Después de una disculpa, a veces viene un perdón que sabe amargo. Por más que alguien quiera perdonar una infidelidad, puede atravesarlo una y otra vez esa avalancha de pensamientos obsesivos que no dan tregua. Y aunque la persona que fue infiel tenga toda la voluntad de cambiar, estos pensamientos pueden entorpecer lo que se intenta reconstruir. Hablemos sobre esto.
Infidelidad: un tema tan tabú como común
La infidelidad sigue siendo un tema difícil de abordar abiertamente, aunque no es tan raro como a veces creemos. Según un estudio del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, alrededor del 23% de los hombres casados y el 19% de las mujeres casadas reconocieron haber sido infieles en algún momento.
Eso sí, otros datos muestran porcentajes que varían dependiendo del país o de cómo se formule la pregunta. Lo cierto es que, aunque las cifras son altas, muchos prefieren no hablar del tema por vergüenza, miedo al rechazo o simplemente porque no saben cómo enfrentarlo.
Y, ¡a ver!, más allá de las estadísticas, cada historia tiene matices. Cada infidelidad rompe algo diferente en quien la vive.
¿Qué pasa después de una infidelidad?
Después de descubrir o confesar una infidelidad, hay una larga cantidad de emociones que tomar y decisiones que tomar, y ninguna es sencilla. Algunas personas eligen seguir su camino fuera de la relación, sintiendo que no hay vuelta atrás. Otras veces quien cometió la infidelidad decide marcharse, sea al entender que el daño ya está hecho o que quiere continuar su vida con alguien más. Y también están quienes, a pesar del dolor, apuestan por intentar reparar lo que quedó.
Cuando una pareja decide seguir junta, se abren dos caminos principales: uno donde quien fue infiel realmente se compromete y sostiene ese cambio con acciones concretas, y otro donde, aunque haya promesas, las actitudes no acompañan. Y ojo, incluso en el primer caso, cuando sí hay un cambio real, la persona que fue traicionada puede seguir atrapada en el pasado.
Aquí es donde entran en juego los pensamientos obsesivos, esos que pueden sabotear todo intento de reconstrucción. Ahora vamos a detenernos en entenderlos mejor.
Pensamientos obsesivos: ¿por qué aparecen tras una infidelidad?
Un pensamiento obsesivo es como esa idea incómoda que llega sin avisar, se queda más de la cuenta y empieza a hacer ruido en tu cabeza. No es que quieras pensarlo, ni que puedas simplemente “apagarlo” o algo así, porque suele venir acompañado de una angustia que te atrapa y no te deja soltarlo fácilmente.
Tras una infidelidad, estos pensamientos surgen porque la persona traicionada se siente insegura, herida y desbordada. Se mezclan la rabia, la tristeza y la necesidad de entender. De ahí que a veces quien ha sido engañado se sorprenda revisando el celular de su pareja, preguntando una y otra vez “¿por qué lo hiciste?” o buscando señales de una traición que, tal vez, ya no está ocurriendo.
Lo que pasa es que el dolor no desaparece simplemente porque alguien diga "perdón". El cerebro, que intenta protegernos, se mantiene alerta para evitar que nos lastimen otra vez. El problema es que esa alerta constante agota y a veces impide avanzar, aunque en el fondo sí se quiera.
Hay que decir también que intentar "no pensar" en lo ocurrido suele ser una trampa. Querer eliminar los pensamientos de raíz puede hacer que se vuelvan más intensos y molestos, generando un círculo de ansiedad que alimenta el malestar. ¿Qué hacer entonces? Vamos a explorar algunas estrategias.
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Cómo manejar los pensamientos obsesivos tras una infidelidad
Sabemos que no es tan fácil como “deja de pensar en eso”. Pero hay formas prácticas de trabajar con estos pensamientos para que dejen de dominar tu día a día. Aquí te dejamos algunas herramientas que pueden ayudarte:
1. Acepta el pensamiento sin pelear con él
Cuando llegue esa idea incómoda, en lugar de luchar para eliminarla, reconoce que está ahí. No se trata de rendirte, sino de entender que es una reacción normal frente a lo que has vivido.
Piensa algo como: “ok, estoy teniendo este pensamiento porque me sentí herido o herida con todo lo que pasó y estoy intentando sanar”. Al no luchar, disminuye su intensidad con el tiempo.
2. No busques neutralizarlo
Es tentador pedir a tu pareja que te explique mil veces lo mismo o revisar mensajes para calmarte. Pero, ojo, eso puede darte alivio por un ratito y reforzar el problema a largo plazo.
Pregúntate si realmente necesitas una respuesta nueva o si solo buscas calmar la ansiedad. Aprender a tolerar esa incomodidad sin actuar compulsivamente es un paso clave.
3. Practica el distanciamiento del pensamiento
Cuando te asalten ideas tipo “me mintió, seguro me miente otra vez”, prueba decirte: “Estoy teniendo el pensamiento de que me va a volver a mentir”. Parece un pequeño detalle, pero nombrarlo así ayuda a recordarte que un pensamiento no es un hecho.
4. Cuida tu ansiedad general
Estos pensamientos suelen intensificarse cuando tus niveles de ansiedad están por las nubes. Practicar técnicas de relajación, ejercicio moderado, espacios de desconexión o respiraciones profundas puede ayudarte más de lo que imaginas. No se trata de eliminar el malestar, sino de hacerlo más manejable.
5. Considera apoyo externo si el dolor persiste
Y si ves que, a pesar de tus esfuerzos, la herida sigue muy abierta o el tema se convierte en motivo de discusiones constantes, considera la posibilidad de acudir a terapia de pareja. A veces, contar con un espacio neutral ayuda a darle orden a todo lo que sienten y piensan, sin que cada conversación termine en más dolor.

Froilan Ibáñez
Froilan Ibáñez
Psicólogo Clínico Educativo y pericial
Superar una infidelidad no es solo perdonar, sino también aprender a convivir con las huellas que dejó. Los pensamientos obsesivos, muchas veces, son parte del proceso, así que no te culpes si aparecen. Trabajarlos con paciencia, conciencia y apoyo puede abrir un camino mucho más sano, sea cual sea la decisión final respecto a la relación.