Descubren un mecanismo cerebral que genera la falsa sensación de tener hambre

Científicos identifican neuronas que vinculan la memoria de las comidas con el control del apetito.

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¿Por qué a veces sentimos hambre poco después de haber comido? Esta pregunta, común en la vida cotidiana, ha intrigado a científicos y especialistas en salud durante décadas. Aunque tradicionalmente se ha atribuido el control del apetito a señales hormonales y fisiológicas, recientes investigaciones han revelado que la memoria juega un papel mucho más importante de lo que se pensaba.

Un equipo de científicos ha identificado un grupo de neuronas en el cerebro encargadas de almacenar recuerdos detallados de nuestras comidas, y su funcionamiento puede ser clave para entender la falsa sensación de hambre. Este descubrimiento no solo aporta una nueva perspectiva sobre cómo el cerebro regula el apetito, sino que también abre la puerta a estrategias innovadoras para combatir la sobrealimentación y la obesidad, problemas cada vez más frecuentes en la sociedad actual.

¿Por qué sentimos hambre?

El hambre es una sensación fundamental que nos impulsa a buscar alimento para mantener nuestras funciones vitales. Tradicionalmente, se ha entendido que esta sensación está regulada por señales fisiológicas y hormonales que informan al cerebro sobre el estado energético del cuerpo. Por ejemplo, hormonas como la grelina aumentan el apetito cuando el estómago está vacío, mientras que la leptina, producida por las células grasas, indica saciedad. Además, el hipotálamo, una región cerebral, juega un papel central en la regulación del hambre y la saciedad, integrando estas señales para controlar cuándo y cuánto comemos.

Sin embargo, este modelo no explica completamente por qué a veces sentimos hambre poco después de haber comido o por qué algunas personas tienden a comer en exceso sin necesidad fisiológica. Se ha observado que factores cognitivos y emocionales también influyen en el apetito, pero hasta ahora no se conocían con detalle los mecanismos cerebrales que vinculan la memoria con la sensación de hambre.

Este vacío en el conocimiento ha llevado a los científicos a investigar cómo el cerebro recuerda las comidas recientes y cómo esa memoria puede afectar nuestro comportamiento alimentario. El nuevo estudio revela que, además de las señales fisiológicas, existen neuronas especializadas que almacenan recuerdos específicos de las comidas, lo que ayuda a regular el hambre de manera más compleja de lo que se pensaba.

El hallazgo: neuronas de la memoria de las comidas

El reciente descubrimiento de un grupo específico de neuronas en el hipocampo ventral ha revolucionado nuestra comprensión sobre cómo el cerebro regula el hambre y la saciedad. Durante la alimentación, estas neuronas se activan y forman lo que los científicos han denominado “engramas de comida”: rastros de memoria especializados que almacenan información detallada sobre la experiencia de comer, incluyendo qué alimentos se consumieron y cuándo se hizo. Este hallazgo, publicado en Nature Communications, ayuda a explicar por qué las personas con problemas de memoria tienden a comer en exceso y por qué olvidar una comida reciente puede desencadenar un apetito desmedido.

Un engrama es el rastro físico que un recuerdo deja en el cerebro. En el caso de la alimentación, estos engramas funcionan como sofisticadas bases de datos biológicas, integrando múltiples tipos de información, como el lugar y el momento de la comida. Para observar este fenómeno, los investigadores emplearon técnicas avanzadas de neurociencia en ratas de laboratorio, logrando visualizar en tiempo real cómo se forman los recuerdos de las comidas.

Lo más sorprendente es que las neuronas de memoria alimentaria son distintas de las que intervienen en otros tipos de memoria. Cuando los científicos destruyeron selectivamente estas neuronas, las ratas perdieron la capacidad de recordar dónde habían encontrado comida, aunque su memoria espacial para otros fines permanecía intacta. Esto sugiere la existencia de un sistema cerebral especializado exclusivamente en procesar información relacionada con la comida.

Además, se comprobó que estas neuronas se comunican con el hipotálamo lateral, una región clave en el control del hambre. Al bloquear esta conexión, los animales comían en exceso y no recordaban dónde habían comido previamente. Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias para tratar la obesidad, enfocándose no solo en la restricción calórica o el ejercicio, sino también en fortalecer la memoria de las comidas como herramienta para regular el apetito y evitar la sobrealimentación.

¿Cómo funciona este mecanismo?

El funcionamiento de este novedoso mecanismo cerebral es tan fascinante como complejo. Cuando comemos, nuestro cerebro no solo registra la sensación de saciedad o el sabor de los alimentos, sino que también crea un recuerdo detallado de la experiencia. Este proceso ocurre principalmente en el hipocampo ventral, donde las llamadas neuronas de la “memoria de las comidas” se activan durante pequeños descansos entre bocados. En esos breves momentos de pausa, el cerebro aprovecha para integrar información sobre el tipo de alimento, la cantidad consumida, el entorno y el momento en que se está comiendo. Así, se forma un “engrama de comida”, una especie de huella cerebral que almacena todos estos datos de manera organizada.

