La personalidad es el patrón general de comportamiento, percepción y pensamiento que cada uno de nosotros tiene, siendo nuestra configuración individual única y distintiva en comparación a la de los demás. Sin embargo los rasgos en sí que forman esta personalidad son más o menos los mismos, si bien los poseemos en diferente grado dentro de un contínuo.
Las grandes diferencias entre unos y otros hacen que se haya intentado integrar el conocimiento respecto a la personalidad en diferentes corrientes de pensamiento, generándose distintos modelos de personalidad y poseyendo algunos de los cuales un objetivo específico. Un ejemplo de ello es el modelo tipológico de Holland, el cual propone una serie de patrones básicos de personalidad los cuales son empleados principalmente en el ámbito de la orientación vocacional.
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El modelo tipológico de Holland
El modelo tipológico de Holland es una propuesta de modelo de la personalidad que surge de la intención del autor de generar una teoría explicativa respecto a la elección de una ocupación profesional, vinculando diferentes características y rasgos al correcto desempeño y al gusto por determinadas tareas y ámbitos laborales. Para el autor, tendemos a querer encontrar un elevado nivel de congruencia entre nuestra personalidad y el tipo de tarea que desempeñamos.
Para Holland la elección de una carrera o profesión concreta va a depender al desarrollo del conjunto de elementos y rasgos que constituyen la personalidad, siendo más competente y sintiendo mayor satisfacción la persona en su trabajo en función de la sintonía entre su personalidad y el tipo de tarea que realice.
Con el objetivo de contribuir a ayudar en la orientación vocacional el autor generó un modelo hexagonal con seis principales tipos de personalidad, las cuales vincula con determinado tipo de ambientes e intereses. Ello no quiere decir que no podamos desempeñar una tarea que no se corresponda con nuestro tipo de personalidad, simplemente que partiendo de la base de que buscamos un empleo donde podamos desarrollar nuestras principales destrezas vamos a tender a buscar y a sentir mayor comodidad en determinadas áreas. Se trataría de encontrar trabajos por los que pudiéramos sentir vocación, a pesar de que podemos terminar ejerciendo tareas que no se correspondan con ella.
La relación entre profesión y personalidad es bidireccional: no es solo que determinadas profesiones requieran de determinadas habilidades y maneras de hacer sino que ello también se deriva del hecho de que el tipo de tarea atrae a las personas con una personalidad concreta. Ello tiene como resultado que un gran número de los profesionales de un sector determinado suelen tener, si están llevando a cabo dicho empleo por vocación y no por mera necesidad, características de personalidad relativamente parecidas.
La adscripción a un determinado tipo de personalidad o la elección de una carrera u otro no son mejores ni peores, siendo todas ellas igualmente positivas y necesarias. Asimismo, hay que tener en cuenta que difícilmente una persona se verá totalmente reflejada con un único tipo de personalidad: todos tenemos diferentes rasgos que nos hacen seres complejos y que nos pueden hacer encajar en distintos perfiles. En estos casos la elección profesional puede parecer más complicada, si bien por lo general prevalecen algunas características o intereses sobre otras.
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Los diferentes tipos de personalidad
Tal y como hemos dicho el modelo de Holland establece, en función de las características predominantes en cada individuo, la pertenencia o posesión de uno de los seis tipos de personalidad los cuales facilitan la orientación hacia determinados tipos de profesiones. Los seis tipos son los siguientes.
1. Realista
La personalidad realista hace referencia a aquel patrón de conducta y pensamiento que tiende a ver el mundo como un todo objetivo y concreto. Se toman el mundo como les viene. Suelen ser realistas, dinámicos, materiales y aunque no son asociales el contacto con los demás no es para ellos lo más prioritario. También suelen ser pacientes y constantes.
Este tipo de personalidades tienden a sentirse más a gusto desempeñando trabajos directos, con fuertes componentes prácticos y que exijan cierta motricidad y uso sistematizado de elementos. Suelen destacar en el uso de instrumentos mecánicos y con necesidad de precisión manual. Campos como la agricultura y la ganadería, la arquitectura o la ingeniería serían propicios para este tipo de personalidad.
