), muestra un descenso logarítmico de la retención en la memoria en función del tiempo transcurrido (conocido como decaimiento de la huella). Es decir, a medida que pasa el tiempo recordamos menos la información.
Sin embargo, es imposible controlar factores como el repaso del recuerdo o el almacenamiento de nuevas experiencias, lo que genera interferencias, siendo complicado demostrar empíricamente el efecto del tiempo per se.
Otros factores a tener en cuenta son las fluctuaciones del contexto y la interferencia.
2. Fluctuaciones del contexto
Cuando el contexto incidental de recuperación no se corresponde con el contexto presente durante la codificación, el olvido es más probable. Con el paso del tiempo los cambios contextuales son, en general, mayores, puesto que el mundo cambia y nosotros también. Un ejemplo es el caso de la amnesia infantil, el cual hace referencia a la dificultad que tienen la mayoría de las personas para recordar los primeros años de vida.
Una posible causa es que los niños experimentan las cosas de manera muy distinta a los adultos en los que se convierten, las cosas parecen relativamente más grandes en la infancia. (No obstante, ha de tenerse en cuenta el proceso madurativo en el que se encuentran, ya que todavía no han desarrollado el cerebro como un adulto).
3. Interferencia
La interferencia hace referencia a la dificultad de recuperación de trazos similares almacenados. Somos capaces de recordar con mayor facilidad y durante más tiempo experiencias que sean únicas y fácilmente diferenciables. Por ello, ceñirse a las rutinas hace que la vida se recuerde menos.
La interferencia se hace mayor cuando la clave que permitía el acceso a la huella de memoria objeto se asocia a recuerdos adicionales, debido a que varios ítems compiten con el objetivo de acceder a la conciencia (supuesto de competición). Es decir, si almacenamos información similar a la consolidada resulta más difícil acceder a ella. Por ejemplo, el recuerdo de un verano. Recordaremos con más facilidad el año que visitamos el pueblo de nuestra vecina (experiencia única) que el verano en el que fuimos al nuestro, ya que en el segundo caso, al ir todos los años, nos costará discernir qué pasó específicamente en cada uno.
4. Presentación de parte de las claves del conjunto
Cuando se presenta parte de un conjunto de ítems se debilita la habilidad para recordar los restantes ítems del grupo.
Esto es debido a la exposición a uno o más ítems competidores, lo cual agrava los problemas que encontramos para recuperar un determinado recuerdo objetivo. La lógica, siguiendo la situación de interferencia antes descrita, es la siguiente: si la presentación de algunos ítems del conjunto fortalece la asociación de esos ítems con la clave, los ítems fortalecidos producirán mayor competición durante la recuperación de los ítems no presentados y perjudicarán el recuerdo.
Por ejemplo, cuando no recordamos una palabra (la tenemos "en la punta de la lengua") no resulta beneficioso que nuestros conocidos nos ofrezcan una amplia lista de términos ya que fomentarán la accesibilidad de los mismos, pero no la de la palabra en cuestión.
5. Recuperación
Una paradójica característica de la memoria humana es que el mismo hecho de recordar causa olvido. La recuperación intencional de un experiencia produce un efecto en la memoria.
Si los recuerdos se recuperan periódicamente, su resistencia al olvido se incrementa. No obstante, hay que ser cautos en cuanto a qué se está recuperando, pues si recuperamos en diversas ocasiones la experiencia, quizás estemos evocando el recuerdo de lo que hemos recuperado anteriormente (con su propio contexto y detalles), y no la situación original.
Esto supone que cuanto más a menudo recuperemos una experiencia, más eventos de recuperación existirán en nuestra memoria. Siempre y cuando la información recuperada sea cada vez más exacta y completa, el proceso mejorará el recuerdo. Sin embargo, si los recuerdos son incompletos o poco exactos (debido a las interferencias realizadas durante los intentos de reconstruir el evento), lo que recordamos podría no ser lo que sucedió originalmente.
Por ejemplo, al repasar selectivamente solo algunos temas que entran para un examen (por falta de tiempo), el material no repasado se verá perjudicado, especialmente si está relacionado con el revisado.
¿Qué factores frenan el olvido incidental?
La Ley de Jost dice que si dos recuerdos son igualmente fuertes en un momento determinado, el más antiguo será más durable y se olvidará más lentamente. Así, está ampliamente aceptado que, en principio, los trazos nuevos son más vulnerables hasta que poco a poco se graban en la memoria mediante el proceso de consolidación.
Tipos de consolidación
Existen dos tipos de consolidación: la consolidación sináptica y la sistemática. La primera muestra que la huella de la experiencia necesita tiempo para consolidarse (horas/días...) porque requiere cambios estructurales en las conexiones sinápticas entre neuronas. De este modo, hasta que no se hayan producido, el recuerdo es vulnerable.
La segunda sostiene que el hipocampo es necesario para el almacenamiento en la memoria y una posterior recuperación (pues reactiva constantemente las áreas cerebrales involucradas en la experiencia inicial), pero su contribución disminuye a lo largo del tiempo hasta el momento en el que la corteza por sí misma es capaz de recuperar la información. Hasta que el recuerdo no logra ser independiente del hipocampo, es más vulnerable al olvido.
Referencias bibliográficas:
- Baddeley, A., Eysenck, M. W., & Anderson, M. C. (2010). Memoria. Alianza.