En la vida de muchas personas, encontrar una pareja amorosa y desarrollar con ella una relación estable, se presenta como un deseo vital. Lo hemos visto en las películas, en relatos históricos o reflejado en nuestros abuelos; la vida en pareja siempre se presenta como positiva y deseable. El amor romántico ha perdurado hasta nuestros días como la forma más clásica y tradicional de tener una pareja; perpetuando mitos como el de la media naranja o del amor para toda la vida.
Haber estado influenciados de tal manera por la sobrevaloración del amor romántico y de las relaciones de pareja ha hecho que muchas personas tengan la necesidad de encontrar una relación que perpetúe todas estas características. Sin embargo, está de más cuestionarse si, ¿un amor que se basa en la obsesión o la dependencia es bueno? ¿Deberíamos darlo todo por amor? ¿Pensar que “el amor todo lo puede” no puede ser peligroso?
En muchas ocasiones, el amor romántico esconde relaciones de pareja desadaptativas, dolorosas, e incluso, de maltrato. En este artículo, vamos a hablar sobre la importancia de desmitificar esta tendencia de pensamiento y la forma en que suele abordarse en terapia de pareja para deshacerse por completo de todas las actitudes tóxicas, dependientes, controladoras o manipuladoras.
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¿Qué es el amor romántico?
Antes de entender los efectos problemáticos y negativos del amor romántico, es importante delimitar conceptualmente qué es, teóricamente, este componente relacional. El amor romántico, en esencia, se puede definir como una compleja y poderosa experiencia emocional que trasciende lo racional y, en muchas ocasiones, lo consciente.
Por lo general, se manifiesta en relaciones íntimas entre parejas, y se ha perpetuado a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un fenómeno social y cultural complejo.
El amor romántico abraza la idea de la conexión emocional profunda, la pasión desmesurada y la creencia en un compañero “perfecto” y para toda la vida. Sin embargo, sus fundamentos a menudo se ciernen sobre representaciones idealizadas que, aunque puedan parecer poéticas o idílicas, pueden ser perjudiciales en la realidad. La pasión inicial se desvanece, las expectativas irreales desencadenan decepciones y la presión por cumplir con ideales inalcanzables socavan la autenticidad en las relaciones.
Por lo general, el amor romántico se construye sobre la base de mitos culturales y narrativas románticas que, aunque puedan parecer pintorescas y, sobre todo, romantizadas, no reflejan la complejidad y la diversidad de las relaciones humanas.
La idealización del ser amado puede llevar a la negación de las diferencias y limitar la aceptación de las imperfecciones. Este enfoque utópico puede generar conflictos cuando la realidad no cumple con las expectativas iniciales, y nos damos cuenta de que una pareja no siempre es perfecta e ideal. La idealización que genera rechazo de las partes del otro que no nos convienen para seguir manteniendo esa narrativa ilusoria del amor romántico, al final impide la verdadera conexión con el otro desde el entendimiento que proporciona una apertura o flexibilidad mental y empatía, partes integrantes de una inteligencia emocional desarrollada.
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La importancia de desmitificar el amor romántico
Desmitificar el amor romántico es un paso crucial hacia la construcción de relaciones más sólidas y realistas. La sobre - idealización puede generar presiones insostenibles y contribuir a la insatisfacción en las parejas. Al cuestionar las expectativas poco realistas, se abre espacio para la aceptación genuina del otro y la apreciación de las complejidades inherentes a las relaciones.
Entender que una persona no tiene por qué ser “el amor de nuestra vida” y que, incluso, lo más probable es que no exista “un amor de la vida” es muy positivo para rebajar expectativas y evitar dependencias emocionales. Lo que define el “exito” de una relación, es decir, sentirse realizados en esa unión, no es el tiempo de su duración, sino su propia calidad, que la relación sume o aporte valor intrínseco a nuestras vidas de manera altruista y empática, sin olvidarse de uno mismo, pero lejos de la obsesión tóxica, producto del egoísmo y de una inteligencia emocional que brilla por su ausencia. Hay relaciones sumamente tóxicas que perduran hasta la muerte justamente debido a las dinámicas de la dependencia emocional, y otras sanas y plenas que por varios motivos heterogéneos, acaban terminando pronto.
La desmitificación del amor romántico no implica despojarlo de su belleza, sino más bien liberarlo de las restricciones irreales. Permite reconocer que el amor evoluciona, fluctúa y requiere esfuerzo continuo.
Al adoptar una perspectiva más pragmática, las parejas pueden construir conexiones más auténticas y resilientes. Además, desmitificar el amor romántico tiene repercusiones más amplias en la sociedad al desafiar normas culturales arraigadas. Reconociendo que no hay un modelo único de amor, se fomenta la aceptación de la diversidad en las relaciones y se reduce la presión social para encajar en un molde predefinido.
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¿Cómo se aborda en terapia de pareja?
En muchas ocasiones, debido a las creencias irreales y sobrevaloradas del amor, muchas parejas deben recurrir a terapia conjunta para llegar a soluciones de sus problemas. La terapia de pareja emerge como un espacio propicio para abordar las complejidades del amor romántico y desmontar las expectativas poco realistas.
Los terapeutas se centran en crear conciencia sobre los mitos del amor romántico, alentando a las parejas a examinar críticamente sus propias creencias y expectativas. Se emplean diversas estrategias, como la terapia cognitivo-conductual, para desafiar patrones de pensamiento perjudiciales; terapias contextuales o de tercera generación para ayudar a desarrollar mayor consciencia y aceptación de uno mismo, de esas partes agradables y desagradables integrantes del propio ser, llegando a conectar con las necesidades reales que subyacen a las expectativas, desilusiones y decepciones, integrándolas como parte de un “yo” coherente e íntegro. En resumen, aprender a conectar con uno mismo, para poder llegar a conectar con el otro.
La terapia de pareja ofrece un espacio seguro para explorar las emociones subyacentes, identificar patrones disfuncionales y aprender habilidades prácticas para fortalecer la conexión emocional. Los terapeutas trabajan en conjunto con las parejas para construir expectativas más realistas, destacando la importancia de la adaptabilidad y el crecimiento conjunto. Integrar la desmitificación del amor romántico en la terapia no solo contribuye a relaciones más saludables, sino que también empodera a las parejas para forjar caminos únicos basados en la autenticidad y la comprensión mutua.
En última instancia, la terapia de pareja se convierte en un catalizador para transformar las nociones arraigadas de amor en una narrativa más inclusiva y resiliente, adaptada a las necesidades reales de cada pareja, fomentando las negociaciones y los acuerdos explícitos entre las personas vinculadas.
Adelaide Duma
Adelaide Duma
Psicóloga General Sanitaria. Sexóloga Clínica. Terapeuta de Pareja.
En la desmitificación del amor romántico a través de la terapia de pareja, se revela un camino hacia relaciones más auténticas y resilientes. Al desafiar expectativas poco realistas, la terapia permite la aceptación genuina y el crecimiento conjunto. Este enfoque no solo transforma las dinámicas de pareja, sino también desafía las normas culturales, fomentando la diversidad y la aceptación. La desmitificación no resta belleza al amor, sino que lo libera para florecer en su autenticidad.