Afortunadamente, cada vez es más la evidencia científica que respalda la importancia de la lactancia materna. Si bien ha sido la forma habitual de alimentar a los más pequeños a lo largo de la historia, desde un tiempo a esta parte ha habido muchos cambios en ese sentido.
Actualmente, son muchas las mujeres que no confían en sus cuerpos y no saben si "podrán" dar el pecho a sus bebés. Este hecho está muy relacionado con la medicalización tanto del proceso de gestación como del parto y la consecuente desconexión de las mujeres tanto con las otras madres como con su propio cuerpo. Sin embargo, es posible que en algún momento, hayas oído hablar sobre la "intuición" materna.
A lo largo de este artículo abordaremos diversos aspectos para poder comprender si hay relación entre la lactancia materna y la sensibilidad. Empezamos definiendo qué es la sensibilidad materna y por qué es tan importante el amamantar. Asentadas las bases, hablamos sobre la evidencia científica que hay detrás de la relación entre ambos conceptos.
¿Cómo podemos definir la sensibilidad materna?
Esa intuición de la que hablábamos en la introducción podría tener aspectos en común con lo que denominamos "sensibilidad materna". Este concepto se define como la capacidad de las madres para percibir, interpretar y responder adecuadamente a las señales que su criatura le envía.
En otras palabras, podríamos decir que es el hecho de saber "leer" las necesidades del bebé y, por tanto, saber qué necesita. Que esto suceda es crucial en muchos sentidos. La sensibilidad de las madres tiene una relación directa con el desarrollo físico, emocional y cognitivo del bebé.
¿Es la sensibilidad algo innato o algo que se construye? La respuesta es compleja y, a grandes rasgos, podríamos decir que es una mezcla de ambos aspectos. Durante la gestación se producen cambios hormonales y cerebrales que nos podrían llevar a pensar que es innato y que está relacionado con la evolución.
Sin embargo, también hay otros factores importantísimos que van a interferir o facilitar la sensibilidad materna. Por ejemplo, aspectos como la interacción con el bebé contribuyen a que la madre tenga más experiencia y aprenda a leer a su criatura. Además, también hay factores externos que pueden ser muy limitantes (estrés, falta de apoyo social, estado emocional de la madre, etc.).
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¿Por qué es tan importante la lactancia materna?
La lactancia materna es la forma en que la naturaleza ha previsto la alimentación de nuestras crías, como con el resto de animales mamíferos. Tal y como la Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende, amamantar es de las mejores formas de garantizar la salud de los más pequeños puesto que contiene todos los nutrientes y anticuerpos que los bebés necesitan.
Además de la importancia que tiene en el desarrollo físico de las criaturas, la lactancia materna es crucial en el desarrollo emocional de los bebés. En el proceso de amamantar se generan interacciones en la díada madre-bebé que fomentan el vínculo entre ambos.
Este hecho es importante puesto que en los primeros meses —o los primeros años como mucho— de vida de la criatura se generan aprendizajes inconscientes sobre los vínculos. Tal y como se explica en la teoría del apego de Bowlby, en las interacciones que se tiene con los cuidadores durante la infancia temprana, se desarrollan los estilos de apego de cada persona.
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¿Hay relación entre la lactancia materna y la sensibilidad de las madres?
En 2018 se publicó un estudio longitudinal en el cual habían estado estudiando a madres e hijos durante 10 años. El objetivo de las investigaciones era determinar si existe una relación entre la lactancia materna y la sensibilidad que muestran las madres hacia sus criaturas.
Los resultados indican que sí existe una relación entre ambos factores. Es decir, se observó que las mujeres que habían amamantado durante períodos más largos de tiempo, mostraban una mayor sensibilidad hacia las señales y necesidades de sus hijos e hijas. Además, también se observó que eran más sensibles en las interacciones con estos.
Teniendo esto en cuenta, podemos ver que la lactancia materna no solo tiene efectos duraderos en la salud física y emocional de las criaturas, sino que también influye en el vínculo que posteriormente tendrán con sus madres.
Información similar se publicó en un estudio de 2014. En esta investigación se observó que las madres que habían amamantado durante más tiempo, posteriormente tenían interacciones más cálidas, sensibles y menos hostiles con sus hijos/as.
De hecho, ya en 2006 se publicaron resultados que iban en esta línea. Los autores señalaban que la lactancia materna se podía considerar un factor fortalecedor del vínculo de la díada madre-bebé debido a la cercanía física, el contacto, la intimidad y la respuesta emocional. Todo esto en conjunto, contribuye a la generación de un estilo de apego más sólido y seguro.
¿Cómo se explica esta relación?
Lamentablemente, a día de hoy todavía no existe un consenso a nivel científico que permita explicar de forma clara y contundente la relación entre la lactancia materna y la sensibilidad mostrada por las mismas. Esto indica que es necesario realizar más investigación al respecto.
Las diferentes propuestas que se contemplan en la actualidad explican dicha relación desde diferentes perspectivas. Las teorías más biologicistas atribuyen dicha conexión a los cambios hormonales (principalmente la oxitocina) que permiten la vinculación entre madre y bebé.
Por otro lado, también se habla de aspectos más psicológicos en los que se tiene en cuenta el tiempo invertido en la lactancia y todas las interacciones que de ella se derivan. Se considera que esta es una oportunidad para que la madre pueda aprender y desarrollar la habilidad para ser sensible con las necesidades de su criatura.
Además, se habla de otros factores que deben tenerse en cuenta también a la hora de hipotetizar sobre las razones que explican dicho vínculo. En este sentido, se destacan otro tipo de factores que también pueden interferir o facilitar la relación. Se habla tanto de aspectos individuales (mayor predisposición a la sensibilidad, por ejemplo), como sociales, culturales y económicos.