Trabajar es necesario tanto para garantizarse las formas de subsistencia como para desarrollar una buena autoestima; al sentirnos útiles, aprendemos a creer en nosotros mismos. Sin embargo, como cualquier hábito, un exceso de trabajo puede dañar nuestra salud física y mental con asombrosa facilidad.
Es por eso por lo que es importante controlar siempre la cantidad de trabajo a la que nos enfrentamos en el día a día, por un lado, y el modo en el que reaccionamos a él, por el otro. De no ser así, la lógica de la productividad nos irá arrastrando hasta hacer de la labor profesional nuestra razón para vivir, algo que no puede ser saludable.
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Estos son los efectos del exceso de trabajo
Para prevenir problemas relacionados con el exceso de trabajo, hay que saber reconocer los avisos que nos manda el cuerpo. A continuación puedes ver cuáles son y de qué manera se expresan en tu organismo.
1. Ansiedad
Es la consecuencia más clara de todas. Se trata de un sentimiento de malestar y alerta que, a su vez, hace que nos sea más difícil afrontar los retos que nos quedan por delante. La ansiedad hace que estemos siempre activados pero que, a la vez, tengamos miedo de pensar en nuestras responsabilidades, por lo cual aplazamos algunas de ellas. Esta procrastinación contribuye a la acumulación de obligaciones.
2. Burnout
El síndrome Burnout es una condición psicológica y física típico de los ambientes laborables exigentes y con poca capacidad para responder a las necesidades de los profesionales. Consiste en una mezcla de despersonalización, crisis por ausencia de expectativas motivadoras, y ansiedad generada por el estancamiento laboral y la monotonía.
Hay que tener en cuenta que el síndrome Burnout no tiene por qué aparecer por un exceso de trabajo, sino que tiene que ver más bien con la repetición y la falta de momentos para darse un respiro y alejarse del contexto laboral. Así, darse un tiempo para reponer energías y aclarar la mente suele ayudar, pero en otros casos es necesario cambiar de ocupación para sentirse bien.
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3. Adicción al trabajo
Paradójicamente, el exceso de trabajo puede hacer que aún nos esclavicemos más bajo el yugo de las futuras tareas a realizar y necesidades que atender. ¿Por qué? Porque el hecho de haber pasado por situaciones duras y desagradables para llegar a los objetivos que nos hemos marcado hace que negamos menos margen para elegir si en el futuro volvemos a estar en una situación parecida.
Simplemente, la posibilidad de hacer que nuestro proyecto o empresa quede dañada por nuestra incapacidad para trabajar más parece una idea intolerable a la vista de los sacrificios que hemos tenido que hacer para que esa iniciativa no fracase.
Por otro lado, corremos el riesgo a normalizar el exceso de trabajo, asumiendo la creencia de que ir siempre desbordado es lo que siempre cabe esperar, lo normal. Desde este punto de vista, evitar trabajar más o tomarse un descanso es algo irresponsable.
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4. Síndrome del túnel carpiano
Es uno de los problemas físicos más comunes entre los trabajadores que utilizan mucho los ordenadores, como los administrativos, los informáticos o los redactores. Aparece cuando el hecho de tener la mano en la misma posición para usar el teclado hace que uno de los nervios de la mano quede presionado a la altura de la muñeca.
5. Dolores lumbares
Al acumularse el trabajo, es mucho menos probable que realicemos las tareas necesarias para trabajar manteniendo unos estándares de bienestar, y tomar descansos para cambiar de postura o estirar las piernas es una de esas opciones.
Sentarnos todo el rato en las dos o tres posiciones que creemos que nos ayudan a producir más rápido daña tanto nuestros músculos como las articulaciones de nuestra columna vertebral. Con el tiempo, contribuye a que adoptemos esa posición encorvada al caminar o al estar de pie.
6. Insomnio
os problemas para dormir son comunes cuando hay demasiado trabajo. Las causas de esto son la rumiación y los pensamientos recurrentes basados en las propias obligaciones, así como la desestructuración del horario laboral y el uso excesivo de pantallas.
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7. Problemas gástricos
El sistema digestivo es muy sensible a los problemas de estrés y de ansiedad, así que el exceso de trabajo sienta como un mazazo a su funcionamiento. Eso hace que aparezcan gases, diarrea y demás complicaciones. No solo son molestas, sino que afectan de un modo muy claro todo el resto de funciones que tienen lugar en nuestro cuerpo. A fin de cuentas, somos lo que comemos, lo cual incluye el modo en el que asimilamos el alimento.
8. Problemas cardiovasculares
Este problema está relacionado con una mala gestión de la ansiedad, que llega a cronificarse, y con los malos hábitos de dieta y de ejercicio que son consecuencia de la falta de tiempo para ejercitarse y comer sano. La hipertensión es la señal de alarma.