La clave de este mecanismo radica en la conexión entre el hipocampo ventral y el hipotálamo lateral, una región conocida desde hace tiempo por su papel en el control del hambre y la conducta alimentaria. Cuando el hipocampo transmite al hipotálamo la información de que se ha comido recientemente, el hipotálamo puede modular la sensación de hambre y evitar que comamos en exceso. Sin embargo, si esta comunicación se interrumpe —ya sea por distracción, lesiones cerebrales o trastornos de la memoria—, el cerebro no logra registrar correctamente la última comida. Como resultado, la señal de saciedad no se activa plenamente y la persona puede sentir hambre de nuevo, aunque haya comido hace poco.

Este hallazgo explica por qué situaciones cotidianas como comer frente al televisor o el móvil pueden afectar nuestra percepción de saciedad. Cuando la atención está dividida, el cerebro no consolida adecuadamente el recuerdo de la comida, generando una “memoria incompleta” que puede llevarnos a comer más de lo necesario. Comprender este mecanismo abre nuevas posibilidades para diseñar estrategias que fortalezcan la memoria alimentaria y, con ello, ayuden a regular el apetito de manera más eficaz.

Implicaciones para la vida cotidiana

Las implicaciones de este hallazgo para la vida cotidiana son profundas, especialmente en una sociedad donde comer de manera distraída se ha vuelto la norma. Hoy en día, muchas personas comen mientras ven televisión, revisan el móvil o trabajan frente a una pantalla. Estos hábitos, aparentemente inofensivos, pueden interferir directamente con la formación de los engramas de comida en el cerebro. Al no prestar atención plena al acto de comer, se debilita la memoria de la comida recién ingerida, lo que puede llevar a una falsa sensación de hambre poco tiempo después y, en consecuencia, a la sobrealimentación.

Este fenómeno ayuda a explicar por qué, a pesar de haber consumido una comida completa, algunas personas sienten la necesidad de volver a comer en poco tiempo. El cerebro, al no haber registrado correctamente la experiencia alimentaria, no envía señales claras de saciedad al hipotálamo, lo que perpetúa el ciclo de hambre y consumo excesivo. Además, en personas con problemas de memoria, como quienes padecen demencia o han sufrido lesiones cerebrales, este mecanismo puede estar aún más alterado, aumentando el riesgo de comer repetidamente sin necesidad fisiológica.

La buena noticia es que este conocimiento nos ofrece una herramienta poderosa: practicar la alimentación consciente. Prestar atención al momento presente, saborear cada bocado y evitar distracciones durante las comidas puede fortalecer la memoria de lo que hemos comido, ayudando a regular mejor el apetito y prevenir el exceso de comida. Así, pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar.

Repercusiones clínicas y sociales

El descubrimiento de las neuronas responsables de la “memoria de las comidas” tiene importantes repercusiones clínicas y sociales. Hasta ahora, los tratamientos para la obesidad y los trastornos alimentarios se han centrado principalmente en la restricción calórica, el aumento de la actividad física o el control de las emociones relacionadas con la comida. Sin embargo, este nuevo enfoque sugiere que fortalecer la memoria de las comidas podría convertirse en una estrategia complementaria y eficaz para prevenir la sobrealimentación.

En el ámbito clínico, este hallazgo podría inspirar el desarrollo de terapias dirigidas a mejorar la consolidación de los recuerdos alimentarios, especialmente en personas con problemas de memoria, como pacientes con demencia o lesiones cerebrales. Además, podría abrir la puerta a intervenciones basadas en la atención plena (mindfulness) y técnicas de entrenamiento cognitivo que ayuden a las personas a registrar y recordar mejor sus experiencias alimentarias.

A nivel social, la difusión de este conocimiento puede contribuir a cambiar hábitos colectivos, promoviendo la importancia de comer con atención y sin distracciones. Así, no solo se beneficiaría la salud individual, sino que también se podría reducir la incidencia de obesidad y enfermedades asociadas en la población general, mejorando la calidad de vida y disminuyendo los costos sanitarios relacionados con el exceso de peso.

El hallazgo de las neuronas que almacenan la memoria de las comidas revela que recordar lo que comemos es clave para regular el apetito. Fomentar la atención plena durante las comidas podría ser una herramienta poderosa para prevenir la sobrealimentación y mejorar nuestra salud a largo plazo.

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Javi Soriano. (2025, junio 23). Descubren un mecanismo cerebral que genera la falsa sensación de tener hambre. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/descubren-mecanismo-cerebral-que-genera-falsa-sensacion-de-tener-hambre

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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