El concepto de paz interior es utilizado a menudo de manera informal en todo tipo de contextos. Si bien es una idea que suele ser asociada a algunas tradiciones orientales vinculadas al budismo y su idea de la iluminación, también existe una interpretación secular de este fenómeno. Uno que puede ser abordado desde la psicología dejando atrás las connotaciones religiosas del término, y que tiene que ver con una manera de vivir la vida que muchas personas aspiran a alcanzar.
En este artículo veremos brevemente en qué consiste la paz interior y qué sabemos acerca del modo de alcanzar ese estado mental.
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¿Qué es la paz interior?
La paz interior es un estado cognitivo y emocional vinculado a un sentimiento de bienestar y calma, que a su vez define el modo en l que nos comportamos. Esta idea tiene sus raíces en ciertas filosofías de vida orientales, vinculadas a religiones como el budismo y el taoísmo, que se caracterizan por reivindicar la mentalidad de la no-acción.
Así como la mentalidad occidental se caracteriza por querer transformar el entorno para que se adapte a los intereses humanos, en Asia ha primado más bien una cultura de la negación, de intentar no desviarse de las maneras naturales y humildes de obrar, para no alterar el orden de las cosas.
Así pues, la paz interior en su sentido tradicional es un reflejo del orden en el que idealmente debemos vivir: una expresión del hecho de que encontramos una harmonía en nuestra manera de percibir el entorno y, por consiguiente, en nuestra manera de obrar y de pensar. Por supuesto, cada tradición religiosa la ha definido a su manera, pero en general todas ellas comparten ese énfasis en la no-acción.
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Su relación con el deseo
A veces se conceptualiza erróneamente la paz interior definiéndola como la ausencia de preocupaciones o miedos, es decir, disociándola de cualquier disposición mental negativa relacionada con los temores y la ansiedad. Sin embargo, tradicionalmente la paz interior no ha sido definida como la ausencia de estos factores con un impacto emocional negativo. Además, se caracteriza porque en ella no hay tampoco grandes deseos ni, en general, tensiones psicológicas que nos empujen a actuar sobre nuestro entorno persiguiendo una meta concreta.
Cómo desarrollar este estado psicológico de bienestar
La paz interior puede ser asociada al bienestar y a la sensación de que no hay conflictos de importancia que resolver en nuestro entorno próximo. Teniendo en cuenta esto, las mejores medidas para desarrollar paz interior son las siguientes.
1. Lleva un estilo de vida sano
Es imposible sentirse bien psicológicamente si llevamos un estilo de vida que desgasta nuestra salud. Por ello, es necesario tener claro que hay que llevar una dieta sana y equilibrada, hay que hacer ejercicio moderado de manera regular, y hay que dormir las horas correspondientes para que, entre otras cosas, nuestro sistema nervioso se regenere.
2. Soluciona tus necesidades fundamentales
Para llegar a la paz interior, es necesario haber atendido a las necesidades básicas, aquellas que tienen que ver con disponer de un sustento material y constante para vivir: un hogar, alimentos, relaciones y otras disposiciones que resultan vitales, como acceso a energía, formas de regular la temperatura de un modo que nos adaptemos a ella, etc.
Por ello, muchas personas necesitan solventar su situación económica antes de plantearse alcanzar ese bienestar psicológico. Tratar de llegar a la paz interior en mitad de la pobreza, además de ser ineficaz, banaliza la importancia de unos mínimos materiales que dignifiquen la vida humana.
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3. Evita dramas innecesarios
Buena parte de las preocupaciones cotidianas de los seres humanos son problemas totalmente ilusorios creados por uno mismo. Por ejemplo, la necesidad de caerle bien a todo el mundo, o de seguir la trayectoria laboral que otros esperan de uno mismo, o la obsesión por acerarse lo máximo posible a los cánones de belleza… Renunciar a esas metas impuestas de manera artificial es un acto liberador que nos acerca a la paz interior.
4. Reconcíliate con tus imperfecciones
La perfección solo existe en las matemáticas. La realizad se caracteriza por lo imperfecto, y como parte de ella, no debes esperar encajar perfectamente en los moldes de lo que se considera ideal. Ser consciente de que independientemente de cuánto cambiemos nunca seremos totalmente perfectos nos vuelve personas más sensatas y capaces de adaptarse a las circunstancias, pero además nos vuelve propensos a encontrarnos en paz con nosotros mismos.
5. No se obsesiones con la idea de venganza
Dañar a quienes nos dañan nos vuelve esclavos de un círculo vicioso de ataques que tarde o temprano nos hace fijarnos solo en el lado negativo de la vida. Perdonar y dejar ir viejas ofensas es el mejor modo de salir reforzados de esas experiencias, dado que es la máxima prueba de madurez. No sirve de nada embarcarnos en la misión de castigar constantemente por el simple hecho de hacerlo.