La neurociencia del llanto: ¿Por qué el llorar nos calma?

Exploramos los motivos por los que el acto de llorar tiene ese poder calmante.

La neurociencia del llanto: ¿Por qué el llorar nos calma?
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El llanto es un fenómeno natural, como el hambre o la sed, el cual se manifiesta, en los seres humanos, ante determinados estímulos. Estos estímulos pueden ser de tipo externo, como el dolor ajeno, los desastres naturales, o, la partida de alguien que ha sido valioso para nosotros. También podemos hablar de estímulos internos, como los propios pensamientos y sentimientos. Inclusive, ciertos estímulos externos, como puede ser el hecho de ojear un álbum de fotos de una persona allegada que falleció, evoca sentimientos de añoranza, lo que puede producirnos el llanto.

El llanto es una forma de comunicación no verbal, siendo ampliamente conocido que luego de unos minutos de haber llorado, podemos recobrar, en alguna medida, nuestro bienestar. La pregunta que intentamos responder ahora es: ¿Cómo logra este mecanismo del llanto apaciguarnos cuando nos sentimos abrumados por la pena, la frustración, o, en general, por ciertas situaciones difíciles de la vida diaria?

Es llamativo el hecho de que el llanto pueda ocurrir en contextos de mucha alegría y plenitud. Pero la mayor incidencia se da en situaciones de dolor físico o emocional. Al respecto, es pertinente mencionar, con relación a los animales, que aún existe cierta controversia sobre la existencia del llanto en ellos.

Haciendo un poco de historia

En las civilizaciones antiguas, como la mesopotámica, la arábica y la hebrea, e incluso en la Grecia antigua, se asumía al corazón como el órgano “responsable” del llanto.

Es recién a partir de las investigaciones realizadas en neurociencia, y específicamente, sobre el sistema límbico, localizado en nuestro encéfalo, que se ha considerado a este sistema como el “responsable” de nuestras emociones. Los primeros estudios se atribuyen al neurocientífico americano, Dr. Paul McLean (1913 – 2007).

Al respecto, el sistema límbico alberga a la amígdala cerebral, reconocida como la parte del encéfalo que “administra” nuestras respuestas al miedo. Asimismo, en este sistema límbico se encuentra el hipotálamo, un órgano muy pequeño que interviene en diferentes funciones vitales, como la regulación del hambre y la sed, el ciclo del sueño y la conducta sexual, y el tálamo, un órgano de mucho mayor tamaño considerado como un “procesador de información” que nos llega a través de los sentidos.

El hipotálamo “actúa” en coordinación con ciertas glándulas, como: la hipófisis y las suprarrenales, localizadas sobre los riñones, y son éstas las encargadas de liberar el cortisol, conocida como la hormona del estrés.

Por lo tanto, ya desde principios del siglo pasado, sabemos, a ciencia cierta, que es en el encéfalo, y precisamente, en nuestro sistema límbico, donde residen los mecanismos que dan lugar a nuestras emociones, y sus diferentes manifestaciones, una de ellas es el llanto.

¿Pero cómo se explica el poder tranquilizador de las lágrimas?

Por el momento, las explicaciones sobre la conexión entre nuestro sistema lagrimal y nuestras emociones se limitan a hallazgos científicos que revelan que ciertas dosis de oxitocina y de endorfinas están presentes en nuestras lágrimas.

Acerca de la oxitocina y las endorfinas

Son dos hormonas producidas en el hipotálamo, quiere decir, en nuestro sistema límbico, tal cual mencionamos anteriormente.

La oxitocina es conocida como la “hormona del amor” porque se libera, especialmente, en momentos en que nuestros vínculos afectivos son estimulados, como, por ejemplo, en las reuniones con amigos, en encuentros con nuestra pareja y de manera destacable en la lactancia materna, durante el contacto con nuestro bebé. Mientras que las endorfinas actúan como analgésicos reduciendo el dolor. Las endorfinas se liberan al realizar actividades placenteras, desde ejercicios de relajación como el yoga y la meditación, hasta ejercicio físico en general, así como la práctica de la lectura por placer y el escuchar música que nos agrada.

Un elemento más para comprender cómo así se produce el fenómeno del llanto: los sistemas simpático y parasimpático.

Al abordar el fenómeno del llanto, es necesario referirnos al rol de estos dos sistemas organizados en nuestro organismo, que, a su vez, constituyen un sistema mayor que se conoce como el sistema nervioso autónomo. Como su nombre lo indica, este sistema funciona de manera automática e ininterrumpida. Así, por ejemplo, el corazón late, automáticamente, más de prisa cuando hay estrés, y con menos intensidad, cuando estamos descansando.

Al sistema simpático podemos denominarlo: “activo”, porque es el que organiza a los órganos de nuestro sistema nervioso autónomo, para la acción, y nos hace estar más en alerta durante situaciones de riesgo. Mientras que el parasimpático podría considerarse como el sistema “relajado”, porque, a la inversa, organiza a los órganos para reestablecer el equilibrio, si el sistema simpático se activó con demasiada intensidad.

Lourdes De La Puente Arbaiza

Lourdes De La Puente Arbaiza

Magister Psicología educacional - UPCH

Profesional verificado
Santiago de Surco
Terapia online

Es importante destacar que en ambos sistemas intervienen los mismos órganos, pero con un detalle, que es el siguiente. Formando parte del sistema parasimpático encontramos un subsistema que es capaz de activarse, en ciertas situaciones, se trata del sistema lagrimal, mientras que, más bien, se inhibe cuando está en acción el sistema simpático. Por lo tanto, el sistema lagrimal solamente se activa cuando nuestro organismo necesita la relajación.

Conclusión

Podemos concluir, que el llanto responde a una de las maneras en las que nuestros neurotransmisores del amor y del bienestar, es decir, la oxitocina y las endorfinas, respectivamente, se manifiestan, es decir, se activan. Y así, hacen su aparición a través de las lágrimas que nuestro sistema parasimpático “gestionó”.

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  • Palacios-Espinosa, X. et al. (2021). Breve historia de las lágrimas y el llanto. Iatreia. Endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina: 4 protagonistas en nuestro bienestar. OSDE. Triglia, A. (2016). Tálamo: anatomía, estructuras y funciones. Psicología y Mente.

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Lourdes de la Puente. (2025, septiembre 26). La neurociencia del llanto: ¿Por qué el llorar nos calma?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/neurociencia-del-llanto-por-que-llorar-nos-calma

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