Los conceptos de colonialismo e imperialismo suelen ser confundidos, pero no son sinónimos. Es cierto que ambos son fenómenos políticos, militares y económicos en los que una nación somete a otra para explotarla y utilizarla a su favor en sus objetivos geoestratégicos, pero más allá de este parecido, hay que distinguir entre lo que implica cada uno.
En este artículo veremos cuáles son las diferencias entre el colonialismo y el imperialismo y de qué maneras repercute cada uno en la vida de las personas.
- Quizás te interese: "Las 6 diferencias entre el capitalismo y el socialismo"
Principales diferencias entre imperialismo y colonialismo
En el presente o en el pasado, gran parte de las personas han sido incapaces de gozar de la soberanía para decidir sobre su territorio. Los intereses de potencias extranjeras, muchas veces, rigen todo lo que ocurre tanto en el ámbito tanto público como privado. Y es que ni la fuerza de las armas ni la de los favores comprados con dinero conocen fronteras.
A continuación puedes encontrar un listado con las diferencias entre colonialismo e imperialismo.
1. Amplitud del término
El concepto de imperialismo hace referencia a la supresión de la soberanía nacional de la población de un país, ya sea de manera formal o informal, a favor de otro, que domina al primero.
En cambio, el colonialismo puede ser entendido como un modo de supresión de la soberanía de una región y a favor de otra que resulta más concreto que el imperialismo. Así pues, el colonialismo es un fenómeno relativamente específico, mientras que el imperialismo es un concepto más amplio, tal y como veremos.
2. El carácter explícito o implícito de la dominación
En el colonialismo resulta evidente que existe un país que domina a otro a la fuerza, del mismo modo que un secuestrador domina al rehén. Esto no impide que la nación dominadora se aproveche de la situación, ya que no necesita que dé la impresión de que no dirige todos los acontecimientos políticos y económicos relevantes que ocurren en la parte dominada.
En el imperialismo, en cambio, puede ocurrir que el país que explota al otro siga una estrategia por la cual su rol dominador quede disimulado, al crear las condiciones para que parezca que el país débil es soberano. Por ejemplo, no contradice directamente las decisiones de los órganos de gobierno locales, si bien estos están sujetos a lo que dicten las autoridades extranjeras. Puede darse el caso que las autoridades reales de un país se encuentren en una embajada, y no en el parlamento o congreso nacional.
3. Uso o no de la violencia física directa
Allí donde hay colonialismo, la violencia hacia la población puede ser ejercida con relativa libertad, sin tener que rendir cuentas ante otras autoridades. Esto se hace tanto para reprimir las posibles revueltas populares de las colonias desde las metrópolis como para dejar patente la superioridad militar de la nación colonizadora sobre la colonizada a través del miedo.
En cambio, en el imperialismo no es imprescindible que se recurra al uso de la represión militar directa contra la población para hacer que la dominación sea efectiva. Esto es así porque las herramientas que el país dominador puede utilizar para imponer sus intereses son tan variadas que será capaz de optar por otras vías, como por ejemplo la propaganda. En muchas ocasiones no se identifica a las élites dominantes con los dueños de capital venidos del extranjero.
- Artículo relacionado: "Los 11 tipos de violencia (y las distintas clases de agresión)"
4. Diferencias en la llegada de colonizadores
En la colonización, siempre se produce una llegada de colonos que llegan a las tierras ocupadas, muchas veces expulsando directamente a sus antiguos propietarios sin que se realice una compra. Estas pueden ser familias cuya emigración puede haber sido promovida por la metrópolis para debilitar la influencia de las etnias nativas, o bien puede tratarse de una minoría de familias que se limitan a poseer los grandes recursos de este territorio. Además, estas familias viven separadas de la población nativa, tratando únicamente con sirvientes.
En el imperialismo, en cambio, no tiene por qué darse esta forma de emigración y, de hecho, es frecuente que sean los pobladores de las tierras subyugadas los que se ven forzados a emigrar a la metrópolis. Por otro lado, en el imperialismo el país dominado puede ser lo suficientemente estable como para que no haga falta que las familias que controlan el territorio se trasladen a la zona.
- Artículo relacionado: "Aporofobia (rechazo a los pobres): causas de este fenómeno"
5. Objetivos buscados por el país dominante
Allí donde hay colonialismo existe también la voluntad de explotar los recursos naturales de la región subyugada. Así, se extraen las materias primas de estas zonas y estas son procesadas normalmente en la nación que domina a la otra, dado que es en esta fase de la producción donde hay más valor añadido.
En el imperialismo la anterior situación también puede darse, pero no siempre ocurre. A veces, simplemente, se domina una región para favorecer intereses militares o de otro tipo. Por ejemplo, es posible tomar el control de un país cercano a otro con el que se compite para desestabilizar la región y perjudicar al adversario haciendo que esté siempre sujeta al riesgo de rebeliones internas, movimientos secesionistas, etc.
Conclusión
Tanto el colonialismo como el imperialismo se basan en suprimir la soberanía de un colectivo nacional en favor de los intereses extractivistas o geoestratégicos de las élites del país dominante, pero más allá de esto ambos tipos de poder son ejercidos de forma algo diferente.
Por lo general, el colonialismo se basa en la fuerza bruta con la finalidad de saquear los recursos naturales de la zona sometida, así como para explotar a las clases populares mediante la esclavitud o semi-esclavitud. En el imperialismo, esta dominación puede quedar más disimulada bajo el pretexto de que cada individuo tiene la libertad para ofrecer o no los puestos de trabajo que se le ofrecen y los tratos mercantiles a los que puede optar desde su situación de clara inferioridad.
En todo caso, las élites dominantes se sirven de las desigualdades materiales ya existentes entre su país de origen y el sometido para crear nuevas desigualdades mediante la explotación de otros países y un férreo control de las fronteras.