Núcleo rojo (parte del encéfalo): qué es, características y funciones

Una parte del mesencéfalo que está vinculado al control de ciertos movimientos del cuerpo.

Núcleo rojo
Una parte del mesencéfalo vinculada al movimiento de ciertos músculos.Wikimedia Commons.

El núcleo rojo es una estructura muy concreta del cerebro relacionada con el movimiento, muy prominente, y formada por un gran grupo de células nerviosas.

Aunque se conocen algunas de las funciones que lleva a cabo, es una estructura aún parcialmente desconocida, y que se sigue investigando en la actualidad. En este artículo conoceremos las funciones más conocidas, sus características y las afectaciones que produce en caso de lesión.

¿Qué es el núcleo rojo del cerebro?

Este núcleo forma parte del tegmentum. El tegmentum, por su parte, está situado en otra zona más amplia, el mesencéfalo. Y el mesencéfalo, a su vez, forma parte del tronco encefálico o tronco cerebral.

Tegméntum

El tegméntum es una zona cerebral situada en el tronco encefálico, formada por 5 estructuras, entre ellas el núcleo rojo.

Concretamente, está formado por: la sustancia gris periacueductal (relacionada con la conducta de defensa y la inhibición del dolor), el área tegmental ventral (relacionada con el refuerzo), el núcleo rojo (relacionada con el movimiento), la Sustancia Negra (relacionada también con el movimiento) y los pedúnculos cerebrales (que coordinan los movimientos oculares con la cabeza y el cuello).

A su vez, el núcleo rojo se divide en dos zonas: el paleorubrum y el neorubrum. Tiene dos porciones, una inferior magnocelular y otra superior parvocelular.

Funciones de esta parte del encéfalo

El núcleo rojo interviene en el control del tono muscular, e inhibe la contracción muscular responsable del tono. Además, participa en el control de la motricidad de los músculos distales del brazo y de los músculos proximales de las piernas. Por otro lado, participa en la coordinación motora del hombro y la parte superior del brazo.

Otra de las funciones del núcleo rojo es que participa en el gateo de los bebés, cuando estos aprenden a hacerlo. Además, es responsable del movimiento de balanceo de los brazos cuando caminamos. Incluso ciertos movimientos de la mano también son parcialmente controlados por el núcleo rojo.

Por otro lado, el núcleo rojo actúa como un centro de relevo de vías reflejas cerebelosas y estriadas, y tiene un papel importante en las vías extrapiramidales corticales.

En animales

Se sabe que en animales que no tienen un tracto corticoespinal importante (implicado en el control de movimientos voluntarios), el núcleo rojo interviene en su manera de caminar. Además, se cree que algunos animales diferentes al ser humano utilizan más esta estructura cerebral. Esto es debido a que en el ser humano el tracto corticoespinal es más dominante.

Características y anatomía

El color del núcleo rojo es un color rosado que se puede apreciar en muestras cerebrales frescas. Además, como hemos visto, está formado por un gran grupo de células (una especie de masa).

Esta masa de células se ubica en el área del tegmento mesencefálico del mesencéfalo, que se extiende desde la sustancia negra (relacionada con la síntesis de dopamina) hasta el acueducto cerebral (que contiene líquido cefalorraquídeo). Más concretamente, se sitúa dorsalmente a la sustancia negra. Dentro de él se encuentra un tracto rubroespinal, que cruza el propio núcleo a través de axones.

Sin embargo, aún sabiéndose algunas cosas, se desconoce gran parte del funcionamiento del núcleo rojo en humanos.

Estructuras relacionadas

Existe otra estructura relacionada con el movimiento y con el núcleo rojo, el tracto rubroespinal (fibras que nacen en el núcleo rojo). Éste está más especializado en el movimiento de grandes músculos (como por ejemplo los brazos), a diferencia del núcleo rojo, que tiene más control sobre las manos.

La psicomotricidad fina (el control fino de los dedos), por su parte, depende de otra estructura relacionada, el tracto corticoespinal, relacionado con movimientos específicos y voluntarios. Los axones del núcleo rojo (su mayoría) no proyectan a la médula espinal, pero sí transmiten información al cerebelo, proviniendo ésta de la corteza motora.

Lesión y trastornos vinculados a él

¿Qué ocurre si se lesiona el núcleo rojo del cerebro? Podría aparecer una hipertonicidad muscular (aumento del tono muscular), originando rigidez corporal.

Una lesión en el tegmento también puede incluir el núcleo rojo; en estos casos, las habilidades motoras se ven alteradas. Algunos síntomas que pueden aparecer son temblores involuntarios, sobre todo en las manos y los brazos.

Trastornos motores

La lesión de las zonas cerebrales encargadas de controlar, coordinar y gestionar los movimientos (además del núcleo rojo), conlleva una serie de trastornos motores importantes. Sin embargo, la causas que originan este tipo de trastornos son muy variadas y pueden ir más allá de lo inicialmente comentado.

Existen dos tipos de trastornos motores: los piramidales (que implican parálisis) y los extrapiramidales (que implican dificultades o alteraciones en la eficacia del movimiento). A nivel psicológico los segundos son los que tienen más que ver con el ámbito de la neuropsicología.

Trastornos extrapiramidales

En los trastornos extrapiramidales existe una interferencia en la ejecución de los movimientos y los reflejos. Esto puede traducirse en una pérdida en la fluidez y eficacia de las actividades motrices.

A su vez, los trastornos extrapiramidales pueden ser de tres tipos:

  • Rítmicos: temblores.
  • No rítmicos y estereotipados: tics y estereotipias.
  • No rítmicos y no estereotipados: espasmos, convulsiones, distonías, discinesias, acatisias, etc.

Estos trastornos están relacionados con la lesión de algunas zonas del cerebro, como por ejemplo los ganglios basales. También están muy relacionados con la dopamina (déficits de esta sustancia) del neoestriado, y con lesiones en el núcleo subtalámico.

Referencias bibliográficas:

  • Carlson, N.R. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson Educación.
  • Del Abril, A; Caminero, AA.; Ambrosio, E.; García, C.; de Blas M.R.; de Pablo, J. (2009) Fundamentos de Psicobiología. Madrid. Sanz y Torres.
  • Felten, D.L.; Shetten, A.N. (2010). Netter. Atlas de Neurociencia (2ª edición). Barcelona: Saunders.
  • Netter, F. (1989). Sistema nervioso. Anatomía y fisiología. Barcelona: Salvat.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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