2. Intelectual
Este tipo de personalidad tiende más a la observación y al análisis del mundo, a menudo de una manera abstracta y intentando realizar asociaciones y encontrar relaciones entre los fenómenos que en él ocurren. Se trata de personalidades curiosas, analíticas, con tendencia a la introspección y al uso de la razón por encima de la emoción. No son especialmente sociables y suelen tener un enfoque del mundo más bien teórico, no interesándoles tanto la práctica.
Esta personalidad se corresponde con tareas principalmente basadas en la investigación. Física, química, economía o biología son algunos de los ámbitos en que suelen observarse más este tipo de personalidades.
3. Social
El aspecto más destacable de las personas con este tipo de personalidad es la necesidad o deseo de ayudar a otros a través del trato con ellos, y su elevada necesidad de interacción humana. Suele tratarse de personas muy empáticas y idealistas, altamente comunicativas y tener cierta facilidad o gusto para las relaciones y la cooperación.
El tipo de tareas en las que suele encontrarse este tipo de personalidad son todas aquellas que supongan un trato directo con otras personas y en que dicha interacción exista como objetivo la idea de dar apoyo al otro. Psicólogos, médicos, enfermeros, profesores o trabajadores sociales suelen tener características de este tipo de personalidad. Tareas más mecánicas no suelen ser de su agrado.
4. Artística
La creatividad y el uso de materiales en búsqueda de la expresión son algunos de los principales elementos que caracterizan la personalidad artística. No es raro que se trate de personas impulsivas, idealistas y altamente emotivas e intuitivas. La estética y poder proyectar hacia el mundo sus sensaciones es importante para ellos, y suelen ser personas independientes. Si bien también intentan ver el mundo desde la abstracción, suelen focalizarse más en la emoción y tiende a disgustarles lo meramente intelectual, poseyendo la necesidad de elaborar y crear.
Pintores, escultores o músicos son algunos de los profesionales que tienden a este tipo de personalidad. También bailarines y actores, escritores y periodistas.
5. Emprendedor
La capacidad de persuasión y la habilidad comunicativa son aspectos típicos de la personalidad emprendedora. Cierto nivel de dominancia y búsqueda de logro y poder son usuales en este tipo de personas, así como valor y capacidad de riesgo. Generalmente son personas con habilidades sociales y altamente extravertidos, con capacidad de liderazgo y un elevado nivel de energía.
Profesiones en que prevalecen este tipo de personas son el mundo de la banca y de los negocios. Comerciales y empresarios suelen también tener rasgos de este tipo de personalidad.
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6. Convencional
Estamos ante un tipo de personalidad que se caracteriza por el gusto por el orden sin necesidad de introducir grandes cambios en él. Tampoco precisan de un gran contacto social a nivel laboral. Suelen ser personas altamente organizadas, ordenadas, disciplinadas y formales. No es rara cierta tendencia al conformismo, dado que se identifican con la organización ya establecida. Suelen ser ágiles y lógicos.
Dentro de este tipo de personalidades encontramos a personas con vocación por aspectos como la contabilidad, el trabajo en oficina, el secretariado, bibliotecarias/os… en general con tendencia a buscar el orden.
Conclusión
El modelo tipológico de Holland, a pesar de tener limitaciones y haber sido criticado por numerosos motivos (por ejemplo, no permite predecir si dentro de un mismo tipo de ambiente ocupacional puede ser más recomendable un puesto u otro y también cabe valorarse que habrá personas cuyas características se solapen con más de uno de los tipos), sigue siendo a día de hoy uno de los que mayor relevancia tiene dentro de la orientación profesional.
Resulta ampliamente conocido el test que Holland creó en base a este modelo, el Inventario de Preferencias Vocacionales, que ha servido también como base para la creación de otros cuestionarios y modelos que permiten ofrecer un mejor acercamiento a la relación entre características de personalidad y adecuación a determinados ámbitos profesionales.
Referencias bibliográficas:
- Holland, J. (1978). La elección vocacional. Teoría de las carreras. Editorial Trillas: México.
- Martínez, J.M.; Valls, F. (2008). Aplicación de la teoría de Holland a la clasificación de ocupaciones. Adaptación del Inventario de Clasificación de Ocupaciones (ICO). Revista Mexicana de Psicología, 25 (1): 151-164. Sociedad Mexicana de Psicología, México.